El Govern se enreda en la gestión de la pandemia

Los consejeros de Junts per Catalunya y de ERC discrepan sobre las ayudas a los afectados y los ritmos de la desescalada

El consejero Chakir El Homrani, el pasado mes de junio en la Generalitat.Albert Garcia

La Generalitat ha evidenciado numerosas deficiencias en la gestión de la segunda ola de la pandemia, con un Govern dividido que parece más pendiente de sacar provecho en las elecciones del 14 de febrero que de la lucha contra la covid. Desde que la administración catalana asumió la crisis sanitaria se han sucedido diversos desencuentros públicos entre departamentos gobernados por Junts per Catalunya y el de Salud, en manos de Esquerra, en la gestión de las ayudas a los autónomos o a cuenta de que relaje las medidas para que puedan reabrir cuanto antes el sector de la restauración o la cultura....

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La Generalitat ha evidenciado numerosas deficiencias en la gestión de la segunda ola de la pandemia, con un Govern dividido que parece más pendiente de sacar provecho en las elecciones del 14 de febrero que de la lucha contra la covid. Desde que la administración catalana asumió la crisis sanitaria se han sucedido diversos desencuentros públicos entre departamentos gobernados por Junts per Catalunya y el de Salud, en manos de Esquerra, en la gestión de las ayudas a los autónomos o a cuenta de que relaje las medidas para que puedan reabrir cuanto antes el sector de la restauración o la cultura.

Quim Torra atacó frontalmente al Ejecutivo español en la primera ola de la pandemia y reclamó con insistencia el traspaso de todas las competencias para luchar con más eficacia contra el virus. Después de la desescalada las autonomías asumieron la gestión y en el caso de Cataluña no se ha constatado una mejora con relación a la primavera. Durante estos meses el Govern no ha aplicado las medidas económicas que reclamaba con tanta insistencia a Pedro Sánchez para ayudar a los sectores más afectados, con ayudas directas para autónomos u otros colectivos, pese a disponer de 891 millones de euros de superávit financiero de ejecución presupuestaria al finalizar septiembre, que podía haber usado para luchar contra la covid.

“No es mala fe, es incompetencia”, aseguró Eva Granados, portavoz del PSC, cuando denunció la existencia de este remanente, mientras que desde el Departamento de Economía se defendió este ahorro de tesorería para hacer frente al invierno y el rebrote de la pandemia. Las cuentas del PSC son otras y se recuerda que la Generalitat recibirá este año 3.225 millones de euros del Fondo Covid que transferirá el Gobierno español, a los que hay que sumar otros 420 millones por ampliación de flexibilización del objetivo de déficit.

El fiasco más sonado en la gestión de la Generalitat en esta segunda ola se produjo el pasado día 9, cuando se colapsó el portal habilitado para ayudar con 2.000 euros a los autónomos afectados, al recibir una demanda de 400.000 visitas. Horas después se volvió a repetir el colapso. Finalmente, en menos de tres horas se agotaron las ayudas, de las que solo se beneficiaron 10.000 autónomos.

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El episodio sirvió de excusa para que los socios de Govern se culpasen mutuamente. Así, el departamento de Políticas Digitales que tiene al frente al consejero Jordi Puigneró (de Junts per Catalunya) culpó de lo ocurrido al de Trabajo, en manos de Chakir el Homrani (de Esquerra) por considerar que el diseño de la web no era el apropiado y otorgar las ayudas según se fuesen solicitando. Trabajo, por su parte, negó que fueran advertidos del colapso y defendió el criterio empleado.

Homrani es seguramente el consejero más controvertido en relación a la pandemia. El 27 de octubre aseguró en una entrevista que el teletrabajo era obligatorio en Cataluña, cuando en realidad no existe ninguna legislación en ese sentido. Horas después, fue corregido por la consejera de presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, que le recordó que la última resolución de la Generalitat considera “voluntario” el teletrabajo. El consejero ha destituido este lunes a los dos altos cargos más importantes de su departamento, después de las críticas recibidas. Meses antes, el 8 de abril y en pleno pico de la primera ola, Quim Torra ya desautorizó públicamente a Homrani y le retiró las competencias de las residencias de ancianos para traspasarlas a Alba Vergés, titular de Salud, también de ERC.

Contra ella se dirigió también el consejero de Empresa y Conocimiento, Ramon Tremosa (en la órbita de Junts), cuando reclamó el 23 de octubre que se reabriesen los bares y restaurantes clausurados en Cataluña desde hace ya más de un mes para aliviar “el sufrimiento, el gran esfuerzo del sector y las terribles pérdidas”. Su petición fue desdeñada por Salud.

La consejera de Cultura, Àngels Ponsa (también de Junts) se ha mostrado más comedida este fin de semana, aunque ha deslizado que a partir del próximo día 23 se podrían reabrir los espectáculos culturales, una medida que tampoco le corresponde a su departamento, sino a la “autoridad sanitaria” que invocan los consejeros, y que no es otra que el Departamento de Salud.

Otro de los reproches que se hace a la Generalitat desde la oposición es el aislamiento que padecen los escolares confinados en sus casas por casos de coronavirus, a los que no han llegado los ordenadores ni la conexión a Internet prometida por Enseñanza, en manos de ERC.

Más allá de todo eso, el Govern ha sido incapaz en estos meses de tejer un acuerdo transversal con sindicatos, empresarios y agentes sociales para afrontar la crisis sanitaria y económica como el que, por ejemplo, impulsó ayer Pedro Sánchez. Al contrario, el discurso del independentismo sigue pasando por culpar al Gobierno español. Así, Marta Vilalta, portavoz de Esquerra, acusó ayer al Ejecutivo de “lavarse las manos” y de dejar “tirada a la gente”, informa Àngels Piñol.


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