Cataluña flexibiliza su estrategia anticovid pese al récord de contagios

El menor índice de ingresos en las UCI con ómicron da argumentos para la reapertura prevista por el Govern, que también rebaja las restricciones en las residencias a las puertas del fin del toque de queda

Celebración de las fiestas del barrio de Gràcia de Barcelona, a finales del pasado mes de agosto.Lorena Sopêna (Europa Press)

Cataluña inicia un cambio de rumbo. En plena ola de contagios por coronavirus, el Govern empieza este viernes una primera fase de reapertura económica y social con el fin del toque de queda. La decisión espera tener continuidad con la distensión de algunas restricciones a lo largo de las próximas semanas y el Departamento de Salud espera un informe del comité asesor en materia de covid para estudiar el futuro uso del pasaporte covid. Los protocolos en las ...

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Cataluña inicia un cambio de rumbo. En plena ola de contagios por coronavirus, el Govern empieza este viernes una primera fase de reapertura económica y social con el fin del toque de queda. La decisión espera tener continuidad con la distensión de algunas restricciones a lo largo de las próximas semanas y el Departamento de Salud espera un informe del comité asesor en materia de covid para estudiar el futuro uso del pasaporte covid. Los protocolos en las residencias y escuelas también se han flexibilizado. El control de la presión asistencial en las UCI, el alto índice de vacunación y la certeza de que ómicron es menos severa que las anteriores variantes son los principales argumentos del gobierno catalán para mostrarse más flexible en la gestión de la pandemia: el Ejecutivo de Pere Aragonès levantará el confinamiento nocturno con más de 200.000 contagios semanales, cuando lo anunció el 20 de diciembre con 48.000.

La decisión del Govern se tomó el lunes en una Comisión Delegada que consensuó con más rapidez que en otras ocasiones la necesidad de eliminar el toque de queda. El consejero de Salud, Josep Maria Argimon, compartió con el resto de consejerías la situación epidemiológica y a partir de allí se debatieron las medidas de contención “haciendo un equilibrio entre afectaciones y derechos fundamentales de la población”, según una fuente conocedora del encuentro. Esta vez pesaron más los derechos, y no será la última vez.

La limitación de las reuniones a un máximo de 10 personas, vigente al menos hasta el 28 de enero, aún requiere el aval del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), por lo que la Comisión pretende encontrar más pronto que tarde el escenario para levantarla. La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ya concretó que la revisión de las limitaciones se efectuará cada siete días, y no cada dos semanas como hasta ahora. El jefe de Medicina Preventiva del hospital Clínic, Toni Trilla, interpreta esta reducción temporal como una idea de que “el Govern quieren hacer más pasos paulatinos en la reapertura”.

El fin del toque de queda acaba con una situación anómala en España, donde ninguna otra comunidad siguió en diciembre los pasos de Cataluña a pesar de la petición del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. “El resto de comunidades deben tomar medidas que no son fáciles ni populares, pero que son valientes para proteger la vida de los ciudadanos”, defendió entonces. Ninguna lo siguió en el confinamiento nocturno. Incluso el Gobierno central, que citó a todas las autonomías para evaluar la crisis sanitaria, se limitó a recuperar la mascarilla en los exteriores. El Govern, en todo caso, entiende que las medidas han limitado el incremento de los casos durante su vigencia. “Estamos convencidos de que las medidas tomadas antes de Navidad han minimizado las consecuencias de ómicron”, insistió Plaja. Cataluña ya fue una de las comunidades más restrictivas a lo largo de las olas anteriores y aplicó el toque de queda entre julio y agosto, poco después de salir del estado de alarma, el 9 de mayo.

El uso del certificado covid en restaurantes y gimnasios también está en entredicho. La alta transmisibilidad de ómicron limita el sentido de la herramienta, que pretendía reforzar la seguridad en espacios cerrados. “Esta medida tenía más sentido con la variante Delta”, analiza Tomàs Pumarola, jefe Microbiología del hospital Vall d’Hebron. “Con ómicron me puedo infectar casi igualmente”, compara. En todo caso, el pasaporte covid genera debate: Trilla, pide mantenerlo “en espacios de riesgo”.

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Los expertos sanitarios entienden que el pico de la sexta ola está cerca, y por tanto, las restricciones deben ir suavizándose. “Vamos hacia una normalización del virus, pero hay que ser prudentes”, considera Pumarola. El epidemiólogo considera que a medida que aumente la vacunación y el número de infecciones y reinfecciones, el escenario inmunológico colectivo dificultará la transmisión y severidad de la covid. “Será importante ver cómo evoluciona en primavera, tras la sexta ola, para ver si es un virus estacional o no”.

Las escuelas y las residencias son dos ámbitos que empiezan a dejar atrás las restricciones. El Govern ha ampliado de cuatro a siete días el periodo permitido para que los alumnos que sean contactos estrechos en la escuela puedan realizarse un test de antígenos rápido (TAR); mientras que modificó el protocolo de visitas en las residencias: están permitidas las visitas y las salidas a los residentes en zona verde (hogares de ancianos libres de virus) y a los contactos estrechos de los residentes inmunizados en las residencias con casos activos (rojas).

Tanto Trilla como Pumarola coinciden en observar las plantas de pacientes críticos para considerar el control de la pandemia. “Cuando se dé el alta a los críticos con variante delta, el número de camas en la UCI con enfermos con ómicron será mucho más bajo en relación al número de hospitalizados”, avanza Trilla. Para Pumarola es importante ver la tipología de los pacientes: “Al inicio de la pandemia cualquier persona llegaba a la UCI y ahora no”. Según el experto de Vall d’Hebron actualmente ingresan personas sin vacunar o sin haber pasado previamente la enfermedad, pacientes con la vacunación incompleta, o personas mayores con mucha patología de base. “Cada vez afecta más a gente con factores de riesgo, que es lo que debería ser”, insiste. El virus cambia, y la estrategia de la Generalitat, también.

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