Querido Guerrero

El fotógrafo, reconocido por su mirada comprometida hacia los temas sociales, especialmente la inmigración, ha fallecido a los 84 años

El fotógrafo Joan Guerrero, en la presentación del libro 'Guerreros'.Joan Sánchez

El viento del Sur, tu Sur, llevaba días rondando. Ese viento al que tantas veces te referías cuando nos hablabas de tu Tarifa natal, cuando nos explicabas tantas historias de tu infancia, de una infancia dura llena de necesidades pero que tú revestías de tanta belleza y poesía.

Has llamado a uno de tus libros El viejo agradecido y así es como me siento yo, agradecido por haber tenido la oportunidad de aprender a tu lad...

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El viento del Sur, tu Sur, llevaba días rondando. Ese viento al que tantas veces te referías cuando nos hablabas de tu Tarifa natal, cuando nos explicabas tantas historias de tu infancia, de una infancia dura llena de necesidades pero que tú revestías de tanta belleza y poesía.

Has llamado a uno de tus libros El viejo agradecido y así es como me siento yo, agradecido por haber tenido la oportunidad de aprender a tu lado a ser persona antes que fotógrafo, como te gustaba decir de manera incansable siempre que hablabas de nuestro oficio. También decías que era el oficio más bello de mundo cuando lo comparabas con el de albañil, a quien nadie venía a decirle qué bien había cavado una zanja o levantado una pared. En cambio, a nosotros, nos elogian por nuestras fotos, nos las publican y hasta nos hacen exposiciones.

Coincidir contigo en una información te apañaba el resto del día, pues a parte de las lecciones de vida con las que siempre nos obsequiabas, nos contagiabas tu buen humor y nos hacías reír, como cuando a la pregunta de “¿Dónde van a salir estas fotos?” Tú contestabas con toda naturalidad: “En el Daily que daily”.

Pasaron los años, las fotos y, mientras yo intentaba sobrevivir como responsable de la sección de Fotografía de EL PAÍS en Barcelona, apareciste de nuevo para salvarnos tantas y tantas portadas del cuadernillo de Catalunya. Tu llamada preguntando: “¿Joan tienes foto de portada?” era un salvavidas en medio de la tempestad del cierre diario. En menos que canta un gallo aparecías por la redacción con esa cara de pillo y de felicidad y en tu mano un carrete que guardaba, latentes, imágenes llenas de sensibilidad, de amor y de realidad. Entonces, revelábamos y de pronto dos excavadoras se besaban en medio de las obras del Besòs al tiempo que sus sombras dibujaban un enorme corazón en el suelo.

Luego vino la pérdida de tu hijo Ernesto que superaste volviéndote mejor persona como te propusiste el día de su funeral. Toda una lección.

Tras una pausa volviste y empezaron tus viajes a Perú, Ecuador... Esperaba impaciente tu regreso para que siguieras salvándonos portadas, pero sobre todo para escuchar tus historias, relatos cortos, siempre sobre gente sencilla y llenos de belleza. Recuerdo bien esos momentos, tú sentado en la esquina de una mesa y parte de la redacción formando un corro a tu alrededor. Escucharte era balsámico.

Tu compromiso innegociable con la solidaridad te llevó a fundar la asociación sin ánimo de lucro Catalunya Mirades Solidàries, una familia que hoy más que nunca se une para celebrar lo compartido y agradecer lo aprendido.

Buen viaje, querido Guerrero.

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