Junts se atraganta con la irrupción de Aliança Catalana

La dureza del discurso independentista ultra desborda la estrategia del partido de Puigdemont, que quiere marcar marcar la agenda sobre inmigración

La líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, en el Parlament, en una imagen de archivo.Toni Albir (EFE)

Junts per Catalunya ha vivido una semana horribilis a causa de Aliança Catalana, el partido secesionista de postulados ultras que lidera Sílvia Orriols. La dirección de la formación tuvo que marcar territorio frente a Artur Mas, expresidente de la Generalitat con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), que sugirió hace ocho días abrir diálogos con la formación xenófoba. Junts también ha tenido que salir a defenderse ...

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Junts per Catalunya ha vivido una semana horribilis a causa de Aliança Catalana, el partido secesionista de postulados ultras que lidera Sílvia Orriols. La dirección de la formación tuvo que marcar territorio frente a Artur Mas, expresidente de la Generalitat con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), que sugirió hace ocho días abrir diálogos con la formación xenófoba. Junts también ha tenido que salir a defenderse por un segundo incumplimiento del pacto con el que todas las formaciones, salvo el PP, aspiran a bloquear la actividad legislativa de la extrema derecha. Los de Carles Puigdemont buscan la receta para enfrentarse a un partido que, según las encuestas, tiene potencial para comerle terreno en las próximas elecciones municipales.

“No se puede decir que hay votos buenos y malos. Hay que diferenciar entre hablar con Aliança Catalana y hacer estrategias conjuntas con ellos”, aseguró el expresidente catalán en una entrevista al Diari de Barcelona. Mas, que no es afiliado de Junts pero cuyos postulados son muy influyentes en el alma más convergente de la formación, llegó incluso a equiparar al partido de Orriols con los anticapitalistas de la CUP, recordando que él llegó a acuerdos con ellos pese a estar en un extremo del eje ideológico.

Las declaraciones del expresident no tardaron en ser respondidas con vehemencia por parte del número dos de Junts, Jordi Turull. “La política de pactos de Junts la decide Junts”, aseveró el exconsejero de Presidencia. Sin embargo, el tabú sobre la posible relación con esta formación —que considera la islamofobia como “un deber” ante la situación de riesgo en la que, según asegura, están los valores occidentales en Cataluña— ya ha sido roto y están por verse las réplicas de semejante movimiento político.

Qué hacer con la irrupción de Aliança Catalana es un tema que ocupa y preocupa dentro de la cúpula de Junts. Primero. por cosas urgentes, como la posibilidad de hacer un gran pacto que permita desalojar a Orriols de la alcaldía de Ripoll. Segundo, por temas más de fondo. En las pasadas elecciones catalanas, los de Orriols obtuvieron solo dos escaños, pero estuvieron a un puñado de votos de alcanzar uno más por Lleida y otro en Barcelona. Los barómetros posteriores del Centre d’Estudis d’Opinió muestran cómo, en la intención de voto, Aliança es el primer partido donde aterrizarían los votantes de Junts, ganándole por la mínima a ERC y la CUP.

“Eso no quiere decir que el votante de Junts sea xenófobo, sino que muestra alguna simpatía hacia los temas que aborda Aliança”, puntualiza Marc Guinjoan, profesor de Ciencia Política de la Universitat Autònoma de Barcelona. El tema de la inseguridad, especialmente de la multirreincidencia, y de la gestión de la inmigración (el 28% de los empadronados en Cataluña es de origen inmigrante) son preocupaciones que Aliança ha puesto en el centro. Pero eran dos preocupaciones de las que, tradicionalmente, la derecha catalana había hecho bandera.

La receta de Junts, al menos hasta ahora, había pasado por intentar hacerse de nuevo con esa bandera, pero por elevación. Ante la política de Orriols, los de Puigdemont querían mostrarse como un partido de Gobierno. Ahí, aceptan voces de la formación, se inscribe la apuesta por pedir la transferencia de las competencias en inmigración e intentar solucionar con mejoras legales el abordaje de las okupaciones o de los delincuentes multirreincidentes.

El propio Turull, en una entrevista al programa Cafè d’idees de La 2, salió a defender esta vía. “Estamos concentrados en hacerlo bien, no en los otros. Nuestro intento de acuerdo debe ser con quien gobierna, no con quien no está”, apostilló. Y salió también a intentar quitarse el sambenito de coquetear con políticas de corte xenófobo, recordando cómo durante el Gobierno tripartito de la Generalitat fue el consejero de Interior ecosocialista, Joan Saura, el que pedía la expulsión de los inmigrantes multirreincidentes.

Sin embargo, la vida parlamentaria ha dado otro indicio de que en Junts la relación con Aliança Catalana está bajo la lupa. En el pleno de la última semana de enero, la segunda fuerza de la Cámara volvió a hacer su propia interpretación de los términos del pacto suscrito por PSC, los comunes, ERC y la CUP; y se abstuvo en una propuesta de declaración del Parlament presentada por Orriols y que condenaba el ataque a una de las carpas del partido ultra en Barcelona. Junts se abstuvo y su portavoz Mònica Sales justificó la posición diciendo que su voto no facilitó que el texto prosperara. La comisión que hace seguimiento al acuerdo insiste en que se ha de votar siempre en contra, más allá del contenido.

Guinjoan cree que Junts no se enfrenta a ninguna situación particular. Camina la senda de todos los partidos de derecha tradicional, a los que se les atraganta su relación con la ultraderecha. Sin ir más lejos, la situación guarda ciertos paralelismos con lo que ocurre entre el PP y Vox a nivel español. Y lo que sucede con CDU y AfD en Alemania y que, por cierto, generó el rechazo de la excanciller Ángela Merkel. Para la politóloga Astrid Barrio, Junts se encuentra en la disyuntiva entre la competición y la cooperación. El primero es el camino difícil, pero cree que es al que Turull apunta. Para el otro, sin embargo, ve incentivos. “Lograr gobiernos municipales y eventualmente el de la Generalitat, aunque harían falta el resto de independentistas y eso parece más difícil”, señala.

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