Sumar pelea por el foco de Yolanda Díaz con las encuestas en contra

Hay expertos que opinan que el espacio ha llegado ya a su suelo electoral. “El millón y medio que le queda a Sumar es estructural”, sostiene el analista Jaime Miquel. Algunos apuntan que el proyecto necesita un “revulsivo”

Yolanda Díaz, el pasado viernes en un acto de Sumar en Madrid.Borja Sánchez-Trillo (EFE)

El próximo marzo se cumplen cuatro años desde que Yolanda Díaz asumió el liderazgo de Unidas Podemos forzada por la repentina marcha de Pablo Iglesias. El espacio político llevaba tiempo en retroceso y la figura de la ministra de Trabajo, que había desempeñado un papel destacado con el despliegue de los ERTE en la pandemia, comenzaba a despuntar. Quedaban aún dos años para las generales, estaba todo por hacer y en la izquierda ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El próximo marzo se cumplen cuatro años desde que Yolanda Díaz asumió el liderazgo de Unidas Podemos forzada por la repentina marcha de Pablo Iglesias. El espacio político llevaba tiempo en retroceso y la figura de la ministra de Trabajo, que había desempeñado un papel destacado con el despliegue de los ERTE en la pandemia, comenzaba a despuntar. Quedaban aún dos años para las generales, estaba todo por hacer y en la izquierda se volvía a hablar de unidad. Apenas unos meses después, el CIS la colocaba ya como la líder política mejor valorada, por delante de Pedro Sánchez, y la segunda preferida por los españoles para dirigir el país. Entre aquellos datos y los que hoy sitúan a Sumar entre un 5,1% de intención de voto, según el último barómetro de 40dB. para EL PAÍS y la SER, y el 6,5% del CIS, han pasado ocho convocatorias electorales, la formación de un nuevo Gobierno, una ruptura con Podemos y el paso a un lado (a medias) de Díaz. Pese al desgaste —la formación obtuvo el 12,3% de apoyos el 23-J—, la vicepresidenta sigue siendo la segunda dirigente con mayor puntuación y ahora ha vuelto a la primera línea acentuando sus diferencias con el PSOE para pelear la reducción de jornada y la subida del salario mínimo, medidas a las que se aferra para sacar a la izquierda del letargo. Pero el espacio, sin un liderazgo claro para el futuro y fracturado en dos, hace más difícil revalidar un Gobierno progresista. Con la incógnita, además, de si Sumar seguirá cayendo o ya está en su suelo electoral.

Después de meses de bajada —antes de la dimisión del exportavoz parlamentario Íñigo Errejón—, el sondeo de enero de 40dB. es el primero en el que la formación se estabiliza y repite resultado. “Podría haber alcanzado el mínimo, pero hay que esperar al siguiente estudio para confirmarlo”, sintetiza Belén Barreiro, directora del instituto demoscópico. El CIS, sin embargo, le otorga cinco décimas menos que en diciembre. Podemos, al que 40dB. asigna un 4%, sube respecto al mes anterior, aunque Barreiro puntualiza que son “variaciones pequeñas”, sin mucha “significación estadística”. La misma encuesta refleja que un 33,6% de los votantes de Sumar se ha ido al partido de Ione Belarra.

Para Jaime Miquel, analista electoral con varios años de experiencia en La Moncloa, es difícil que Sumar continúe en caída. Según explica, los datos del último CIS apuntan a algo menos de un millón y medio de votos, lo que se traduciría en nueve escaños, mientras Podemos obtendría en torno a tres. “Ese millón y medio que le queda a Sumar es muy estructural, sustentado en lo que aportan Izquierda Unida en Andalucía, Más Madrid en Madrid, Compromís en la Comunidad Valenciana, los Comunes en Cataluña…”, enumera. El experto recuerda que la “máxima expresión del bipartidismo” se dio en 2008, cuando entre el PSOE y el PP alcanzaron los 323 escaños y la candidatura de IU-ICV obtuvo 970.000 votos y dos diputados (Gaspar Llamazares y Joan Herrera).

Más allá de la división evidente del voto, que revela que el agregado de quienes optan por Podemos y quienes lo hacen por Sumar es entre dos y tres puntos menor que el resultado de las generales (un porcentaje recuperable en campaña), ¿qué ha provocado la caída de la plataforma de Díaz? Según el último sondeo para EL PAÍS, las medidas más valoradas por la ciudadanía son el incremento del SMI, la reducción de la jornada y la ampliación del subsidio por desempleo, todas ellas impulsadas por Trabajo, pero el socio minoritario de la coalición no las rentabiliza y solo retiene al 39,7% de los votantes de julio de 2023. “Habría que preguntarse cuánto saben los ciudadanos de qué iniciativas corresponden a Sumar y cuáles al PSOE”, afirma Barreiro. “Lo que sí se ve es que Sumar no tiene un problema de programa de gobierno. Fallan otros factores, como la propia división de la izquierda y que pueda haber una decepción provocada por la ruptura. A los votantes de izquierdas, además, les cuesta cambiar a otra opción progresista, por lo que muchos se van a la indecisión. Eso no pasa en la derecha”, analiza.

El director de investigación de opinión pública en Ipsos España, Paco Camas, sostiene que la caída de la plataforma de Díaz presenta tres aristas. La primera tiene que ver con el propio concepto de la formación. “Sumar al final es un método, un verbo que aglutina a distintas fuerzas políticas. Desde el momento en que Podemos lo abandona, se convierte en algo que no ha cuajado. Esto hace que una parte importante de votantes fieles a las siglas de Podemos se desplace a ese espacio”, explica. “Por otro lado, el desgaste de Yolanda Díaz como líder”, añade en referencia a la gestión al frente del partido Movimiento Sumar, del que dimitió tras el mal resultado de las europeas entre críticas por la falta de democracia interna desde IU o Más Madrid. Su renuncia, por último, convierte a Sumar en un “continente vacío”, expone. “Sumar es Díaz y era una marca por crear, difícilmente distinguible de otras si no es por las formas y el posicionamiento político de la propia vicepresidenta. En el momento en que cae ella, cae el partido”, sentencia.

“Desde el 23-J hasta ahora, Sumar no define un espacio político propio. Se convierte en un PSOE con matices u operación reformista de los comunes. No hay proyecto ni liderazgo claro. Lo único que se cosechan son descalabros electorales”, evalúa en la misma línea Jaime Miquel.

A la espera de si decide presentarse como cabeza de lista de nuevo, Camas subraya que Díaz sigue siendo un “activo que goza de buena evaluación”, pero cree que el proyecto, desde el momento en que se desliga de la dirección, “necesita un revulsivo”. “El espacio tiene que hacer un ejercicio de reflexión sobre si hay que recomponer una nueva unión de partidos de izquierda o si va cada uno por su lado”. Pero las posibilidades de ganar a las derechas sin unidad son muy complicadas, subraya.

Para Jaime Miquel, que se muestra muy escéptico con la reconciliación, la solución pasa por la construcción de una “herramienta electoral nueva, con una dirección también nueva y tan prestigiada que sea capaz de dejar a un Podemos liderado por Irene Montero en 300.000 votos”.

En todo caso, opina, el PSOE necesita a todos los partidos que sustentan hoy a Sumar para mantenerse en el Gobierno. Y ese espacio, coinciden los analistas, ha de estar por encima del 10%, un porcentaje al que ahora llega con dificultades. No es un problema exclusivo de España. Ese umbral también se alcanza con complicaciones en el espacio a la izquierda de la socialdemocracia en otros países como Alemania, Portugal o Finlandia, donde del mismo modo la fragmentación complica sus aspiraciones electorales.

En Sumar reconocen que la formación acusa un cierto desgaste en el Gobierno y critican la parálisis del socio, lastrado por la presión judicial y las continuas exigencias de Junts en el Congreso. “No se avanza viviendo de las rentas”, advirtió Díaz al PSOE en un acto el viernes para reivindicar la reducción de jornada después de vencer las resistencias del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, del que llegó a decir que era “casi mala persona” por oponerse a su aprobación. Al forzar un discurso crítico con el socio, la vicepresidenta ha acaparado foco estas semanas. La organización cree que de la entrada en vigor de medidas como esta depende el volver a formar Gobierno y también la reconstrucción de un liderazgo de Díaz sustentado, como en su día, en la gestión al frente del ministerio. En el partido de la vicepresidenta afirman que ya han tocado suelo, y Podemos también techo. “El 7,2% que logró Iglesias en Madrid en 2021 es un 4% en las generales”, advierten varias voces.

El diagnóstico en la dirección que encabeza Ione Belarra es el contrario. “Vamos a seguir creciendo. La gente echa de menos una izquierda autónoma en el Gobierno, en una relación de cooperación y no de subordinación con el PSOE, y la ciudadanía percibe el trabajo que estamos haciendo”, defienden. Pocos quieren hablar por ahora de unidad y mientras la vicepresidenta reunía el viernes a las siete formaciones de Sumar para exhibir fortaleza y un frente común, en Podemos siguen defendiendo su camino propio.

Sobre la firma

Más información

Archivado En