ERC acelera la negociación para consultar a sus bases la investidura de Illa a primeros de agosto

La reunión entre Sánchez y Aragonès corona la estrategia de seducir a unas bases escépticas ante el cumplimiento de los acuerdos

Pere Aragonès y Pedro Sánchez, reunidos este miércoles en el Palau de la Generalitat de Cataluña.Foto: Massimiliano Minocri | Vídeo: EPV

Quedan seis días para que venza el plazo autoimpuesto por Esquerra Republicana para cerrar un preacuerdo de investidura de Salvador Illa. Y se nota. Si en los últimos días ha sido en las filas socialistas donde el rosario de movimientos y gestos proacuerdo han sido más visibles, en el sprint el foco comienza a desplazarse hacia los liderados por Marta Rovira. ...

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Quedan seis días para que venza el plazo autoimpuesto por Esquerra Republicana para cerrar un preacuerdo de investidura de Salvador Illa. Y se nota. Si en los últimos días ha sido en las filas socialistas donde el rosario de movimientos y gestos proacuerdo han sido más visibles, en el sprint el foco comienza a desplazarse hacia los liderados por Marta Rovira. La reunión, este miércoles en el Palau de la Generalitat, entre los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonès coronó la estrategia conjunta de apelar directamente a unas bases republicanas muy escépticas sobre los acercamientos al PSC, pero aun así está por verse la concreción de la consulta tan decisiva como incierta. Si todo va bien, explican algunas voces del partido, podría celebrarse el 1 de agosto, precipitando el debate en el Parlament a principios de agosto.

Tanto republicanos como socialistas niegan con rotundidad que el pacto esté hecho, aunque sí aceptan que se avanza en el espinoso tema de la financiación de la Generalitat. El diagnóstico es compartido —Cataluña está infrafinanciada— pero las fórmulas propuestas para revertirlo parten de puntos muy lejanos. El mejor de los escenarios, aceptan voces de la dirección de ERC, pasa por que este fin de semana se logre finiquitar una propuesta a medio camino entre el concierto a la vasca que exige Rovira y la puesta en marcha del Consorcio Tributario defendida por los socialistas y que figura en el Estatut. En una entrevista a El Periódico de Catalunya, la líder republicana añadió una condición más: “Sánchez tiene que garantizar que estos avances en financiación son sostenibles en el tiempo. Es decir, que después no se pueda dar marcha atrás por parte de otro gobierno”, aseguró.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès, este miércoles en su reunión en el Palau de la Generalitat de Cataluña. Massimiliano Minocri

Desde La Moncloa moderan cierto optimismo aireado en los últimos días aunque ven las cosas encarriladas. El desembarco, este miércoles en Barcelona, del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, es llamativo porque ha sido él, junto con el líder parlamentario de Esquerra, Josep Maria Jové, quienes han aparecido en escena en diferentes negociaciones de los últimos años para dar el empujón definitivo. Bolaños técnicamente se reunió con la vicepresidenta Laura Vilagrà mientras Sánchez y Aragonès hacían lo propio en el Palau, pero también tenía agenda propia.

El pulido de la propuesta que la dirección republicana ha de presentar a las bases va en paralelo con un trabajo que, justamente en esa reunión de Palau, tuvo su momento clave. Desde un principio, la dirección socialista tomó precauciones para no estorbar en el proceso de digestión de los republicanos tras la debacle electoral del 12-M. Ni en el peor de los escenarios se vio venir que además explotara la pugna interna por el liderazgo y mucho menos el escándalo por los intentos de encubrimiento por parte de la cúpula del origen de campaña contra los hermanos Maragall en las pasadas elecciones municipales. Ante la falta de confianza de la militancia republicana, en el PSOE se entendió que tenía que poner de su parte para darle credibilidad a cualquier acuerdo.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès, este miércoles en su reunión en el Palau de la Generalitat de Cataluña. Massimiliano Minocri

“Los dos presidentes han analizado el desarrollo de estos acuerdos y se han comprometido a trabajar para culminar su cumplimiento en beneficio de la ciudadanía de Cataluña”, dice la nota con la que este miércoles tanto el Gobierno central como el de la Generalitat informaron del encuentro de una hora de duración. Ambas partes evitaron en todo momento relacionar la reunión con las negociaciones de la investidura. La inédita puesta en escena de la firma del traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital —no hubo algo equiparable cuando se desplegaron los Mossos o la Generalitat asumió las competencias de Tráfico— era la foto que faltaba para ilustrar el relato de unos socialistas que cumplen con sus compromisos. El IMV fue aprobado por el Congreso en diciembre de 2021 y ERC puso como condición para apoyar los Presupuestos de ese año su traspaso al Govern.

La preocupación por la pregunta a las bases

Tras la implicación directa de Sánchez en un acto institucional pero que, a nadie se le escapa, tiene repercusiones en las negociaciones de la investidura, la pelota queda en el tejado de ERC. Si el fin de semana hubiera acuerdo, según el plan más optimista de la dirección y que se ha ido compartiendo con algunas personas clave fuera de la organización, el lunes se bendeciría en una Ejecutiva del partido y se daría paso a la organización de la consulta telemática a las bases, con dos días de debate antes de la votación del día 1. Incluso el pleno de investidura podría celebrarse la semana del 5 de agosto, dejando así todo listo antes de los días festivos de agosto.

En el partido de Rovira insisten en que la logística de esa consulta no es complicada; hay más preocupación por cómo abordar la pregunta. La reacción de las bases pero también el relato mediático del acuerdo son dos de los puntos que han ocupado en los últimos días a los negociadores de ERC, que se enfrentan a explicar un concepto que está lejos de la simpleza del “concierto económico” con que Rovira, en los últimos días, ha querido reemplazar la incierta idea de “financiación singular”. El diablo está en los detalles y, en las consultas, en su formulación. Las bases de ERC, entonces capitaneada bajo el tándem Junqueras-Rovira bendijeron la investidura de Pedro Sánchez, en 2019, respondiendo a esta pregunta: “¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?”. La creación de una incierta mesa de diálogo logró el 94% de apoyo, con una participación del 70%.

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