La contaminación cayó un 28% en 2020 en Barcelona
La ciudad registró, coincidiendo con la pandemia y la caída del tráfico, los valores más bajos de la serie histórica
Era de esperar, pero faltaban las cifras hasta diciembre. Los datos de enero a diciembre muestran que la contaminación cayó en Barcelona a mínimos históricos el año pasado, coincidiendo con la pandemia y la drástica reducción de la movilidad y el tráfico en las semanas de confinamiento más duro, en ...
Era de esperar, pero faltaban las cifras hasta diciembre. Los datos de enero a diciembre muestran que la contaminación cayó en Barcelona a mínimos históricos el año pasado, coincidiendo con la pandemia y la drástica reducción de la movilidad y el tráfico en las semanas de confinamiento más duro, en primavera. El portal divulgativo Contaminació Barcelona ha publicado este lunes el anuario 2020 y concluye que la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2, asociado al tráfico) registró los valores más bajos de la serie histórica.
Incluso consiguió no superar los valores máximos que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), 40 microgramos por metro cúbico. Los autores del estudio señalan que las cifras son fruto de la excepcionalidad e insisten en que la ciudad tome medidas estructurales para reducir la polución. Vistos los niveles mes a mes, se observa claramente cómo la caída anual se debe a los meses de restricciones más duras en la movilidad, cuando el tráfico cayó en picado.
Porque en el mes de julio, los niveles de contaminación ya habían recuperado el umbral que afecta a la salud. Y en noviembre, los niveles de dióxido de nitrógeno superaron de nuevo los anteriores a la pandemia. El último informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona alertaba de que la contaminación provoca mil muertos cada año. Y otro de la misma agencia apuntaba que si el aire estuviera tan limpio como en primavera, se evitarían 800.
El anuario detalla que la contaminación por NO2 cayó un 28% en las estaciones de tráfico (las dos que están ubicadas en calles muy transitadas) y un 25% en las de fondo (son cinco estaciones, más alejadas del humo directo de los coches). La contaminación por partículas PM10 también se redujeron a valores mínimos históricos, pero la caída fue menor. En este caso, en las estaciones de tráfico el polvo en suspensión (que puede ser de obras o del rodamiento de los neumáticos, entre otras causas) sí superó los niveles que marca la OMS (20 microgramos por metro cúbico).
Respecto al ruido, algunas semanas los niveles también se situaron por debajo del umbral que recomienda la OMS, aunque “se recuperaron rápidamente”, precisa el informe. El anuario recuerda que los últimos datos anuales publicados (de 2017) señalaban que el 57% de la población vive por encima de los niveles de ruido que recomienda la organización internacional. En el momento más duro del confinamiento, cuando se impuso el silencio y se escuchaban los pájaros el ruido llegó a caer en 4,9 decibelios.
El responsable de Contaminació Barcelona, Miquel Ortega, apunta que “2020 fue el año con menos contaminación de la serie histórica, y es una gran noticia para la salud, pero es también algo accidental, fruto de la excepcionalidad de las medidas contra la covid”. “Por desgracia, todavía queda mucho por hacer para cambiar las condiciones estructurales que producen cada año niveles de contaminación por encima de la normativa europea y de lo que está establecido como máximo para garantizar una ciudad saludable”, matiza Ortega, físico y doctor en ciencias ambientales.
El anuario estima que para garantizar que todas las estaciones de medición registraran niveles de contaminación por debajo del límite que marca la OMS, el tráfico debería reducirse un 12% respecto a los niveles prepandemia. Este nivel de movilidad es el que se ha producido en la ciudad entre septiembre y diciembre, cuando Barcelona recuperó pulso pero todavía no se ha alcanzado el tráfico que era habitual antes del coronavirus.
Con vistas al futuro, Ortega entiende que “2021 será un año clave”. “Estamos en un cruce donde esperamos superar la covid, pero es incierto cómo evolucionará la contaminación. Dependerá de factores como el ritmo de la recuperación del transporte público, el volumen de personas que teletrabajan y el ritmo de recuperación económica”.
La pandemia ha provocado una crisis de confianza en el transporte público que no tiene precedentes. Su uso llegó a caer un 90% y ha cerrado el año con una caída del 46%. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha admitido que no espera recuperar el 100% de viajeros del metro y el bus este año. “Los niveles de uso han comportado una crisis económica que puede poner en riesgo el sistema de transporte en global y las inversiones comprometidas para mejorar la red”, advierte el anuario.
El anuario, por último, invita a las autoridades a “consolidar” una red de seguimiento del ruido en la ciudad y a publicar los datos, una petición que hay entidades que reclaman desde hace años; además de sugerir la necesidad de crear más estaciones de medida y de “mejorar la evaluación de algunos contaminantes”.