La empresa pública de transportes de Barcelona quiere ofrecer coches y motos de alquiler
El operador de metro y autobús inicia el diseño de un plan estratégico para convertirse en una compañía de servicios de movilidad
Todas las marcas de coches tienen un mantra desde hace unos años: dejar de ser meros fabricantes de vehículos y convertirse en empresas de servicios de movilidad. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), el operador público que explota las redes de metro y autobuses de la ciudad, también. Y en ese camino se plantea dejar de centrarse únicamente en el transporte colectivo y dar el salto a servicios compartidos de coches y moto. Es...
Todas las marcas de coches tienen un mantra desde hace unos años: dejar de ser meros fabricantes de vehículos y convertirse en empresas de servicios de movilidad. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), el operador público que explota las redes de metro y autobuses de la ciudad, también. Y en ese camino se plantea dejar de centrarse únicamente en el transporte colectivo y dar el salto a servicios compartidos de coches y moto. Es uno de los hitos que figura en su plan estratégico, en el que, pese a esa incursión, TMB quiere que el vehículo privado solo represente el 35% de la movilidad urbana.
“Queremos que TMB se convierta en la principal empresa de servicios de movilidad del país”, ha sentenciado la presidenta de la compañía, Rosa Alarcón, que ha esbozado una compañía de futuro en la que convivirán “bicicletas, patinetes, motos e incluso coches como elementos complementarios del transporte público”.
La concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona ha negado que haya plazos ni proyectos concretos para iniciar esa incursión en modelos de transporte individuales, si bien ha puesto como la prueba de fuego el servicio de bicicleta compartida que pondrá en marcha el Área Metropolitana de Barcelona. “Manifestamos una voluntad inicial, que comenzaremos a aplicar en las bicicletas, que es lo que tenemos estudiado. Pero no está cerrado”, ha dicho Alarcón, quien ha defendido que el “gran cambio conceptual” responde a asumir que “el transporte público no llega a todas partes”. Su reflexión tiene más cariz metropolitano que no meramente centrado en Barcelona.
El consejero delegado de TMB, Gerardo Lertxundi, ha querido subrayar que los inespecíficos planes de entrar en el negocio del coche y la moto no tienen fecha de entrada y que su esfuerzo será excepcional en el conjunto de la compañía. “Los grandes objetivos del plan estratégico están centrados en transporte público, que es el eje de la movilidad y eso no se puede hacer con ningún otro transporte”. Pero también ha deslizado: “Sería ir en contra de los tiempos no pensar en el cliente en su totalidad”.
La reflexión de TMB llega en un momento de debate importante sobre cuál ha de ser el protagonismo de los patinetes, las motocicletas y los coches compartidos en la ciudad. El motosharing ya está articulado normativamente, pero los operadores se han quejado de un exceso de celo municipal traducido en un escaso número de licencias para operar, lo que complica las economías de escala y la viabilidad de los planes de negocio. Y en el ámbito del coche, mientras en Madrid y otras ciudades florecen los proyectos, en Barcelona están detenidos. Las compañías acusan de no facilitar el despliegue ni incentivar el coche eléctrico como eje de la movilidad personal. No está resuelto cómo resolver el binomio sostenibilidad (dar más cancha a los coches eléctricos) y congestión (facilitar mayor uso de vehículos privados y provocar más saturación circulatoria en una de las ciudades europeas más densas).
En todo caso, TMB quiere lograr una mayor penetración entre la población y aprovechar la salida de la pandemia para multiplicar el uso de sus metros y autobuses. Hasta 2025 plantea elevar un 10% el volumen de pasajeros (respecto a 2019, antes de la pandemia), para alcanzar los 3,2 millones de pasajeros. El hito es ese 65% de usuarios de transporte colectivo frente al 35% de transporte privado. Actualmente esa relación del 51% frente al 49% y Alarcón ha subrayado que Barcelona sale en ventaja respecto a otras ciudades europeas en las que el coche habría tomado ventaja.
Los planes de TMB tienen otro interrogante. El cómo se financiará. Alarcón ha llamado a aprovechar el debate sobre el pago en las autopistas ahora que se han liberado peajes para introducir el elemento de una mayor financiación del transporte público. TMB necesitará más dinero para sus planes, aunque han evitado cifrar la cuantía que demandan hasta 2025.