Los 1.000 días que han dejado Cataluña sin agua

La mayor sequía desde que existen registros presiona al Govern y ya eleva la tensión entre territorios. A las puertas de declarar la emergencia y sin previsión de grandes lluvias, su coste económico y político está aún por determinar

A la izquierda el Pantano de Sau en 2020 con la punta del campanario que asoma sobre el agua. A la derecha, el embalse el pasado junio.M.Minocri/A.García

El 5 de agosto de 2020, este diario titulaba: “Las lluvias y la falta de turismo aseguran un año de reservas de agua”. En el artículo, el jefe del Departamento de Gestión de Recursos hídricos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Enrique Velasco, celebraba que los embalses se encontraran al 90% en agosto (hoy al 17%). Pese a los buenos datos, Velasco lanzaba una advertencia: “El verdadero ahorro se tiene que hacer ahora y no en tie...

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El 5 de agosto de 2020, este diario titulaba: “Las lluvias y la falta de turismo aseguran un año de reservas de agua”. En el artículo, el jefe del Departamento de Gestión de Recursos hídricos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Enrique Velasco, celebraba que los embalses se encontraran al 90% en agosto (hoy al 17%). Pese a los buenos datos, Velasco lanzaba una advertencia: “El verdadero ahorro se tiene que hacer ahora y no en tiempos de sequía”. Todavía no se sabía, pero esas mismas reservas calculadas para un año se siguen estirando hasta el día de hoy, más de tres años después.

La ACA marca como el inicio de la sequía noviembre de 2020, cuando las lluvias empezaron a ser inferiores a la media. En total, 37 meses (más de 1.100 días) de sequía por los que han trascurrido tres consejeros del ramo, Damià Calvet (Junts), Teresa Jordà (ERC) y el actual David Mascort (ERC), las restricciones han ido in crescendo y se ha aprobado un decreto-ley con un régimen sancionador que ha soliviantado a los ayuntamientos y ha amenazado la estabilidad del Govern. Ahora, la Generalitat se prepara para la medida más drástica: traer agua de Tarragona y otros territorios, como Murcia o Palma, algo que ha revivido la tensión dentro y fuera de la comunidad. A las puertas de que se declare la emergencia generalizada, lo que sigue es una cronología (todavía sin final), de los más de mil días en los que Cataluña se ha quedado sin agua:

1 de diciembre de 2020. La cantimplora llena. Es la fecha a partir de la cual la ACA da por iniciada la sequía por la falta de lluvias. Las reservas se encontraban al 86,7%. El temporal Glòria, el parón por la covid y la falta de turismo habían llenado la cantimplora. Con el parón de la época de riego, las reservas se mantendrían prácticamente igual hasta el verano.

Embalse de Sau. El nivel del agua del embalse cuando alcanzó el 89% de la capacidad.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

1 de julio de 2021. El último verano con agua. Cataluña se adentraba en la temporada de riego y en la turística en el que iba a ser su último verano sin estrés hídrico, con las reservas al 80%. La temporada turística iba a tener datos similares a los previos a la pandemia.

1 de octubre de 2021. Primera alarma en Alt Empordà. La temporada veraniega termina y se activa por primera vez la alerta por sequía en 21 municipios del Alt Empordà que beben del acuífero de Carme Capellades. Se acumula un año de pocas lluvias. El Govern decreta las restricciones al riego agrícola un 25%; a los ganaderos un 10% y a los industriales un 5%. Solo es el principio.

17 de febrero de 2022. Empieza el acopio. Tras un invierno muy seco las reservas empiezan a menguar. La Generalitat decreta la prealerta en el sistema Ter-Lobregat, que abastece a seis millones de personas. Los pantanos están al 56%. La prealerta no supone restricciones, pero las desaladoras de El Prat y la Tordera aumentan su capacidad para hacer acopio. Desde entonces, han seguido al máximo de su capacidad.

Una imagen de la desaladora de El Prat para convertir agua del mar en agua utilizable para usos domésticos.Cristóbal Castro

15 de junio. Una treintena de pueblos sin agua. Más de 20.000 vecinos de una treintena de pueblos de la comarca agrícola de Les Garrigues (Lleida) se quedan sin agua dos semanas. La sequía ha elevado la concentración de pesticidas por encima de los valores sanitarios. El Govern se afana a llevar camiones-cisterna y a mejoras en las plantas potabilizadoras. Los alcaldes se quejan de abandono. “Jamás he vivido nada igual. Esto es un estercolero”, explicaba un vecino a este diario.

Tristram Borgmann ayuda su padre Joaquim Borgmann, de 82 años, de L’Albi, a subir unas botellas de agua potable a su casa.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

3 de agosto de 2022. La primera comisión por la gran sequía. El fantasma de la gran sequía de 2008 empieza a coger forma. Aragonès visita las instalaciones de la ACA y llama a un ahorro generalizado. “Tenemos que estar preocupados por si la situación empeora”, dice. Jordà llama a la calma y asegura que la comunidad está preparada para afrontarla gracias a las desaladoras. Se convoca la primera comisión de la sequía.

22 de noviembre de 2022. La alerta llega a Barcelona. Los embalses bajan al 33%. La alerta se extiende a 6,6 millones de habitantes, cerca del 90% de la población. Por primera vez desde 2008, Barcelona tiene que aplicar restricciones: un 25% del riego; ganaderas (10%); industriales (5%); municipales, como el llenado de fuentes y doméstica como el riego de jardines, llenado de piscinas o lavado de coches. Cataluña prepara potabilizadoras portátiles y camiones cisterna en poblaciones pequeñas.

25 de febrero de 2023. “Puede haber cortes”. Cataluña vive otro otoño e invierno extremadamente secos. Y la primavera no pinta bien. El director del ACA, Samuel Reyes, advierte en una entrevista con EL PAÍS que el suministro de Barcelona empieza a peligrar. “Puede haber cortes de agua”, alerta públicamente por primera vez.

Marzo de 2023. Excepcionalidad, trasvase de Sau y tensión política. Se declara la excepcionalidad en el sistema Ter-Llobregat y las restricciones en el riego agrícola aumentan del 25 al 40%, entre otras. El agua de Sau será trasvasada al vecino Susqueda, por peligro a que se contamine. El Govern anuncia la aprobación de un decreto-ley con un régimen sancionador con multas de hasta 300.000 euros para los grandes consumidores y municipios que excedan consumos. EL PAÍS adelanta la lista con las ciudades que todavía no tienen listos sus planes de sequía a los que estaban obligados desde 2020: son más de la mitad. Se abre una quincena de expedientes. El PSC acusa a la Generalitat de criminalizar a los municipios y amenazan con no apoyar el decreto. A un mes de las municipales, los alcaldes temen el coste electoral. Se convoca una cumbre de sequía con la oposición para acordar el decreto. Fracasa, y el Govern de ERC visibiliza su minoría en el Parlament.

Aspecto del pantano de Sau desde el Parador de Vilanova de Sau.Gianluca Battista

2 de mayo de 2023. Más restricciones. Se extiende a otros 217 municipios la excepcionalidad. Las poblaciones afectadas ya son 495, más de la mitad. La decisión coincide con el debate sobre una proposición de ley de Junts, tras el fracaso del decreto. Junts y PSC acusan en un debate bronco al Govern de inacción pero encarrilan con ERC un nuevo régimen sancionador para los ayuntamientos que incumplen las directrices. Se pacta un aplazamiento de las multas a después de verano. El sector agrícola prevé pérdidas multimillonarias.

15 de mayo de 2023. Inversiones millonarias. El Govern anuncia una inversión de más de 2.400 millones hasta 2027, una cantidad por cinco a la prevista, y acelera la ampliación de las desaladoras y plantas de regeneración. La sequía demuestra que Cataluña no estaba preparada para un periodo tan largo sin lluvias. La oposición arremete contra la falta de previsión. Fuentes de la ACA admiten el parón de inversiones, pero lo achacan a la multimillonaria deuda que el organismo tenía desde 2010.

Una imagen del pantano de Sau, al 31% de su capacidad.Albert Garcia

1 de agosto. La primera emergencia. Los acuíferos están bajo mínimos y el Govern declara por primera vez la emergencia a 22 municipios de Girona. La medida se extiende a dos pueblos que dependen del pantano de Riudecanyes (Tarragona). Supone la supresión total del riego agrícola y se reduce el consumo industrial al 25% y se limita el consumo doméstico a un máximo de 200 litros por habitante y día. Es el preludio de lo que se espera al resto de la comunidad.

21 de noviembre de 2023. Llega la preemergencia general. El Govern anuncia que Barcelona entra en la fase de premergencia, antes de declarar la emergencia, prevista para finales de diciembre, explica la Generalitat. Esta fase supone mantener las restricciones de excepcionalidad y reducir la presión con que sale el agua de los grifos. “El agua durará tanto como podamos estirarla”, advierte el consejero Mascort.

30 de noviembre de 2023. Los barcos, más cerca. Mascort reconoce que la Generalitat se prepara para recibir barcos con agua para garantizar el suministro de Barcelona. Los embalses llegan a su mínimo histórico del 18%. Es la misma medida que se ejecutó en 2008, cuando Cataluña no contaba con desaladoras. La emergencia climática desborda las previsiones del Govern, forzado a poner sobre la mesa una decisión que creía ya era cosa del pasado. Mascort explica que los puertos de Tarragona (con más agua) y Barcelona están adaptándose para los buques. Encima de la mesa están también los puertos de Palma, Murcia y Marsella.

En la imagen, varios técnicos de Aigues de Barcelona, a bordo del barco Sichem Defender, para realizar pruebas de calidad.© Carles Ribas / El Pais

5 de diciembre. “No robaremos agua”. El anuncio de que se baraja traer agua también de otros territorios irrita a Murcia y a Baleares. Ambos gobiernos replican que ellos ya batallan con su propia sequía, adelanta EL PAÍS. Sobre esa información, la portavoz del Govern, Patricia Plaja, asegura: “No vamos a robar el agua de nadie. Vamos a intentar traer agua de otros puntos que van sobrados, y lo haremos de la mano del ministerio competente”. A nivel interno, el anuncio también levanta las suspicacias de la Plataforma en Defensa del Ebro, movimiento que fue creado en Tarragona para movilizarse contra la política de trasvases de José María Aznar. Mascort llama a “la solidaridad territorial” en una entrevista con la agencia Efe. “Cuando tengan que venir barcos, la vicepresidenta [Ribera] está dispuesta a ayudarnos”, insiste el consejero. Fuentes oficiales del ministerio para la Transición Ecológica explican, sin embargo, a este diario, que la Generalitat no ha formalizado oficialmente aún esa petición en las mesa abierta para gestionar la sequía.

Ahora, el Govern prepara la declaración de emergencia y la tensión política por la gestión del agua crece. La emergencia climática amenaza la estabilidad de un Govern atrapado en el túnel de una sequía de más de mil días y sin final a la vista.

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