Fallece Arcadi Oliveres, el economista a pie de calle

Participó en la campaña por el 0,7%, en el encierro de la iglesia del Pi y en el 15-M

El economista y activista Arcadi Oliveres en su casa en Sant Cugat (Barcelona), el pasado mes de febrero.Joan Sanchez (EL PAÍS)

Arcadi Oliveres ha fallecido este martes a los 76 años a causa de un cáncer de páncreas diagnosticado el pasado mes de enero. Economista, aunque sobre todo activista, su carrera durante décadas se ha mantenido a pie de calle en algunas de las luchas más significativas de Cataluña contemporánea desde un convencido argumentario basado en el anticapitalismo y la desobediencia desde el veto a la violencia. Fue presidente de Justícia i Pau y especialmente, además de profesor de la Facultad, un pedagogo de la economía ...

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Arcadi Oliveres ha fallecido este martes a los 76 años a causa de un cáncer de páncreas diagnosticado el pasado mes de enero. Economista, aunque sobre todo activista, su carrera durante décadas se ha mantenido a pie de calle en algunas de las luchas más significativas de Cataluña contemporánea desde un convencido argumentario basado en el anticapitalismo y la desobediencia desde el veto a la violencia. Fue presidente de Justícia i Pau y especialmente, además de profesor de la Facultad, un pedagogo de la economía que recorrió foros de toda España a la vez que representaba una suerte de papel de ariete contra las injusticias. Uno de sus lemas, pese a admitir que el mundo no había mejorado mucho con el tiempo, era: “No tenemos derecho a perder la esperanza”.

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Oliveres fue referente en la lucha contra la globalización y participó activamente en la campaña para conseguir que el 0,7% del presupuesto público fuera a parar a los países en vías de desarrollo. Fue un miembro activo del encierro en la iglesia del Pi para pedir la regularización de inmigrantes y también participó en el desafío al régimen franquista de la Caputxinada, en 1966. Fue una de las caras visibles del movimiento 15-M en la plaza Cataluña de Barcelona y cuando notó que la protesta estaba degenerando no tardó en pedir que se levantara el campamento. Su posición originó un interés de los partidos de izquierda para que se presentara en un cartel electoral unitario que nunca acabó viendo la luz. Era más partidario de los movimientos sociales que de las formaciones políticas.

Y en los últimos años fue un consumado luchador contra las grandes empresas oligopolísticas y sus directivos. No se libraron de sus embestidas ni Repsol, ni La Caixa, ni Inditex ni ninguno de los nombres que las han dirigido. Tampoco la Casa Real ni Juan Carlos I. Consciente del ruido que generan los nombres propios, en la última entrevista con este diario cargó contra el futbolista Leo Messi por defraudar a Hacienda.

El economista, que se decía discípulo de Lluís Maria Xirinacs y de Jaume Botey, era un ferviente partidario de la educación y la concienciación como fórmula para cambiar el mundo y el consumismo. “Para caminar en dirección contraria hace falta tener una sólida base educativa”, escribió en su último libro, Paraules d’Arcadi (Angle Editorial), en el que pasó revista a su pensamiento a través de su carrera activista.

En enero pasado le fue diagnosticado un cáncer de páncreas “irreversible”, tal y como él mismo contaba. En aquel mismo momento pidió poder trasladarse a su casa de Sant Cugat del Vallès para ocupar el mismo asiento que había ocupado su hijo Marcel durante sus últimos días tras una grave enfermedad, justamente en paralelo a las protestas del 15-M. Arcadi Oliveres abrió las puertas de su casa a sus amigos, en las que ofreció sus últimas lecciones de coherencia, la palabra que había convertido en forma de vida y que tenía que recordar como palabra de paso para acceder a su ordenador.

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