El desbarajuste en la FP pública en Cataluña desespera a las familias: “Nos empujan a la privada”
Los alumnos en centros de pago aumentan un 150% en los últimos cuatro años, especialmente en los cursos a distancia, donde se dispara un 260%
Pau, de 18 años, acabó el bachillerato en junio y su intención era seguir estudiando en un ciclo formativo superior de Comercio internacional. Pero la nota no le ha llegado y se ha quedado sin plaza pública. Tenía la opción de esperar hasta el 12 de septiembre -justo el día que empiezan l...
Pau, de 18 años, acabó el bachillerato en junio y su intención era seguir estudiando en un ciclo formativo superior de Comercio internacional. Pero la nota no le ha llegado y se ha quedado sin plaza pública. Tenía la opción de esperar hasta el 12 de septiembre -justo el día que empiezan las clases en FP- para conocer las vacantes que quedan. Pero después debía presentar una nueva inscripción, esperar a la publicación de la lista de admitidos y matricularse la última semana de septiembre. Su madre, Maite, no ha querido esperar tanto. “Necesito organización y saber dónde va a estudiar”, admite. “A finales de julio, desesperada, empecé a llamar a todos los centros privados hasta que encontré uno”, prosigue. Pagó 500 euros de matrícula y ya ha calculado que tendrá que pagar un total de 7.000 euros en dos años. “Es una mala jugada para las familias porque te empujan a la privada. El Govern promociona la FP, pero después no ponen plazas públicas”, se queja esta madre.
La familia de Pau y Maite es una de las que, a regañadientes, ha engrosado las aulas de los centros públicos, que en los últimos años están viviendo una auténtica edad de oro, gracias a la falta de plazas públicas -así también lo rebelaba un estudio reciente de Caixabank Dualiza- y de unos calendarios de inscripción que empujan a miles de estudiantes a empezar tarde el curso y que crean angustia e inseguridad entre las familias. Las cifras hablan por sí solas: desde el curso 2019-20 y hasta el anterior los alumnos en centros privados se han incrementado un 150%, un crecimiento alimentado principalmente por los cursos a distancia, que se han disparado un 260% en ese mismo periodo, mientras que los presenciales lo hacían un 28%, según datos extraídos de las estadísticas que publica el Departamento de Educación. La pública, en cambio, creció un 18% en este periodo (un 21% en la modalidad presencial, pero bajó un 4% en el online).
En 2012, cuando Irene Rigau estaba al mando de Educación, se elaboraron las últimas normativas que regulan la autorización de apertura de centros privados, así como de las enseñanzas a distancia. Ello abrió la veda a los centros privados, que en la última década se han hecho un hueco importante en la FP: los alumnos matriculados presencialmente en centros privados o concertados ya suponen el 40% del total y en los cursos online casi quintuplican los de la pública (58.000 alumnos en la privada y 12.000 en la pública). Si se toma como referencia la última década -desde la aprobación de dicha normativa-, la privada también gana en crecimiento: un 180%, mientras que la pública lo hizo un 26%, en cuanto a la presencial. La modalidad a distancia ha crecido un 275% en una década, pero las estadísticas de Educación anteriores a 2019 no discriminan entre pública y privada.
El grupo Ilerna, con sede en Lleida, uno de los que ofrece cursos de FP presencial y online, es un ejemplo de ello. Solo de 2019 a 2021, registraron un 21% de incremento de los alumnos y aseguran que, si durante la pandemia crecieron más los estudios a distancia, ahora lo está haciendo la presencial. Desde Ilerna no atribuyen este aumento a los problemas en la pública y consideran que toda la FP está mejorando porque “está dejando de ser el patito feo del sistema educativo y se está convirtiendo en un gran cisne”.
Los sindicatos educativos, sin embargo, no lo ven igual. Jesús Martín, especialista de FP de la UGT, considera que uno de los factores es el espíritu empresarial de estos centros. “La FP privada solo oferta aquello que es rentable, aquello donde hay más demanda. Por ejemplo, tenemos problemas para encontrar alumnos que estudien Edificación y Obra Civil, así que estos cursos no los verás en la privada”, apunta Martín. Otro motivo es el proceso de digitalización de la enseñanza desde la pandemia, pero que la pública debe mejorar. “El IOC [el instituto público de enseñanza a distancia] no está preparado, está colapsado, tiene muchos problemas técnicos y pocas titulaciones”, resume Ricard Bellera, secretario de Trabajo de CC OO y miembro de la Comisión rectora de la FP.
Pero los sindicatos apuntan también a la falta de plazas públicas y al desbarajuste en la asignación de plazas -con parte de la matriculación a finales de septiembre-. “Tener plaza en la pública en una lotería y muchas familias no quieren esperar hasta septiembre para saber si su hijo podrá seguir estudiando o no”, lamenta Martín. Y las que se lo pueden permitir, priorizan los estudios deseados a elegir uno donde haya plaza. “La vocación de una persona es un tesoro y no le puedes decir que no puede estudiar lo que quiere porque no hay plaza y obligar a elegir unos estudios solo porque hay vacantes”, añade Bellera.
Jose Luis Duran, vicepresidente de FPEmpresa, considera que el crecimiento de la FP privada se explica también por un mayor prestigio y por una agilidad mayor para incrementar rápidamente la oferta. Duran y los sindicatos coinciden a diferenciar los estudios privados que se imparten desde centros concertados (en la etapa postobligatoria hay pocos conciertos) de los estrictamente privados. “Hay mucho negocio, especialmente en el online, donde los fondos de inversión han visto una oportunidad”, apunta Duran, quien a la vez denuncia, como los sindicatos, la falta de control que existe sobre el sector.
Los sindicatos y FPEmpresa reclaman más plazas públicas, pero también medidas que ayuden la movilidad de los jóvenes, especialmente en aquellos municipios con una red de transporte pública precaria. Asimismo, piden que el proceso de inscripción se cierre en julio, algo que la nueva consejera de Educación, Esther Niubó, marcó como una de sus prioridades para el próximo curso.
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