Los cajones congelados que guardan la huella de la pandemia

En pequeños cajones de colores y cobijadas a 80 grados bajo cero, descansan las huellas que ha dejado la pandemia de coronavirus en el hospital del Mar de Barcelona. Son las muestras de sangre de pacientes que han sufrido la covid-19, enfermos leves y otros más graves, en estadios diferentes de la enfermedad, desde los primeros síntomas hasta que ingresaron o se fueron de alta. El complejo sanitario guarda en su biobanco más de 3.000 muestras, aunque la Red Española de Biobancos, a la que pertenece el Mar, tiene esos cajones ...

En pequeños cajones de colores y cobijadas a 80 grados bajo cero, descansan las huellas que ha dejado la pandemia de coronavirus en el hospital del Mar de Barcelona. Son las muestras de sangre de pacientes que han sufrido la covid-19, enfermos leves y otros más graves, en estadios diferentes de la enfermedad, desde los primeros síntomas hasta que ingresaron o se fueron de alta. El complejo sanitario guarda en su biobanco más de 3.000 muestras, aunque la Red Española de Biobancos, a la que pertenece el Mar, tiene esos cajones congelados con covid-19 por todo el territorio: más de 65.500 muestras en una treintena de centros sanitarios. Todas a disposición de la comunidad científica para sus investigaciones.

“Un biobanco gestiona todo el movimiento de muestras biológicas para investigación. La particularidad de esta colección covid es que conseguimos almacenar y guardar muestras de pacientes que se iban diagnosticando en el hospital a través del circuito asistencial”, explica Montse Torá, directora científica del Biobanco del Hospital del Mar (MARBiobanc). Este biobanco fue el primer en empezar a guardar muestras de pacientes con covid-19: lo hace desde el pasado 1 de abril y el resto de la red española, desde el 14 de ese mes, indica Torá. “En el momento de la vorágine inicial de la pandemia, cuando empezaron a entrar decenas de pacientes cada día, lo que hicimos fue montar un circuito sin alterar todos los circuitos habituales del hospital y conseguimos que se gestionara de tal forma que, para cada paciente que se le extraía una muestra de sangre, una parte de la muestra se guardaba para futura investigación biomédica porque ya vimos que esta sería una de las necesidades que tendríamos una vez que acabáramos toda esa fase inicial que desbordó todos los sistemas asistenciales”, señala la especialista.

Unos fuertes controles de seguridad custodian las muestras de covid-19. En una sala aislada y con el acceso restringido descansa, junto a otros refrigeradores del biobanco, el congelador con las trazas de la pandemia. La puerta de la cámara se abre solo mediante un código al que tienen acceso unos pocos trabajadores del biobanco. “Es un acceso restringido. No se puede abrir ni por error”, señala Torán. En él, un centenar de tubitos en cada cajón de colores con apenas un milímetro de muestra en cada uno. Ahí están las muestras de sangre, y suero, pero el biobanco también dispone de muestras nasofaríngeas que se tomaron a los pacientes tras hacerle la PCR. En cámaras de nitrógeno líquido, a -180 grados, también se guardan células vivas. En total, unas 3.000 muestras de más de 600 pacientes. El 40% de estos ejemplares son pruebas de seguimiento, esto es, de la misma persona pero en distintos momentos de la enfermedad. Según los datos de la Red de Biobancos, hay 65.523 muestras de 22.388 pacientes con covid-19 recogidas en 30 biobancos españoles.

“Como son muestras de un biobanco, se pueden ceder a cualquier centro que las necesite. Pero tiene que tener proyecto aprobado por comité ético y, cuando nos presenta la solicitud, nosotros también lo pasamos por el comité ético y científico. Cuando nos dan el aprobado, es la dirección del biobanco la que permite que esa muestra sea cedida al exterior”, explica Torá. La Red de Biobancos sostiene que se han atendido 11 solicitudes.

“Una de las primeras cosas que hicimos, precisamente porque era justo en el gran momento de la gran vorágine de enfermos, fue ceder muestras para la puesta a punto de los test masivos de PCR para ayudar a los laboratorios asistenciales, que no daban abasto. Luego salieron convocatorias de investigación y hemos cedido muestras para estudios inmunitarios, de gravedad, del adn del virus”, enumera Torá. El biobanco sigue creciendo y cada día se incorporan más muestras, aunque por suerte, la pandemia está de bajada y los cajones de colores tardan más en llenarse.

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