Vecinos del Baix Besòs denuncian incumplimientos: “Políticos de uno y otro color que firman y nunca más se sabe”
La Coordinadora Vecinal del Baix Besòs clama contra el ninguneo institucional dos años después de firmar un compromiso de acción conjunto con cinco Ayuntamientos
Lo pueden decir más alto, pero no más claro. Las asociaciones de vecinos agrupadas en la Coordinadora Vecinal del Baix Besòs clamaron este lunes contra los incumplimientos de los cinco Ayuntamientos que en 2022 firmaron (con foto, en estos casos nunca falta) el “compromiso de acción conjunto” entre las entidades y las instituciones. Ya no es que no se haya avanzado en los objetivos del plan, denunciaron. Es que nunca, nadie, ha acudido a las reuniones para hacer seguimiento del plan. “Estamos casi a 2025 y hay cosas demasiado groseras”, exclamó el presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), Camilo Ramos. Pepe Sánchez, de Badalona y presidente de la Coordinadora, resumió: “Políticos de uno y otro color que firman y nunca más se sabe”. Entre las cuestiones que citaron figuran problemas medioambientales, de vivienda, seguridad o actividad económica.
En los últimos dos años las entidades vecinales han denunciado alguna vez en notas de prensa los incumplimientos de los 28 puntos, pero esta vez quisieron dar solemnidad a su malestar convocando una rueda de prensa en el Colegio de Periodistas. “Estamos acostumbrados a caminar y a picar piedra, pero algunas cuestiones rayan el problema legal y jurídico”, avisó Sánchez, en referencia a la cementera Lafarge de Montcada: “La Generalitat tiene que asumir de una puñetera vez que si hay una sentencia que dice que hay que cerrar la cementera, es un peligro para el barrio de Sant Joan de Montcada i Reixac y perjudica la salud de los vecinos”. En la carpeta de las cuestiones medioambientales también citaron los vertidos en el río de los últimos dos años, o la contaminación en las playas de Badalona y Sant Adrià.
Otra de las cuestiones que señalaron las entidades vecinales fueron la transformación de polígonos en actividad productiva (ahora que se habla del futuro de las Tres Chimeneas de Sant Adrià a propósito de su apertura para la bienal de arte Manifesta) o la infravivienda que hay en barrios y asentamientos de barracas en el lecho del río. Sobre los polígonos Sánchez ironizó sobre: “Una cosa es la ciudad de los 15 minutos y otra nuestras ciudades que acaban siendo ciudades dormitorio”. Y respecto a los asentamientos, avisaron de que se están expandiendo. A la hora de hablar de las Tres Chimeneas el reproche fue muy gráfico: “Nadie nos ha contado nada, y mira que lo hemos pedido a la ex consejera Capella, al ex presidente Aragonès... Explíquenos un poco, que lo poco que sabemos lo hemos leído en la prensa”.
En el listado de urgencias figuran también recoser grandes “fracturas urbanas” que parten ciudades, como la C-31 a su paso por Badalona o la B-20 en Santa Coloma. La seguridad, tanto la ciudadana como la habitacional (en referencia a barrios con viviendas en muy mal estado, como La Salut de Badalona o el Besòs en Barcelona). A propósito de la crisis de vivienda que sufre Cataluña, Camilo Ramos anunció una “gran manifestación” para el próximo mes de febrero, que ha comenzado a trabajarse con antelación para que sea “masiva”.
Como no podía ser de otra manera, en la convocatoria de prensa afloró la película El 47, sobre la lucha vecinal que llevó el servicio público de autobús al barrio de Torre Baró de Barcelona. Ramos explicó que algún político, del que no quiso dar el nombre, había comentado en las proyecciones de las últimas semanas que entonces las asociaciones vecinales tenían más fuerza. “No lo negamos, esta realidad no la negamos, estamos en un camino de rehacer un movimiento social que se había difuminado, pero también me gustaría decir que tampoco los políticos de ahora son los de antes. Había más calle y relación con el territorio”, le respondió.
En el marco del ninguneo institucional reprocharon también a los alcaldes que no se presentaran más que dos técnicos el día que presentaron las alegaciones al PDU, el superplan urbanístico de Barcelona y los 35 municipios de su entorno que relevará al Plan General Metropolitano de 1976.