“Te voy a arruinar la vida”, “tu jefe terminará en la cárcel” y otras amenazas de MÁR
Políticos y periodistas describen la estrategia intimidatoria de Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, a lo largo de su trayectoria
“No me sorprende nada. Ha hecho esto cada vez que ha tenido un problema”, señala un exdirigente del PP, refiriéndose a las amenazas y coacciones a periodistas de Miguel Ángel Rodríguez (Valladolid, 60 años), conocido como MÁR, con un sueldo público de 94.324,20 euros como jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Y añade: “Ha enviado mensajes mucho peores a miembros del partido: ‘Ere...
“No me sorprende nada. Ha hecho esto cada vez que ha tenido un problema”, señala un exdirigente del PP, refiriéndose a las amenazas y coacciones a periodistas de Miguel Ángel Rodríguez (Valladolid, 60 años), conocido como MÁR, con un sueldo público de 94.324,20 euros como jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Y añade: “Ha enviado mensajes mucho peores a miembros del partido: ‘Eres un mierda’, ‘Te voy a arruinar la vida’, cosas de ese tipo… Pierde las formas rápidamente. En su caso, es un patrón: amenaza y desvía el foco vendiendo mercancía averiada a medios dispuestos a comprarla. Monta un escándalo para tapar otro. Lo hizo con Casado y el espionaje a Ayuso para tapar lo de su hermano, y lo está haciendo ahora. Se está hablando más de él que del defraudador fiscal y ese era uno de los objetivos. No le importa ponerse él por delante porque lo que le gusta es ejercer ese personaje. Pagaría por hacer lo que hace, porque a lo único a lo que tiene pánico Miguel Ángel Rodríguez es a irse a su casa y dejar de ser relevante”.
Los jefes de gabinete y de prensa y los políticos en general tratan de condicionar a los periodistas para que sus informaciones beneficien o no perjudiquen a sus intereses. Sortear esas presiones son gajes del oficio. Pero, como señalan todas las fuentes entrevistadas para elaborar este texto —dirigentes y exdirigentes de distintos partidos y periodistas de diferentes medios—, Rodríguez, la mano derecha de Ayuso, ha ido mucho más allá: hasta la amenaza, los insultos y la difusión de bulos sobre los profesionales que no se someten a sus manipulaciones y que investigan al novio de la presidenta, Alberto González Amador, imputado por fraude fiscal y falsedad documental. El último ejemplo ha sido señalar, con fotografía, nombre y apellidos, a dos periodistas de EL PAÍS acusándolos de algo totalmente falso —acosar a menores en las inmediaciones de la residencia de la presidenta madrileña— y a reporteros de eldiario.es de asaltar, “encapuchados”, la vivienda.
El penúltimo fue asegurar que la Fiscalía había ofrecido un acuerdo al novio de Ayuso unas horas después de conocerse la presentación de la denuncia contra él, y que lo había retirado después por “órdenes de arriba”. Lo cierto es que fue González Amador, a través de su abogado, quien había ofrecido el pacto y admitido ya los delitos cometidos contra Hacienda —que, pese a todo, la presidenta madrileña negó en público—. El modus operandi de Rodríguez vulnera el artículo 20 de la Constitución, que recoge el derecho a comunicar y recibir información veraz. Es una estrategia engrasada a lo largo de décadas, al menos, desde que, en 1996, José María Aznar lo nombró secretario de Estado de Comunicación y portavoz de su primer Gobierno. Y es una estrategia hasta ahora impune que ha precisado de cooperadores necesarios, los medios “dispuestos a comprar mercancía averiada”, como asegura un miembro del mismo partido de la presidenta para la que trabaja Rodríguez: el PP.
“Si esto que ha hecho ahora”, añade un miembro de Vox, “lo llega a hacer el jefe de gabinete de [Carles] Puigdemont o de [Alberto Núñez] Feijóo, habría acabado con la carrera de los dos, pero aquí no pasa nada porque Miguel Ángel lleva 30 años en esto, conoce a mucha gente en los medios y cuando no le obedecen, va a por ellos; le da igual a la derecha que a la izquierda. Se dedica a inventarse cosas y a amenazar, sobre todo a ciertas horas”. Fuentes de este partido, con el que el PP gobierna en cinco comunidades autónomas, relatan un episodio de amenazas a Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio —“Hasta vuestros hijos se van a arrepentir”— motivado por el apoyo de Vox a la comisión de investigación parlamentaria sobre el aval de 400.000 euros a una empresa participada por el padre de Ayuso. “En esa época estaban muy nerviosos. La amenaza fue verbal, a través de un diputado del PP en la Asamblea, que ahora es diputado nacional. No podemos saber si lo enviaba Rodríguez, que es quien controla todo, pero su patrón de conducta ha sido siempre ese: amenazar y manejar a los medios, igual que el de Ayuso es decir que le tienen manía cada vez que se la investiga por algo. Les ha funcionado las dos primeras veces, con el padre y con el hermano. Veremos qué pasa en la tercera”.
Se volvía loco si no le hacías caso”, denuncia un purgado de Telemadrid
Que Rodríguez amenazara a una periodista de eldiario.es por escrito —“Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”—, muestra, a juicio de este miembro de Vox, que “se cree intocable”. La mano derecha de Ayuso borró numerosos tuits de su cuenta antes de que fuera nombrado oficialmente jefe de gabinete de la presidenta madrileña, como el que definía a Inés Arrimadas, de Ciudadanos, como “físicamente atractiva como hembra joven. Políticamente inconsistente” o el que respondía a Iván Espinosa de los Monteros, de Vox: “Jódete, imbécil: Avalmadrid. Así os empuren. Idiotas”. Otros tuits que permanecen visibles al público sugieren hasta dónde podía escalar Rodríguez en el ámbito privado, como este del 8 de septiembre de 2019: “El director general y el de Informativos de Telemadrid forman parte de una trama de contratos irregulares que arrancó cuando presidía el tránsfuga [Ángel] Garrido. Se les ponen difíciles las cosas. A los tres”.
La purga de Telemadrid
En febrero de 2020, en una entrevista a El Mundo, Ayuso declaró: “Podría decir que soy la única presidenta autonómica y del Gobierno de España que tiene una televisión que le es crítica. Y yo en eso no tengo ninguna objeción”. Pero alguna debía tener porque tras dos años de sequía legislativa, la primera ley de la dirigente popular tras su victoria electoral en mayo de 2021 fue sobre Telemadrid, para controlarla. Cambió la norma que regulaba al medio —celebrada por la propia Ayuso en 2015— para destituir a su director general, José Pablo López, y poner, en su lugar, a José Antonio Sánchez, presidente de RTVE en la época de los famosos viernes negros —cuando los empleados se vestían de luto para denunciar la manipulación informativa—, cuyo nombre aparece en los papeles de Bárcenas y que en 2017, en comisión parlamentaria, se había jactado de votar a los populares. “Es de agradecer que el PP me busque un puestecito”, dijo. Al frente de Onda Madrid, la radio pública autonómica, colocaron a Alfonso Nasarre, estrecho colaborador de Rodríguez en la Secretaría de Estado de Comunicación durante el Gobierno de Aznar. El Tribunal Supremo ha dado la razón a varios de los trabajadores de la televisión pública que denunciaron al Gobierno madrileño por despido improcedente tras la purga, como Jon Ariztimuño, director de informativos de Telemadrid. “Dirigí unas palabras de despedida al equipo y cuando volví al despacho, ya no me funcionaban las claves del ordenador”, recuerda. “Y ni siquiera me pagaron la última semana de trabajo”.
La lista de purgados es larga. “Había”, recuerda uno de ellos, “una presión, digamos, normal, que hace cualquier gobierno con cada televisión pública, y luego estaban las miguelangeladas, cuando se volvía loco porque no le hacías caso”: “No toleraba que tuviéramos autonomía. Y yo no puedo demostrar que la campaña de intoxicación contra nosotros en algunos medios de comunicación era cosa suya, pero cuando no llegábamos a un acuerdo sobre lo que fuera, después aparecían los ataques en confidenciales y pseudomedios varios. Nuestro despido se fraguó en una reunión en Sol [sede del Gobierno madrileño] convocada por Miguel Ángel Rodríguez”.
La clac mediática
Esdiario es un medio digital dirigido por Antonio Martín Beaumont, exdiputado autonómico de Castilla y León con AP (primera marca del PP). En sus artículos se ha referido a Rodríguez en estos términos: “genial maniobra”; “nadie discute la brillantez de MÁR”, y a la presidenta madrileña en estos otros: “Da una lección a la izquierda española”; “Vapulea a [Pedro] Sánchez”; “deja KO a [Juan] Lobato”; “desvela los colosales datos económicos”… El 1 de enero de 2020, publicó: “El director de Telemadrid se mete con Ayuso para no explicar sus cuentas opacas”. El 10 de ese mismo mes: “Caos de Telemadrid: así maniobra su director para cuadrar su ruinosa gestión“. El 14 de marzo, otro titular decía: “Telemadrid corta en directo a Ayuso y [José Luis Martínez] Almeida para emitir a Sánchez enlatado”. Este último texto afirmaba que el director general “incumplió de manera clamorosa su obligación como servicio público, al que se había comprometido solo un día antes en una conversación con el Gobierno autonómico”. Esdiario es uno de los medios que difundieron el bulo de los periodistas encapuchados y acosadores de menores en las inmediaciones de la vivienda de Ayuso. Escribe Martín Beaumont: ”La figura de la presidenta de Madrid se deshumaniza con tal saña que se la convierte meramente en ‘enemiga’ a liquidar. Tal salto cualitativo en el debate público pone en riesgo su propia integridad física. Y no exagero”.
También difundieron el bulo del acoso a la vivienda de Ayuso, así como el de las supuestas “órdenes de arriba” de la Fiscalía sobre el novio de la presidenta madrileña (ambos obra de Rodríguez), entre otros, El debate, Libertad digital, Vozpópuli y un periodista de The Objective —este último, lo borró posteriormente—. Un exdirigente del PP asegura que ha visto a periodistas “cambiar informaciones después de recibir una llamada de Miguel Ángel, que conoce muy bien, por un lado, la actividad de la prensa, y por otro, la volatilidad de la opinión pública”: “Puede colocar lo que quiera. Ha convertido a algunos periódicos en la extensión del PP de Madrid porque para él es mucho más importante eso; tener relevancia nacional con lo que sea, que terminar una obra a tiempo”.
La periodista de TVE Silvia Intxaurrondo recuerda que cuando eldiario.es publicó la primera información sobre el fraude del novio de Ayuso, llamaron a la Comunidad de Madrid “para contrastar”. “Una hora después, el PP tuiteó desde su cuenta oficial: ‘Esta mañana, el programa de Silvia Intxaurrondo pidió reacciones al PP acerca de una información sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso. No nos las pidieron sobre las informaciones que afectan a la mujer de Pedro Sánchez, ni nos consta que se las pidieran al PSOE”. “Esa fue”, opina la presentadora, “la luz verde del PP para que comenzara una estrategia disuasoria hacia la prensa: quien publique esta información, será señalado”: “Después, lo que hace Miguel Ángel Rodríguez es acusarme en un tuit de cobrar en b. Es decir, no solo te señalan con nombre y apellido, crean bulos para intentar disuadirnos”. Para Intxaurrondo, quienes difunden esas informaciones falsas “no pueden llamarse medios de comunicación”: “Son medios de extorsión y chantaje, que nunca llaman para contrastar lo que publican y que cada vez hacen más ruido”.
La cena del cuchillo
Ni la táctica de Rodríguez ni la reacción cuando se destapa es nueva. Mayo de 1997. El entonces presidente de Antena 3, Antonio Asensio, comparece en el Congreso de los Diputados. Denuncia que el entonces secretario de Estado de Comunicación y portavoz del Gobierno de Aznar le amenazó para que rompiera un acuerdo con el grupo PRISA, editor de EL PAÍS, sobre los derechos televisivos de los clubes de fútbol. Asensio aportó notas escritas por varios directivos de la cadena —Manuel Campo Vidal, José Oneto y Jesús Hermida— que fueron receptores de amenazas contra él: “Asensio no sabe lo que ha hecho firmando con [Jesús de] Polanco y le va a costar muy caro”; “Dile a tu jefe que terminará en la cárcel como Mario Conde, que vamos a ir a por él”; “No le van a servir de nada sus guardaespaldas porque el Gobierno tiene muchos más”… Rodríguez se justificó entonces: “Si lo dije, no lo hice con la intención de que mañana iba a hacer algo, sino dentro de la confianza que existía entre nosotros”. Cuando EL PAÍS le preguntó, la semana pasada por las amenazas a una periodista de Eldiario.es, respondió en la misma línea: “Hablo de esa manera con gente con la que tengo confianza. Es un modo bronco de decir que estaban inventando un caso donde no había”.
Campo Vidal, entonces vicepresidente de Antena 3, recuerda hoy: “Cuando firmamos el pacto con Polanco, en la Nochebuena de 1996, el Gobierno de Aznar se lo toma como una traición. Luego hubo una cena de Miguel Ángel Rodríguez y Jesús Hermida con sus respectivas parejas. Según contó Hermida, en un momento de la cena, Rodríguez se puso de pie y escenificó la traición simulando que le estaban clavando un cuchillo. Pocos días después, además, se presentó una denuncia anónima contra Asensio en la Fiscalía Anticorrupción [fue archivada en 1998]”. En la carta que Campo Vidal redactó para Asensio y que este, a su vez, entregó en la comisión parlamentaria del Congreso, se añade: “28 de diciembre de 1996. A petición mía celebré un encuentro con Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, en el hotel Villamagna, a las 20.00 horas. Pedro J., sin perder la compostura y en tono correcto, me indicó que lo mejor sería que te llamara a California [Estados Unidos] y que volvieras para deshacer el pacto del 24 de diciembre. Al manifestarle nuestro desacuerdo con esa propuesta, Pedro J. me dijo: ‘Entonces lo único que falta por saber aquí es si el Gobierno se atreverá a hacer de Antonio Asensio su caso Rumasa o su caso Banesto, procediendo a la intervención”.
El 10 de julio de 1998, al final de las preguntas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Miguel Ángel Rodríguez informó de su propio cese como portavoz del Gobierno de Aznar, asegurando que había sido “una decisión personal”. Para entonces, dirigentes del PP, varios ministros y sus socios parlamentarios de CiU habían pedido su destitución. Años después, Aznar recurrió de nuevo a sus servicios. En 2005, primer aniversario del atentado yihadista del 11-M, Rodríguez preparó un vídeo para su fundación, FAES, que acusaba a los terroristas de cometer los atentados “para cambiar el Gobierno de España” y a la izquierda de mentir para “aprovecharse políticamente del drama”, es decir, justo lo que había hecho el PP. La grabación está repleta de alusiones a ETA. Hace unos días, en el 20 aniversario de la masacre, FAES recuperó esa tesis: el bulo sobre el bulo. Como cada vez que hay un problema.