A la caza de respiradores
Además de las compras en el mercado internacional y el apoyo a nuevos prototipos, el Sistema Catalán de la Salud ha aceptado más de 400 equipos de ventilación mecánica donados por clínicas médicas y veterinarias
La amenaza del coronavirus ha apremiado al Departamento de Salud a buscar respiradores hasta debajo de las piedras. La mayoría de los pacientes graves que ingresan en unidades de cuidados intensivos (UCI) requieren ventilación mecánica y los equipos disponibles hasta ahora se han quedado cortos respecto al incremento de camas de UCI que han experimentado los hospitales catalanes....
La amenaza del coronavirus ha apremiado al Departamento de Salud a buscar respiradores hasta debajo de las piedras. La mayoría de los pacientes graves que ingresan en unidades de cuidados intensivos (UCI) requieren ventilación mecánica y los equipos disponibles hasta ahora se han quedado cortos respecto al incremento de camas de UCI que han experimentado los hospitales catalanes. El temor a un eventual colapso de las unidades de críticos —desde el inicio de la pandemia, más de 2.500 personas han pasado por la UCI— ha precipitado que el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) abriese tres líneas de trabajo para conseguir más respiradores. A la compra de aparatos en el mercado internacional y el apoyo a la fabricación de nuevos prototipos en Cataluña, el CatSalut ha hecho hueco a la donación de equipos por parte de pequeñas clínicas médicas que han cerrado en el marco del estado de alarma, centros veterinarios y otras empresas que contaban con estos dispositivos. Del millar de respiradores antes de la crisis se ha pasado a unos 1.700.
“Cuando comenzó la epidemia nos dimos cuenta de que una de las necesidades más grandes que tendríamos sería de respiradores. Y sabíamos que con los que teníamos no sería suficiente”, señala Mercé Salvat, directora de la Gerencia de Empresas Propias del CatSalut. Y ahí comenzó la búsqueda activa para reclutar todos los respiradores hábiles en el menor tiempo posible. El primer objetivo: el mercado internacional. “Pero estaba muy saturado y los precios aumentaron muchísimo. De 17.000 a 55.000 euros un respirador. Y nos pasó que teníamos respiradores comprados y pagados que, cuando los ibas a buscar, no estaban. Alguien había pagado más por ellos. Te devolvían el dinero y te quedabas sin la comanda”, admite Salvat. Ahora, señala, el marcado se ha normalizado, “pero hace unas semanas no podías asegurar que lo que comprabas llegase en tiempo y forma”.
La otra línea de trabajo que el CatSalut puso en marcha fue la creación de nuevos respiradores a través de empresas catalanas. Actualmente hay siete empresas que han elaborado prototipos, pero solo cuatro han logrado la homologación de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) para empezar a probarlos en ensayos clínicos. Uno de ellas es Seat, que en alianza con el Consorcio de la Zona Franca, ha fabricado respiradores. Donde antes se montaban partes del Seat Leon, se ensamblaron en las últimas semanas estos dispositivos, cuyo prototipo diseñaron en colaboración con la empresa Protofy.XYZ. Los hospitales Clínic y Germans Trias i Pujol están dando apoyo científico para el desarrollo de aparatos que permitan la ventilación de los pacientes que lo necesiten ante la escasez de respiradores convencionales.
Por ahora, los cuatro respiradores que han recibido homologación aún no han llegado de forma masiva a los hospitales. Se está estudiando su funcionamiento en el marco de ensayos clínicos. No se pueden comercializar y su uso se limitará a la situación de pandemia, pues se trata de dispositivos de emergencia.
Donaciones privadas
Con todo, el CatSalut ha desplegado una tercera vía para conseguir respiradores que pasa por la cesión de los equipos por parte de empresas u organismos que disponen de ellos. “Se trata de recuperar respiradores que están o no al servicio del sistema sanitario, como clínicas que han tenido que cerrar, facultades de medicina y veterinaria, centros deportivos”, sostiene Salvat. Por lo pronto, se han recuperado unos 430. De ellos, más de un centenar proceden de donaciones de clínicas sanitarias o veterinarias privadas.
“Los llevamos a un almacén logístico que tiene el Sistema de Emergencias Médicas (SEM), donde se revisa que funcionan, se controla su estado y se higienizan. Por supuesto, tienen que estar homologados como respiradores”, apostilla Salvat. Más de 570 centros privados han hecho sus donaciones, de equipos de ventilación mecánica y otros recursos sanitarios: 105 respiradores, 135 ambulancias, 53 bombas de infusión, 74 pulsioxímetros (para mirar la saturación de oxígeno en sangre), 73 electrocardiogramas, 63 desfibriladores y 37 ecógrafos, entre otros equipos.
“Creemos que con las comandas encargadas, los respiradores donados por centros privados y los prototipos de los investigadores, podremos cubrir las necesidades. Lo que hace unas semanas era una preocupación, ahora ya no”, valora Salvat. Con todo, el CatSalut sigue abierto a las donaciones de las empresas que dispongan de respiradores en sus instalaciones para ampliar la provisión de estos equipos.
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