Colau planea convertir el Eixample de Barcelona en una gran supermanzana

El proyecto, a una década vista, consiste en pacificar el tráfico rodado de 21 calles horizontales y verticales, y convertir los cruces en plazas

Plan, a una década vista, para convertir el Eixample de Barcelona en una gran supermanzana formada por calles pacificadas.EL PAÍS

El Ayuntamiento de Barcelona evoluciona la idea de supermanzana —como la del Poblenou, que consiste en restringir el tráfico en un conjunto pequeño de calles— y abandona la idea de ejecutarlas a pequeña escala para extender el plan al conjunto del Eixample, el distrito central de la ciudad, por donde cada día pasan 350.000 vehículos. “Un salto de esca...

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El Ayuntamiento de Barcelona evoluciona la idea de supermanzana —como la del Poblenou, que consiste en restringir el tráfico en un conjunto pequeño de calles— y abandona la idea de ejecutarlas a pequeña escala para extender el plan al conjunto del Eixample, el distrito central de la ciudad, por donde cada día pasan 350.000 vehículos. “Un salto de escala”, lo define el Ejecutivo a la alcaldesa Ada Colau. La idea, a una década vista, es pacificar 21 calles y horizontales (con tráfico restringido a vecinos y servicios) y crear 21 plazas (de 2.000 metros cuadrados cada una, como las del barrio de Gràcia) en las intersecciones para ganar seis hectáreas de verde. Superilla Barcelona, lo han llamado sus impulsores.

Para este mandato, que acaba en 2023, el Gobierno municipal se compromete a consolidar con obras definitivas las calles donde se ha intervenido con el llamado urbanismo táctico (con elementos de señalización y mobiliario provisionales): Consell de Cent, Rocafort, Borrell y Girona, y crear las cuatro primeras plazas en sus intersecciones. El modelo de plazas es la supermanzana del mercado de Sant Antoni; y el de calle, la de Borrell, donde los peatones tienen prioridad y los vehículos no pueden circular a más de 10 kilómetros por hora. Esta primera fase, la única que pueden garantizar que se materialice, costará 38 millones de euros y las obras comenzarán en 2022.

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La alcaldesa, Ada Colau, ha presentado este miércoles el proyecto de transformación como la necesidad de “pensar la nueva ciudad para el presente y el futuro, con menos contaminación, una nueva movilidad y un nuevo espacio público que esté a la altura del siglo XXI y sus retos”. Colau ha señalado la experiencia “de éxito” de las supermanzanas existentes “donde al tiempo que se reduce tráfico y contaminación ganamos espacio público”, y la conveniencia de “extender un modelo que genera más espacio seguro, un entorno más verde y ganar calles y plazas para hacer vida y dinamizar y fortalecer el comercio de proximidad”.

Desde el PSC, socio de gobierno de los comunes, la teniente de alcalde de Agenda 2030, Laia Bonet, ha asegurado que el plan es “la Barcelona New Deal”, pero como llevan meses pidiendo los socialistas, han pedido que cualquier medida que se tome se haga “de forma consensuada, con tiempo y debate ciudadano”. Bonet ha adelantado además que en los próximos días el gobierno anunciará “acciones de urbanismo táctico que habrá que repensar”.

El arquitecto jefe del Ayuntamiento, Xavi Matilla, defiende el proyecto tras constatar que las supermanzanas “son una experiencia de éxito: reducen el tráfico, la contaminación, el ruido, permiten ganar espacio público de uso ciudadano y ya es una demanda extensa en toda la ciudad”. “Barcelona es una ciudad de calles, no tenemos espacios para hacer parques”, señala sobre lo que define como “cambio estructural”. La teniente de alcalde de Urbanismo, Ecología y Movilidad, Janet Sanz, habla del plan como una forma de construir “la ciudad del siglo XXI”, después de que Ildefons Cerdà la diseñara en el siglo XIX. “Queremos que Barcelona sea una ciudad envidiable donde todo el mundo quiera vivir”, confía. Y asegura que el proyecto “es realista”.

Los comunes, que llevaban la idea de pacificar una de cada tres calles del Eixample y convertirlas en “ejes verdes”, defienden que el plan de convertir el distrito en una gran supermanzana tiene como avales documentos como la Declaración de Emergencia Climática o el Plan de Movilidad Urbana, que planea reducir el tráfico en un 25%. Actualmente, hay calles del Eixample donde entre el 60% y el 80% del espacio lo ocupan coches, circulando o aparcados.

Más allá del Eixample, el Ayuntamiento de Barcelona también está creando ejes pacificados en el distrito de Sant Martí, donde justo arranca la segunda parte del desarrollo del 22@, un plan urbanístico que mezcla vivienda, actividad económica, equipamientos y zonas verdes.

Sobre la viabilidad de un proyecto a tan largo plazo, Sanz lo vincula a infraestructuras pendientes como la mejora de Rodalies y a la unión de los tranvías por la Diagonal. Pero sobre todo, al consenso social. “Cuando hay aceptación y demanda social es cuando un proyecto gana”, asegura, y recuerda que hay barrios que piden hacer supermanzanas.

Concursos púbicos para diseñar las calles y plazas

Para materializar los cambios más inmediatos, el Ayuntamiento de Barcelona convocará de forma inminente dos concursos: uno para definir “la calle del siglo XXI” y otro para diseñar las primeras cuatro plazas (en las esquinas de Consell de Cent con Borrell, Rocafort, Enric Granados y Girona). En paralelo, se creará un consejo asesor, con profesionales de varias disciplinas y expertos en espacio público, para hacer el seguimiento “y dar legitimidad al proceso”, en palabras de la teniente de alcalde.

El calendario previsto es el siguiente: antes de Navidad los equipos deberán entregar las ofertas, en marzo de 2021 se adjudicarán, los proyectos se redactarán en los ocho meses siguientes y las obras comenzarían en 2022.

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