Cataluña rebaja su déficit al 0,35% en plena gestión de la pandemia
El Govern argumenta que ese porcentaje es fruto de ajustes contables y del cierre en superávit de algunas entidades de Salud
La Generalitat cerró el pasado ejercicio con un déficit del 0,35% respecto al PIB. En plena pandemia, con consenso acerca de la necesidad de inyectar recursos públicos, la Administración catalana logró rebajar su desfase presupuestario respecto a las cifras de 2019, cuando se situaron en un 0,62%, y a las de los últimos 14 años. El Govern argumenta que ese porcentaj...
La Generalitat cerró el pasado ejercicio con un déficit del 0,35% respecto al PIB. En plena pandemia, con consenso acerca de la necesidad de inyectar recursos públicos, la Administración catalana logró rebajar su desfase presupuestario respecto a las cifras de 2019, cuando se situaron en un 0,62%, y a las de los últimos 14 años. El Govern argumenta que ese porcentaje es fruto de ajustes contables y del cierre en superávit de algunas entidades de Salud, además de la política de contención que tomó el Ejecutivo hasta el mes de octubre, cuando el Ministerio de Hacienda relajó las reglas que marcan el ritmo de gasto y el déficit.
El Gobierno catalán gestionó el año pasado el gasto no financiero más alto de la historia de la Generalitat, con 32.151 millones de euros, un 19% más. Las partidas de gastos crecieron en todos los departamentos para afrontar tanto la factura sanitaria marcada por la covid como el déficit del transporte público agravado por la pandemia y la inyección de dinero en ayudas a los sectores afectados por la crisis económica, que se trasladó en una caída del PIB del 11,5% y un imponente aumento del paro. Solo la covid impactó en 4.761 millones en la tesorería autonómica (entre mayor gasto afrontado y menos ingresos recaudados), si bien el 66,5% de esos recursos procedieron de transferencias estatales.
Ese aumento del gasto, sin embargo, no tuvo traslación en un aumento del déficit por diferentes motivos. Por un lado, porque se produjeron el pasado año una serie de modificaciones contables que beneficiaron a la contabilidad de la Generalitat. Esos cambios afectaban a la forma de apuntar los fondos europeos (que supusieron una anotación de 238 millones), las inversiones y las rebajas en peajes (225 millones) y el cierre en superávit (dinero sobrante) de entidades de salud al haberles asignado el aumento de tarifas asistenciales de 2020 (289 millones).
Todos esos factores habrían provocado la diferencia entre el déficit del sector público administrativo, que la Generalitat sitúa en el 0,9% (equivalente a 1.870 millones de euros), y la fórmula que utiliza la Intervención General del Estado, que lo rebaja a un 0,35%, con solo 768 millones de euros. En la comparativa homologada del Gobierno central, Cataluña queda en el centro del conjunto de las comunidades autónomas, entre las que nueve de las diecisiete acabaron el ejercicio pasado en situación de superávit presupuestario. Valencia (1,16%), Navarra (1,13%), País Vasco (1,12%) y Navarra (0,95%) tuvieron un déficit superior al catalán.
La contención de gasto presupuestaria fue una de las críticas que el presidente en funciones de la Generalitat y titular de la cartera económica, Pere Aragonès, tuvo que soportar en el Parlament, donde le acusaron de no abocar suficientes recursos públicos en momentos en los que la actividad económica ya empezaba a soportar el ahogo de las restricciones. El Govern asegura que no se atrevió a abrir el grifo del gasto hasta que en octubre el Ministerio de Hacienda hizo oficial una relajación, sobre todo, del objetivo de déficit, que elevó en el 0,2%. Esa política conservadora le habría permitido cerrar con el déficit del 0,35%, de apenas 768 millones de euros.
Pese a sus números, el Gobierno catalán sostiene que es la comunidad autónoma que más ayudas per cápita ha aportado desde que empezó la pandemia y hasta el mes de marzo. Alcanzarían los 221,1 euros. Según sus cálculos, la Comunidad de Madrid se habría situado en los 52,8 euros por habitante.
Además de la contención del déficit, el Govern también ha logrado este año reducir ligeramente el volumen de gasto aplazado que sufría el Departamento de Economía, para facilitar su operativa e intentar reducir los plazos de pago de las facturas. El pago aplazado en sanidad ha pasado de los 1.952 millones de 2019, entre el Catsalut y el Instituto Catalán de la Salud, a los 1.765 millones de euros. La diferencia es equivalente a algo menos que un punto porcentual de déficit.
La Generalitat, que el año pasado volvió al control del Fondo Liquidez Autonómico tras superar los objetivos de déficit, podría acercarse este año un desfase del 1,1%.