Aragonès destituye al vicepresidente en plena crisis de los socios del Gobierno catalán
Junts califica de “error histórico” la expulsión de Puigneró y vuelve a dejar la continuidad del Ejecutivo en el aire
Situación límite en el Gobierno catalán que, pese a estar acostumbrado a la inestabilidad, vivió el miércoles sus horas más bajas. Los partidos que lo integran, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han elevado su enfrentamiento bordeando la ruptura después de que los segundos hayan planteado que el presidente, Pere Aragonès (ERC), se someta a una cuestión de confianza en el Parlament, acusándole de no estar cumpliendo el programa de Gobierno y la hoja de ruta independentista. El president interpretó la petición como una pérdida de confianza y abrió consultas con su partido, con lo...
Situación límite en el Gobierno catalán que, pese a estar acostumbrado a la inestabilidad, vivió el miércoles sus horas más bajas. Los partidos que lo integran, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han elevado su enfrentamiento bordeando la ruptura después de que los segundos hayan planteado que el presidente, Pere Aragonès (ERC), se someta a una cuestión de confianza en el Parlament, acusándole de no estar cumpliendo el programa de Gobierno y la hoja de ruta independentista. El president interpretó la petición como una pérdida de confianza y abrió consultas con su partido, con los consejeros de Junts y con la dirección de la formación con la que comparte el Govern. Tras horas de reuniones en un ambiente irrespirable, la decisión de Aragonès ha sido destituir a Jordi Puigneró, vicepresidente de su Gobierno, por no haberle informado de la maniobra que preparaba el partido de este, Junts. “No me informó de las decisiones de su grupo parlamentario de pedir que me sometiera a una cuestión de confianza”, ha justificado Aragonès en una comparecencia en la Generalitat pasadas las once de la noche.
La destitución del vicepresidente y consejero de Territorio y Políticas Digitales ha llegado después de la profunda crisis desatada el martes durante el debate de política general del Parlament. El president ha afirmado que le ha sabido mal la destitución de Puigneró —“Es absolutamente necesario para fortalecer el Govern”— pero a la vez ha expresado su deseo de que Junts siga en el Gobierno. Según Aragonès, el resto de consejeros de Junts siguen gozando de su confianza, aunque ha lamentado el “ruido” en determinados ámbitos del independentismo que han acabado perjudicando al Ejecutivo. Lo ha dicho en referencia a entidades como la Assemblea Nacional Catalana, que ha elevado sus exigencias hasta límites que no podía soportar Aragonès, como declarar la independencia unilateralmente el año que viene.
Junts ha convocado este jueves por la mañana a su ejecutiva, pero esta noche ya ha avanzado con un comunicado el enorme malestar que ha generado la destitución de Puigneró. La ha tildado de “error histórico” que pone en peligro la continuidad del proyecto independentista. “Vulnera el acuerdo entre los dos partidos y defrauda además el mandato electoral”, sostiene la formación. Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, ha agradecido a Puigneró en un mensaje en la red su lealtad. “De otros no podremos decir lo mismo cuando dejen el cargo”, ha dicho.
El comunicado de Junts deja ahora mismo en el aire la continuidad del Govern. Aragonès ha llamado a “rehacer la confianza” entre los partidos independentistas, pero ha dejado claro que no tolerará deslealtades como la que, en su opinión, iba a cometer Junts con la cuestión de confianza. Este aviso a navegantes llega después de que Junts haya amenazado las últimas semanas con descolgarse del Govern mediante una consulta a sus bases que no se ha concretado. Está por ver quién asumirá de Junts el puesto de vicepresidente. La destitución de Puigneró se produce dos meses después de que Junts sufriera ya la baja de Laura Borràs como presidenta del Parlament. Fue suspendida tras ser procesada por un caso de presunta corrupción. La presidenta del partido y el secretario general, Jordi Turull, salieron el miércoles de la Generalitat en silencio y con caras largas, acompañando a Puigneró justo antes de la comparecencia de Aragonès. Junts reunirá este jueves a la ejecutiva del partido para debatir su estrategia.
Lo ocurrido en la reunión del Gobierno catalán, celebrada durante la tarde del miércoles, varía sensiblemente según las fuentes de la formación a las que se consulte. El comunicado oficial del partido de Laura Borràs y Jordi Turull señala que los consejeros de Junts se han reafirmado en la idea de que Aragonès se someta a una votación en el Parlament que valide o no su continuidad en el cargo. Sin embargo, según fuentes de Presidencia (ERC), los consejeros de su socio han expuesto matices sobre esta espinosa cuestión, lo que explicaría que solo haya habido una destitución.
El comunicado de Junts asegura que sus consejeros han apostado “de forma unánime por el cumplimiento del acuerdo entre Junts y ERC para garantizar la estabilidad y la lealtad del Ejecutivo, en la misma línea que expresó ayer [por el martes] el grupo parlamentario, tanto en lo que hace referencia al acuerdo de gobierno como a la cuestión de confianza”. Después de la reunión de Aragonès con sus consejeros, el presidente catalán también celebró un encuentro con el secretario general de Junts. La presidenta del partido también acudió a la Generalitat, pero no participó en la reunión. La cita se alargó tanto que provocó que Junts aplazara la reunión de su ejecutiva.
La serie de encuentros de este miércoles llega después del desafío público lanzado por sus socios de Junts, el pasado martes, al exigirle que muestre su “compromiso” para cumplir con el pacto de gobierno o que opte por someterse a una moción de confianza en el Parlament. Los consellers de Junts, explica la formación, han defendido en el Consell Executiu que haya concreciones sobre el cumplimiento del acuerdo de gobierno en lo que respecta al proyecto independentista y, si no, insistirán en la necesidad de recurrir a ese mecanismo parlamentario. “Tienen que definir si son Gobierno u oposición”, insisten voces cercanas a la presidencia de la Generalitat.
Con el quinto aniversario del referéndum ilegal del 1-O a la vuelta de la esquina, el próximo sábado, el tono de la reivindicación independentista está en su punto máximo, y nadie quiere ceder. La situación es inestable y tanto ERC como Junts tienen mucho que perder con una ruptura del Ejecutivo. Aragonès tiene la potestad de cesar consejeros y de apretar el botón de las elecciones. Se trata de la segunda amenaza que Junts pone sobre la mesa en menos de un mes, y que implica algún tipo de ultimátum sobre romper el Govern. Ninguno se ha concretado. Detrás del enfado de ERC, que desconocía la propuesta de Junts, también se esconde la necesidad de dar un golpe de autoridad, pero este está limitado por el viacrucis que implicaría un eventual Ejecutivo en minoría y sin tener unas cuentas actualizadas.
Fuentes de la dirección de los republicanos han explicado que el malestar en el partido es “muy importante” debido a que el simple hecho de plantear una cuestión de confianza denota la ruptura de la mínima complicidad para mantener en pie el Ejecutivo. Estas fuentes insisten en que Aragonès se ha planteado todos los escenarios, incluido el de la expulsión de Junts, aunque no concretan por cuál se inclina.
El pasado fin de semana, el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, se había mostrado partidario de que Junts permanezca en el Govern, pero apuntó que ERC está “dispuesta” a asumir “todas las responsabilidades”. No se trata de una propuesta nueva: ante las dificultades para pactar con Junts la investidura de Aragonès, los republicanos plantearon hace un año y medio un Govern con los comunes y la CUP, que jamás fructificó.
“¿Cómo vamos a confiar en una nueva propuesta si no se cumple el acuerdo que facilitó su investidura? ¿Lo piensa cumplir?”, le había espetado el martes Albert Batet a Aragonès durante la primera sesión del debate de política general, como respuesta a la propuesta del president de plantear un referéndum copiando la vía canadiense. El líder de Junts en la Cámara catalana le había exigido “garantías y concreción” a su socio republicano. No solo eso: Batet, en tono agrio, le reclamó que, si no se las ofrece, se someta a una cuestión de confianza como hizo en su día Carles Puigdemont en 2016, una maniobra que acabó con la promesa de convocar un referéndum, para lograr el apoyo de la CUP. Aragonès contraatacó con una réplica que dejaba escaso margen a la conciliación: “Si alguien tiene que tomar decisiones, que las tome”, dijo. E insistió: “Pido que cuando se tengan que tomar, se haga con celeridad”.
Junts recrimina a Esquerra que desoiga sus demandas acerca de articular una dirección estratégica común del independentismo, así como la necesidad de actuar de manera conjunta en el Congreso y cambiar el enfoque de la mesa de diálogo. “Se lo hemos dicho del derecho y del revés, sin obtener el resultado esperado”, le había recriminado Batet a Aragonès en el debate. Laura Borràs planteó el miércoles, en la Agència Catalana de Noticies (ACN), obviando que la presidencia de la Generalitat está en manos de ERC, que deberían ser los republicanos los que abandonaran el Ejecutivo. “Si hay alguien dentro del Govern que no está cumpliendo los compromisos, ¿por qué no hablamos que salga del Govern quien no los cumple? ¿Por qué la pregunta es si Junts sale del Govern? ¿Por qué no es por qué no sale ERC si no los cumple?”, defendió Borràs.
La petición de una moción de confianza, a la que Aragonès ha de acceder voluntariamente, no es solo una idea de Junts. El PP también la incluye como una propuesta de resolución, que se tendrá que votar el viernes. La CUP también la pide, pero mediante otro instrumento: una moción para un pleno ordinario, que se debatiría en próximas semanas.
En declaraciones al programa Aquí Catalunya, de la SER, Salvador Illa, líder del PSC, ha afirmado este miércoles que el Govern entró débil al debate y salió aún más perjudicado. “Ya dije que era un juguete roto. Les pido que no nos hagan perder más el tiempo a los catalanes. Es una decepción”, ha destacado Illa, señalando que no quiere precipitarse y que está a la expectativa de la decisión que tome Aragonès, precisando en cualquier caso que no se ve gobernando con ERC porque él está construyendo una alternativa. En un eventual Gobierno en solitario, la dependencia de los republicanos del apoyo del PSC sería total y eso, recuerdan en las filas de ERC, implicaría perder capacidad de presión en el Congreso.
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