Giovanni Melillo, fiscal italiano antimafia: “Las mafias globales pueden vaciar las estructuras de la democracia”
Melillo pide a la sociedad que mire “sin ilusiones” lo que implica la llegada a España de dinero del narco
Con más de 35 años de experiencia en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, Giovanni Melillo, de 65 años, asegura que cada día aprende algo nuevo de organizaciones criminales cada vez más complejas, modernas y adaptables. El fiscal italiano antimafia ha visitado España, invitado por la Fiscalía Antidroga, en el marco de unas reuniones anuales de cooperación bilateral, aunque ya dice de entrada que no puede “ni siquiera mencionar” los proyectos en los que han trabajado. La amplia gama de sus competencias —crimen organizado, terrorismo y ciberdelincuencia— ha hecho que las reunion...
Con más de 35 años de experiencia en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, Giovanni Melillo, de 65 años, asegura que cada día aprende algo nuevo de organizaciones criminales cada vez más complejas, modernas y adaptables. El fiscal italiano antimafia ha visitado España, invitado por la Fiscalía Antidroga, en el marco de unas reuniones anuales de cooperación bilateral, aunque ya dice de entrada que no puede “ni siquiera mencionar” los proyectos en los que han trabajado. La amplia gama de sus competencias —crimen organizado, terrorismo y ciberdelincuencia— ha hecho que las reuniones con los representantes de la Fiscalía de la Audiencia Nacional casi no le hayan dejado ni respirar en dos días.
Acaba de concluir la última reunión. Mientras los responsables de la Fiscalía Antidroga recogen sus carpetas, Melillo subraya las excelentes relaciones con la fiscal Antidroga Rosa Ana Morán. Pero, como repetirá durante la conversación, mantenida el 14 de noviembre en la Audiencia Nacional, pide abrir el foco: “Es necesaria una estrategia europea común de lucha contra el narcotráfico global. Necesitamos pasar de una cooperación sobre casos individuales a una estratégica, basada en análisis de las amenazas criminales y prioridades que compartimos. Italia y España tienen la responsabilidad de apoyar el esfuerzo de las democracias latinoamericanas para combatir a las poderosas redes criminales que las amenazan, ya que tienen amplias ramificaciones también en Europa”, reclama. Como ejemplo, destaca la ahora habitual participación de Italia en las reuniones con fiscales iberoamericanos. “No podemos permitirnos actuar sin coordinarnos. Hemos hecho muchas cosas positivas, pero debemos hacer mucho más, definiendo estrategias conjuntas de amplio alcance”.
Sobre las conexiones del crimen organizado en Italia con España, cuenta cómo las mafias italianas han pasado de una estrategia de violencia abierta, en los años 80 y 90, cuando se produjeron los asesinatos de jueces italianos como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992, a otra estrategia de mimetización e infiltración en la economía legal. “Nuestras mafias hoy son auténticas constelaciones de empresas aparentemente legales. No han abandonado la violencia, y mucho menos han perdido la capacidad de ejercerla, pero prefieren seguir el camino de la ocupación silenciosa de los mercados, porque han aprendido que el dinero y la corrupción son herramientas mucho más eficaces”, explica.
Este proceso de mimetización afecta al Estado italiano, pero también a los países, como España, en los que las organizaciones criminales italianas se han ido extendiendo, tanto estructuralmente como de forma operativa. España es uno de los países extranjeros en los que las autoridades italianas encuentran a mayor número de fugitivos, una muestra de “la cruda realidad de la evolución criminal”, pero también de la cooperación judicial y policial entre ambos países“. Entre los últimos casos, dos prófugos arrestados en Tenerife en un lapso de 72 horas vinculados con la Camorra napolitana.
“Nos preocupa la progresiva integración, también en el escenario italiano y europeo, de nuestras estructuras criminales tradicionales con los nuevos protagonistas del tráfico mundial de cocaína, sobre todo latinoamericanos y albaneses. Pero la mafia siciliana, la Camorra y la ‘Ndrangheta conservan su propia peligrosidad”, afirma.
A la hora de explicar a la sociedad española el riesgo que representan estas organizaciones, pide observar “sin ilusiones” lo que implica la llegada a España de dinero del narcotráfico o reflexionar sobre los peligros para la propia estabilidad de Europa de la desestabilización de zonas del planeta dominadas por la lógica del narcotráfico y la violencia incontrolada de las redes que lo gestionan.
Los liderazgos de los cárteles están cambiando, pasan por gobernar estructuras cada vez más polivalentes"
Melillo describe sistemas criminales integrados a escala regional y global, nuevos y mucho más complejos que las estructuras tradicionales. “Incluso los liderazgos de los grandes cárteles están cambiando, porque su selección pasa por la capacidad de gobernar estructuras cada vez más polivalentes y en continua transformación (...). Saben utilizar las tecnologías más avanzadas y, sobre todo, saben afrontar cambios en los mercados y en los escenarios internacionales que nosotros apenas logramos percibir a tiempo”, advierte.
“El crimen organizado está cambiando y contribuye también a transformar nuestro mundo”, explica. “Por un lado, genera riquezas extraordinarias que se vierten sin control en los mercados empresariales, también europeos, y por otro, gobierna las transformaciones tecnológicas, ocupa nuevos sectores cada vez más amplios, como el data brokering [recopilar y vender datos personales de individuos a terceros para obtener un beneficio económico], los robos de identidad, los fraudes informáticos, aduaneros y fiscales. Por no hablar de las formas de blanqueo, hoy regidas por algoritmos de IA y machine learning". “Pero, sobre todo —subraya—, el narcotráfico es un factor cada vez más poderoso de desestabilización política y social que mina la autoridad y la vitalidad de los Estados democráticos a escala global”.
El narcotráfico es un factor cada vez más poderoso de desestabilización política y social"
Como ejemplos de estos procesos de desestabilización menciona a los países de África central y de América Latina que corren el riesgo de verse arrasados por poderosas organizaciones que desafían abiertamente la autoridad de los Gobiernos, o la dramática situación en África Occidental, “completamente trastornada por procesos de desestabilización política originados por el narcotráfico”.
“Las organizaciones que controlan la exportación de cocaína hacia Europa han convertido el Golfo de Guinea en un gigantesco hub [centro de operaciones] de estupefacientes, que luego ascienden por tierra hacia los mercados europeos, financiando en el camino la expansión de las redes yihadistas, con la doble palanca de la corrupción y la violencia”, explica. El fiscal italiano pone como ejemplo el papel que desempeña Boko Haram en el norte de Nigeria o la situación en Malí, por el bloque yihadista.
Muchos de los que combaten en Ucrania trasladarán lo aprendido al crimen organizado y al terrorismo"
“La guerra es un entorno natural para la experimentación de nuevas técnicas y tecnologías de agresión, que inevitablemente serán utilizadas también por las organizaciones criminales (...). Muchos de los que hoy combaten en Ucrania, en África y en Oriente Medio trasladarán lo aprendido de tecnologías militares al crimen organizado y al terrorismo. De hecho, es un proceso que ya está en marcha”, añade.
Ese proceso de desestabilización política, según el fiscal italiano, reduce las bases de la cooperación internacional, y el peso de la lucha contra el crimen organizado termina recayendo, más allá de las fronteras europeas, en un número cada vez menor de Estados, precisamente en aquellos que, además de conservar los principios jurídicos propios de las democracias, “no están prisioneros de las lógicas del narcotráfico”. “Las mafias globales y el narcotráfico pueden vaciar las estructuras de la democracia e incluso adueñarse de ellas (...). Pueden transformar la realidad de las democracias, también en Europa”.