La dramaturga Carla Rovira transforma su traumático embarazo en una obra de teatro para visibilizar las maternidades ‘fracasadas’

La muerte perinatal o las gestaciones anómalas son algunas de las realidades incómodas que aparecen en ‘Exit through the gift shop’, la pieza autobiográfica que la autora catalana representa en la Fundación Joan Brossa

La dramaturga y actriz Carla Rovira en una escena de 'Exit Through The Gift Shop'.

Unas 25 semanas, más de seis meses de embarazo. El tiempo reduce su velocidad al subir de la planta de ginecología a la de enfermedades fetales. A la cuarta ecografía baja aún más el ritmo, hasta que se detiene, cuando el médico emite el diagnóstico: “Malformación cerebral. Cuatro posibilidades: pronóstico favorable, anomalía cromosómica, o dos tipos de enfermedades que implicarían un escaso desarrollo, complicaciones para toda la vida o incluso la muerte de la criatura”. Carla Rovira (Girona, 39 años) se “adelantó al apocalipsis” ese ...

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Unas 25 semanas, más de seis meses de embarazo. El tiempo reduce su velocidad al subir de la planta de ginecología a la de enfermedades fetales. A la cuarta ecografía baja aún más el ritmo, hasta que se detiene, cuando el médico emite el diagnóstico: “Malformación cerebral. Cuatro posibilidades: pronóstico favorable, anomalía cromosómica, o dos tipos de enfermedades que implicarían un escaso desarrollo, complicaciones para toda la vida o incluso la muerte de la criatura”. Carla Rovira (Girona, 39 años) se “adelantó al apocalipsis” ese 12 de marzo de 2020. Cuatro años después, la dramaturga catalana narra esta, su propia experiencia en Exit through the gift shop, la obra que reivindica la “historia de los fracasados” a través de las maternidades y procesos de gestación no normativos. “Este diagnóstico me enfrentó a varias preguntas con respuestas no evidentes: ¿Qué condiciones son necesarias para que una vida sea digna? ¿Qué entendía por una vida digna? Y, en definitiva, ¿qué esperaba de una vida?”, admite la actriz desde la terraza de la Fundación Joan Brossa.

Quedan pocas funciones. Exit through the gift shop estará en la Brossa hasta el dos de junio y Rovira se muestra comprensiva ante la escasez de público: “No es la mejor época para el teatro independiente. Con este tiempo, la gente quiere ir a tomar una cerveza, no encerrarse a escuchar realidades incómodas”, concede. La muerte perinatal, los embarazos anómalos, las malformaciones fetales o el capacitismo son algunas de las maternidades no normativas que la autora refleja en la obra a partir de su propia experiencia y del testimonio de otras 40 personas. Para Rovira hablar de los inicios de la vida y de las condiciones que esta exige significa hablar de la propia vida, “la obra es incómoda porque invita a cuestionar la posición de uno mismo con respecto a la vida y esto siempre es incómodo”, reconoce. Sin embargo, la dramaturga incide en la importancia de hacer esta reflexión para no dar por hecho el mensaje capitalista que defiende que una vida no productiva, no es una vida. “¿Por qué las leyes tienen que decidir qué vidas merecen la pena, cuáles son las legalmente abortables?”, puntualiza.

En medio de un huracán de ecografías abdominales, ecografías vaginales, análisis de sangre y resonancias magnéticas, Rovira se preguntó por qué llegó a embarcarse en la maternidad, sin considerar que podía ser un viaje con varios destinos. “El capitalismo nos hace creer que el éxito es la norma, deshumaniza y oculta las realidades alternativas, como si no existieran”, añade. Exit through the gift shop narra desde el fracaso para los “fracasados”. “Hablé con muchas personas para recoger testimonios para la obra y me di cuenta de que todos teníamos en común la soledad. El sentimiento de incomprensión y de aislamiento que habíamos experimentado durante nuestros respectivos procesos. Esta historia debería servir para que otros no se sientan tan solos”, explica.

Carla Rovira durante 'Exit through the gift shop' en la Fundación Joan Brossa.

Las realidades incómodas y las injusticias son elementos recurrentes en la producción dramática de Rovira: AÜC visibiliza las violencias sexuales, While the machine keeps on running trata la muerte desde la tragedia del hundimiento del ferry Sewol a través de la tragedia clásica Antígona y Màtria habla de la injusticia histórica y familiar. “No sé si me interesan los tabúes o si me dirijo a ellos de manera o inconsciente, orgánica”, confiesa Rovira. La actriz ve el teatro como ese espacio utópico en el que todo el mundo puede acceder al mismo tema y sintetizarlo, en el mismo momento. “No quiero desperdiciar las posibilidades que ofrece”, añade. Un ejemplo de su voluntad es L’amansi(pa)ment de les fúries, su crítica feminista a la comedia shakesperiana La fierecilla domada. “Como creadora me motiva coger un tema básico y darle la vuelta, mirarlo desde una perspectiva diferente. Si normalmente se expone desde el ABC yo quiero llegar al XYZ. Y con los clásicos ocurre lo mismo, no quiero hacer un Shakespeare de cartón piedra, no hago arqueología”, defiende Rovira.

Pese a su amor por el teatro, la dramaturga asegura que, a partir de septiembre, tendrá que buscar una alternativa profesional que le permita llegar a fin de mes. “Tengo carrera y premios, me dejo la piel en todos mis proyectos y aun así los espacios públicos no me abren las puertas. Cuando te acercas a los 40 te das cuenta de lo frustrante que es que el sistema expulse a los discursos menos comerciales”, critica mientras se enciende un cigarrillo. La precariedad es una realidad compartida por los que han consagrado su vida al teatro independiente, “no es sostenible, no podemos crecer, ni vivir de él”, lamenta.

Ha pasado más de una hora desde que salió a la terraza de la Fundación Joan Brossa. Pasadas las seis de la tarde, Rovira apura las últimas caladas de un Virginia, antes de marchar hacia un curso para dejar de fumar. “Debemos hacer visibles nuestros fracasos. No me avergüenza reconocer que me estoy partiendo los cuernos y no consigo llenar esta sala. Escogí la Brossa porque pensé que me llenaría pero ahora solo me genera amargura, terror rabia y eso no es una vida vivible”.

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