Muere Mària Sánchez, la periodista que lanzaba la pregunta buena

La profesional de TVE, impulsora de ‘El escarabajo verde’ y especializada en información de Barcelona, fallece a los 59 años

La periodista Mària Sánchez Ledesma, en una captura de pantalla de un informativo de RTVE en Cataluña.

Con una sonrisa y como quien no quiere la cosa, llegaba su turno y lanzaba la pregunta buena, la incómoda, aunque con un tono que no lo parecía, pero era la que nos iba a dar el titular. En las ruedas de prensa del Ayuntamiento de Barcelona echaremos terriblemente de menos a Mària Sánchez Ledesma. Nada será igual para los que hacemos información de ciudad. Esta madrugada se la ha llevado un cáncer que hace solo cuatro meses no tenía mal pronóstico. El tratamiento funcionaba. Pero le ha pegado un zarpazo inesperado. No puede ser. Mària no.

...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con una sonrisa y como quien no quiere la cosa, llegaba su turno y lanzaba la pregunta buena, la incómoda, aunque con un tono que no lo parecía, pero era la que nos iba a dar el titular. En las ruedas de prensa del Ayuntamiento de Barcelona echaremos terriblemente de menos a Mària Sánchez Ledesma. Nada será igual para los que hacemos información de ciudad. Esta madrugada se la ha llevado un cáncer que hace solo cuatro meses no tenía mal pronóstico. El tratamiento funcionaba. Pero le ha pegado un zarpazo inesperado. No puede ser. Mària no.

Periodista de TVE, 59 años, veterana en la información sobre la ciudad y un Ayuntamiento donde ha cubierto a cinco alcaldes. Esa veteranía y rigor que da tranquilidad. Que cuando llegas y la ves, piensas que, si la cosa se complica, tienes un segundo cerebro al lado para compartir las dudas. Mària era rápida interpretando, hábil para leer los embrollos políticos, desacomplejada para detectar las miserias de los pactos. Y dura con el poder, se ponía en la piel del ciudadano al que representaba, se sentía de verdad representante del interés público. Siempre amable con todo el mundo, generosa con los que empezaban. Con temple, aunque los ritmos de la tele pueden ser diabólicos, se plantaba ante la cámara con la mejor sonrisa.

Pero cuando te dedicas a la ciudad no todo es política. Hay barrios, historias pequeñas, urbanismo, sucesos, carreras, alegrías vecinales. O clásicos del año, como el reencuentro en La Mercè, cuando hemos vuelto todos de vacaciones y todavía lucimos buena cara. Tuve la suerte de no compartir solo área, sino tener mucha afinidad con ella. De subir una mañana que hacía un frío del copón a Ciutat Meridiana para cubrir un desahucio que algo me decía que no sería uno más... y que ahí estuviera, porque había pensado lo mismo. Una vez, sin saberlo, perseguimos la misma historia. Buscábamos testimonios de personas que pese a tener un trabajo, no tenían casa. Decidimos hacerla juntas. Esperamos meses a que las entidades que atienden a sin techo toparan con alguien dispuesto a contarnos su situación. Nos gustaba vernos preguntar. Con cuidado y respeto, pero intentando llegar al fondo. Los hechos y las causas. También compartíamos cabreos y decepciones. Trabajando para medios de ámbito español, a veces hay que correr cuando Madrid pide un tema cuya relevancia han tardado en ver.

Mària fue además una precursora. En 1996, cuando TVE en Cataluña todavía estaba en Sant Cugat, capitaneó el equipo que creó El Escarabajo Verde, un programa que se adelantó a los tiempos, dedicado a la ecología, el medio ambiente y quienes lo habitamos. Premiado, sigue en antena después de casi 450 episodios. De ahí su imbatible agenda de fuentes científicas.

Para ver las toneladas de amor y admiración hacia Mària habría que hacer un corta pega de los chats donde lloramos desde que el lunes nos enteramos de que algo no iba bien. De su lado no se han movido su marido, el periodista Manel Lucas, ni sus hijos Marcel y Marina, de los que sentía un orgullo inmenso. Tampoco sus dos hermanos, con quienes desde pequeños habían veraneado en Cabo de Gata. Generosa, de nuevo, sus listas de recomendaciones de bares de la zona no tenían precio. Los encuentros en Riudaura, el último, pocos días antes del maldito diagnóstico. Las cenas con las chicas.

Si lo juntas todo, te das cuenta de que Mària era muy jefa. Sin buscarlo. Sin aspavientos, pero jefísima. Súper atenta y cariñosa, palabras que se hace raro escribir entre tanto anglicismo chorra y digital. Es devastador. No nos lo esperábamos. Intentaremos honrarla en este oficio que tanto nos da y tanto nos quita.

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En