Montero toma el mando en el PSOE andaluz con la misión de despertar al electorado progresista
La secretaria general apuesta por una dirección integradora sin vencedores ni vencidos
La secretaria general del PSOE de Andalucía, María Jesús Montero (Sevilla, 59 años), es una de las piezas clave, quizás la principal, en la renovación territorial impulsada por Pedro Sánchez para el rearme electoral del partido. No aspiraba a liderar la federación más numerosa del PSOE (40.138 militantes) y antaño un sólido pilar electoral, pero no le ha quedado más r...
La secretaria general del PSOE de Andalucía, María Jesús Montero (Sevilla, 59 años), es una de las piezas clave, quizás la principal, en la renovación territorial impulsada por Pedro Sánchez para el rearme electoral del partido. No aspiraba a liderar la federación más numerosa del PSOE (40.138 militantes) y antaño un sólido pilar electoral, pero no le ha quedado más remedio. Desde el primer día del 41º Congreso Federal celebrado en Sevilla, Sánchez abrió una ronda de consultas con dirigentes y referentes socialistas y el mensaje era el mismo: Juan Espadas no debía seguir y Montero es la única que garantiza la unidad y que puede sacar al PSOE andaluz de la antesala del tanatorio.
En el 15º Congreso Regional que comienza este sábado, Montero se va a hacer cargo de un partido que desde que perdió la Junta de Andalucía en las elecciones de diciembre de 2018 carece de una dirección regional que marque el rumbo, unas agrupaciones provinciales en ebullición, salvo en Sevilla, donde medio partido quiere quitar al otro medio porque buscan la supervivencia en la política, y con unas organizaciones sociales que evitan pisar la sede socialista y prefieren el mármol de San Telmo, donde gobierna desde hace seis años el PP de Juan Manuel Moreno.
Ese es el panorama que se ha encontrado la también vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE. Montero no piensa dimitir de estos cargos, porque le garantizan una tribuna impresionante para lo bueno y lo malo, y solo cuando se produzca la convocatoria oficial de las elecciones andaluzas previstas para la primavera de 2026 dejará los cargos.
La presentación de su candidatura a la secretaría general evitó la celebración de las ahora temidas elecciones primarias, porque el otro contrincante no reunió los avales necesarios. El pasado 18 de enero fue designada secretaria general. Montero cuenta con un crédito ilimitado en estos momentos en el PSOE. Su misión es obtener buenos resultados, primero en las andaluzas del 2026, después en las municipales de 2027 y “luego, luego, luego”, suele decir ella en los mítines, en las elecciones generales. Pero no viene solo como candidata, como ya algunos especulan en el siempre rumiante PSOE andaluz, sino a dinamizar al partido.
La secretaria general del PSOE andaluz tiene como misión despertar a un partido que parece haber olvidado cómo se ganan unas elecciones. Montero coge al PSOE andaluz en su peor momento. La última presidenta socialista de la Junta, Susana Díaz, dejó el partido en mínimos electorales y muy dividido, y Juan Espadas, la operación ideada por Ferraz para quitar a Díaz, lo dejó en un subsuelo histórico tras las elecciones de junio de 2022, que ganó Moreno con mayoría absoluta, además de sumar con él como líder andaluz otras tres derrotas en las municipales de 2023, las generales de julio de 2023 y las europeas de junio de 2024. El ex secretario general no lo sabía, pero estaba solo.
Montero tiene una tarea orgánica ingente por delante que deberá compatibilizar con su presencia en un Gobierno en el que ella está en primer plano en todos los frentes, muchos de ellos endiablados como el choque con la vicepresidenta segunda y socia de coalición, Yolanda Díaz, por la fiscalidad sobre el SMI, que perciben medio millón de andaluces. Y cada torcedura de pie de Montero en el Gobierno es amplificada convenientemente por el PP andaluz. Su contrincante en Andalucía, Juan Manuel Moreno, no necesita siquiera mancharse. Tiene a los tres Antonios —Antonio Sanz, consejero de la Presidencia; Antonio Repullo, secretario general del PP andaluz; y Toni Martín, portavoz parlamentario— reprochándole los pactos con los independentistas, la “traición” a Andalucía y su pluriempleo. Y en el Congreso, Moreno tiene otros dos altavoces, sus exconsejeros Elías Bendodo y Juan Bravo
Ha diseñado un congreso de unidad y sin interferencias provinciales, aunque no le están haciendo mucho caso, porque algunos pretendientes a las baronías locales ya están lanzados, dado que el lunes y martes próximos se abre el plazo de las precandidaturas. Pretende trasladar otra cultura de trabajo menos jerarquizada, sin pretorianos y sin asomo de la escuela tarantiniana de las Juventudes Socialistas, un modelo incrustado en el PSOE andaluz en sus casi 37 años seguidos de gobierno en Andalucía y que bebe de la escuela guerrista. La cuestión es que ese modelo servía cuando gobernaban, pero no para estar en la oposición en la que llevan seis años y un mes.
Romper con el refugio provincial
Durante la etapa de Espadas los dirigentes socialistas se han refugiado en las provincias, porque es la vía más segura de ir en unas listas electorales, ante una ejecutiva regional desdibujada, débil y sin autoridad. Y ahora, según fuentes socialistas, pretende romper esa dinámica, poner a punto el partido y hacer posible el cambio político en Andalucía.
La secretaria general no ha dado pistas sobre quiénes conformarán su equipo andaluz, pero tiene claro, como reconoció días atrás, que quiere una Ejecutiva dedicada a “tiempo completo” a la política autonómica e “incompatible con otro tipo de responsabilidades”, porque ella no tiene tiempo y sí va a conciliar cuatro tareas. Todos confían en su capacidad en formar equipos, en su ojo clínico a la hora de elegir a las personas y en su autoridad para situar en puestos estratégicos a su equipo, como si fuera la infalible y siempre exitosa jefa de los S.W.A.T. Ya se verá.
Montero quiere hacer una Ejecutiva y un comité director de integración, sin vencedores ni vencidos, donde los susanistas y otras minorías se incorporen porque necesita muchas manos para despertar al electorado de izquierdas. Nunca ha ocultado su preferencia por las dirigentes políticas, alcaldesas y concejalas porque, como ella suele decir, está “todo el día en el casting de las mujeres andaluzas”.
Todos los ex secretarios generales andaluces y en la mayoría de los casos expresidentes de la Junta están invitados al congreso al que asistirá José Luis Rodríguez Zapatero, los ministros Pilar Alegría, Félix Bolaños, Fernando Grande-Marlaska, Diana Morant, Óscar López, Isabel Rodríguez, Luis Planas y Óscar Puente, además de la vicepresidenta primera de la Comisión Europea, Teresa Ribera. Cerrará Pedro Sánchez. Al cónclave, cuyo lema es Andalucía por delante, acudirán 448 delegados: Sevilla (88), Granada (63), Málaga (60), Jaén (59), Cádiz (49), Almería (37), Huelva (36), Córdoba (35) y Juventudes Socialistas (21).