Aperitivo con...

Pitita: “El ‘drag’ ha cambiado la vida de muchas personas que estaban perdidas”

La artista catalana, ganadora de la tercera edición del concurso Drag Race España, reflexiona sobre el paso de ser “una chica de barrio” a un icono internacional: “Decidí hace años ignorar la información política”

La drag queen Pitita en el Cotton House de Barcelona.Massimiliano Minocri

Cuando baja del escenario, la drag queen Pitita (Cerdanyola del Vallès, 29 años) solo piensa en su sofá y en poner una serie en la televisión para desconectar de un mundo hiperconectado. Escoge el elegante Hotel Cotton House de cinco estrellas de Barcelona para charlar con EL PAÍS. “Ayer trabajé con ellos y fue un éxito”, comenta mientras se abanica y pide un daiquiri a un camarero. El drag es la única expresión que ha encontrado para sentirse libre. “Ha cambiado la vida de muchas personas que estaban perdidas”, afirma tras dar un sorbo al cóctel.

Amante de la purpurina, de Montserrat Caballé y de música tecno para “ir a tope por la casa”, Pitita se describe como una “chica de barrio” reservada y sencilla que se ha acostumbrado a estar bajo los focos de la fama después de ganar hace poco más de un año el concurso Drag Race España, que ven más de cinco millones de personas por todo el mundo. Encontró su estilo personal entre películas de Pedro Almódovar y revistas de moda. “Cuando era pequeña, dibujé todos los conjuntos que salían en la película El diablo se viste de Prada. La cabra tira pal monte”, recuerda entre risas.

A los 20 años, Cerdanyola del Vallès se le quedó pequeña y se mudó a Barcelona. Con mucho trabajo y sacrificio, aparcó los trabajos de estilismo e hizo del drag un espacio seguro tras actuar durante 10 años en todo tipo de escenarios. Desde bares minúsculos hasta empresas tecnológicas, saunas o discotecas clásicas de la capital catalana como Razzmatazz o Apolo, el local que le ha visto crecer. “Es donde más espectáculos he hecho y donde más me he retado a mí misma. Allí he vivido noches inolvidables”, cuenta emocionada.

Ahora remueve conciencias una vez por semana en Barcelona y una vez al mes en países como Estados Unidos, Italia, Reino Unido o Malta. Es el peso de la corona del Drag Race. “Es lo divertido de ser una travesti famosa, te invitan a todos los orgullos”, dice la drag queen, aunque reconoce que la visibilidad y el éxito traen consigo la responsabilidad de seguir mejorando como artista.

La drag queen Pitita en el Cotton House de Barcelona. Massimiliano Minocri

En sus espectáculos homenajea a Pitita Ridruejo, una señora de la alta sociedad española de los años 80 y mejor amiga de la Duquesa de Alba, con una sátira que mezcla el maquillaje exagerado, la extravagancia de los vestidos, “joyones” y música folclórica que decide el mismo día de la actuación. “Era una mujer súper arreglada que se convirtió en un icono folclórico porque decía que se le había aparecido la Virgen María. Parecía clasista y conservadora, pero era todo lo contrario”, asegura la artista, quien confiesa que le encantaría trabajar con Rossy de Palma o Loles León: “Tienen energías muy parecidas a la mía y les gusta el mamarrachismo como a mí”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pitita cambia el daiquiri por una copa de vino blanco cuando se le pregunta por política. Es un tema que le genera rechazo, a pesar de que la entrevista se hizo tres días antes de conocer el sí, quiero de ERC al PSC y de las turbulencias que ha vivido estos calurosos días Cataluña por las negociaciones. “Decidí hace años ignorar toda la información política por el bien de mi salud mental”, afirma mientras agita el abanico. Dejar silenciadas las notificaciones de quién dice qué o quién hace qué en los parlamentos es una corriente que se ha expandido como la pólvora entre los menores de 35 años. Pitita, que fue vocal durante las pasadas elecciones europeas, no es ajena a esa desafección que ha permitido el auge de la extrema derecha a escala nacional e internacional y que plataformas como Se Acabó La Fiesta o Aliança Catalana ocupen escaños en las respectivas sedes legislativas.

– ¿Qué opinas de Pere Aragonès?

– No te puedo decir nada de él. Sé que ha sido presidente de la Generalitat, pero nada más. Ahora mismo seguimos sin Govern, ¿no? ¿O Salvador Illa ya es presidente? Todas estas cosas que parecen una telenovela no me interesan.

DVD 1224 31/07/2024 - Barcelona - Un Aperitivo Con...En la imagen la Drag Queen Pitita en el Cotton House de Barcelona. . Foto: Massimiliano MinocriMassimiliano Minocri

El desinterés político no le impide atisbar la involución en los discursos sobre igualdad y derechos LGTBIQ+ que se vierten desde algunos sectores de la sociedad, especialmente desde las redes sociales. “Cuando veo ese tipo de barbaridades, se me ponen los ojos como naranjas. Pero creo que quienes estamos en la razón somos más”, afirma Pitita. Para la autora de la canción Pedigrí, las drag queens tienen que seguir combatiendo “la barbarie de toda esa gente que se cree con derecho a juzgar por no ser como ellos” y continuar “abriendo mentes poco a poco”. Y se explaya: “El drag representa a todas esas personas que no les han dejado ser quienes eran de verdad. Es interesante ver la progresión de la gente que ha pasado de ser la niña marginada de clase a superestrella del entretenimiento de todos esos heterosexuales que se reían de nosotras”.

A quien sí valora la drag queen es a Ada Colau, la excaldesa de Barcelona. “Soy fan de su trabajo y de todo lo que ha hecho por esta ciudad”, asegura Pitita, que no cambiaría la capital catalana por ningún otro sitio. Pero reconoce que tiene un grave problema con el acceso a la vivienda. “¡Es una locura, parece Manhattan! Hay que encontrar un punto intermedio para que la gente de aquí no estemos tan jodidos para tener un hogar”, dice sobre las recientes manifestaciones contra el turismo que ha habido en la Barcelona.

La copa de vino está casi vacía. Tres parejas esperan a que termine la entrevista para hacerse una foto con Pitita. Ella tiene cierta prisa porque después tiene una actuación en el Hotel Axel, pero eso no le impide hacer una última reflexión: “Hay que luchar por ser uno mismo. Vivir en paz con lo que uno cree. Escuchar tu propia voz y no tomarse la vida tan en serio. Ya vendrá el mundo con sus injusticias para complicártela”.

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

Más información

Archivado En