El fracaso de Albiol en la tragedia de la nave ocupada

El incendio mortal en una antigua fábrica de Badalona donde malvivían subsaharianos destapó el fiasco en la gestión del alcalde popular, que ni dio salida a los jóvenes ‘sin papeles’ ni resolvió las molestias a los vecinos

Harouna, gambiano de 22 anos, descansa en una butaca a la entrada de una nave ocupada en la calle Antoni Bori de Badalona.Albert Garcia (EL PAÍS)

Cuando Xavier García Albiol recuperó la alcaldía de Badalona en abril de 2020, se dirigió, acompañado de un cámara que no dejó de grabar, a una nave industrial de la calle Guifré. Llevaba una década ocupada y acogía a más de un centenar de subsaharianos sin papeles. “Lo que no quiero es delincuencia, peleas ni broncas”, les regañó desde la acera. “A mí la pelea que ...

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Cuando Xavier García Albiol recuperó la alcaldía de Badalona en abril de 2020, se dirigió, acompañado de un cámara que no dejó de grabar, a una nave industrial de la calle Guifré. Llevaba una década ocupada y acogía a más de un centenar de subsaharianos sin papeles. “Lo que no quiero es delincuencia, peleas ni broncas”, les regañó desde la acera. “A mí la pelea que sea un negro, blanco o chino me es igual porque los vecinos están amargados”, siguió. La nave de Guifré fue una de sus obsesiones. Ordenó 25 controles de acceso a la Guardia Urbana, abrió expedientes y remitió cartas al juzgado. Pero el 9 de diciembre todo cambió. Un incendio, en el que fallecieron cuatro personas, arrasó la nave. 92 supervivientes fueron derivados a pensiones gracias a fondos, sobre todo, de la Generalitat. En septiembre ya no quedaba dinero para albergues. Un centenar de personas regresaron a la calle y se instalaron en otras naves cercanas.

Nada ha cambiado en sus vidas. Albiol no ha solucionado los problemas de esos jóvenes ni las supuestas molestias a los vecinos. EL PAÍS ha accedido a las naves. Natasha es una de las jóvenes que vive en la de la calle Progrés. “Pago 100 euros por una habitación hecha con maderas. Por la mañana estudio para auxiliar de laboratorio. Albiol siempre dijo que éramos unos delincuentes pero mira, al final el ladrón es él”, subraya esta joven sudafricana. En la nave todos saben que el alcalde que más les atacó pronto dejará de serlo. “Nos ha tirado a los vecinos encima, dice que somos ladrones y mira luego era él el que tiene millones de euros en los Papeles de Pandora. El delincuente es él”, señala Aziz de Senegal. Aziz es uno de los supervivientes de la nave de la calle Guifré. Asegura que muchos compañeros, cuando se fueron acabando las estancias en los albergues, volvieron a instalarse dentro de las naves. “No hay salida. No tenemos papeles, ni ayudas. Por la mañana vamos con carritos a recoger chatarra. Vivimos con poco y nadie nos alquila un piso”.

Las batallas contra el Ayuntamiento nunca acabaron. “Una empresa nos cedió unos váteres químicos y cada semana venían a limpiarlos. Metían el camión y así se podían limpiar. Lo que hizo Albiol fue ordenar que colocaran estas pilonas”, advierte Aziz señalando unos palos que impiden aparcar y acceder a la nave con un vehículo. Ahora ya no pueden entrar los camiones, pero tampoco los bomberos en caso de que haya algún problema como el de la calle Guifré. Además, a simple vista se observan toneladas de materiales inflamables como leña, colchones… junto a kilos y kilos de hierros retorcidos.

Los supervivientes

En la calle Antoni Bori hay otra nave ocupada en la que viven medio centenar de personas. En esta, además, hay varios niños que, en el momento de la visita, regresan de la escuela. Harouna tiene 22 años y es de Gambia. Vivía en la nave incendiada y de allí acabó en un albergue. Ahora pasa algunos días en la calle y otros dentro de esta nave que era un antiguo mayorista de preparados de carnicería.

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Papa Dukuray también es de Gambia. Tiene papeles y ha trabajado recogiendo fruta, en la obra y en algunas cocinas. Por minutos no le atrapó el incendio dentro de la nave. Pagó 400 euros (nunca dicen a quién) para poder construirse una habitación con paredes de tablones en la que tiene un colchón rescatado de un contenedor, un fogón vitrocerámico y un sofá, todo procedente del mismo lugar. Gracias a que pincharon la luz siguen pasando allí los días.

Carles Sagués es uno de los miembros de la plataforma Sant Roc Som Badalona que, entre otras actividades, entregó alimentos a los habitantes de estas naves durante el confinamiento. “El Ayuntamiento de Albiol nunca ha tenido voluntad de intentar dignificar la vida de estas personas. Todo lo contrario, se ha aprovechado de ellos cargando siempre las tintas y acusando a todo el colectivo de delincuente”.

Johnny es dominicano y se dedica a recoger chatarra. Es de los pocos que no es africano dentro de esta nave. “Albiol nos culpa de todo y resulta que es el mayor ladrón de todos. Míralo, ahora se va como lo que siempre hemos sabido que era”, sostiene mientras carga un termo eléctrico en un carrito de la compra. Un nuevo equipo de gobierno comenzará el próximo lunes a gobernar Badalona. Ninguno de los okupas entrevistados por EL PAÍS confía que otro color político solucione su situación.

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