Feijóo se prepara para la resistencia

El líder del PP perfila los nuevos portavoces que le acompañarán en la oposición en un ambiente de furia en la derecha, tras descartar una revolución orgánica

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (a la derecha), junto al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda (en el centro), y el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este viernes en Madrid.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Durante el áspero debate con Pedro Sánchez este miércoles, Alberto Núñez Feijóo reconoció delante de propios y extraños por primera vez su nuevo rol. “Es una responsabilidad enorme”, dijo, “liderar la oposición a un Gobierno que ha perpetrado el mayor ataque al Estado de derecho de la democracia reciente”. La frase llevaba implícita dos ideas importantes. Por un lado, que el presidente del PP ha a...

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Durante el áspero debate con Pedro Sánchez este miércoles, Alberto Núñez Feijóo reconoció delante de propios y extraños por primera vez su nuevo rol. “Es una responsabilidad enorme”, dijo, “liderar la oposición a un Gobierno que ha perpetrado el mayor ataque al Estado de derecho de la democracia reciente”. La frase llevaba implícita dos ideas importantes. Por un lado, que el presidente del PP ha asumido ya su papel, el del liderazgo de la oposición, un lugar en el que muchos en el partido dicen que no se siente cómodo porque la mayor parte de su vida política la ha dedicado a gobernar. Y, por otro, que cree que lo hace en un momento excepcional. Feijóo se prepara para afrontar la próxima etapa de resistencia hasta que aparezca una nueva oportunidad de disputarle a Sánchez el poder. El líder popular reflexiona sobre su nuevo equipo y su estilo de oposición mientras intenta embridar la furia que recorre a la derecha contra el nuevo Gobierno progresista, tratando de que no se lo lleve por delante.

Feijóo gustó al PP en el debate de investidura con un discurso durísimo contra Sánchez, en el que le acusó de cometer un “fraude” y un “ejercicio de corrupción” al acceder al poder pactando una ley de amnistía que negó antes de las elecciones. La música de su intervención sugería que el de Sánchez es un Gobierno ilegítimo porque nace de un engaño, pero sobre la letra el líder del PP terminó reconociendo que el líder socialista ha sido investido con “una mayoría parlamentaria legítima”, en un ejercicio de normalidad institucional que puso pie en pared ante los discursos más exaltados de la extrema derecha y de su propio partido. En ese doble juego se va a manejar el líder del PP, pero qué lo decante hacia un lado u otro dependerá en parte de qué perfiles le acompañen en la nueva etapa. El político gallego no suelta prenda, lo que inquieta al partido, que cree que los cambios urgen.

―No conocéis a Feijóo. No lo sabe ni el cuello de su camisa.

La frase es de una de sus más estrechas colaboradoras, acostumbrada a la discreción máxima con la que el líder del PP maneja la información sobre sus nombramientos. Los cambios van a ser profundos, dicen en el entorno directo de Feijóo, porque se va a buscar la proyección mediática de media docena de rostros hasta ahora desconocidos y porque Cuca Gamarra va a perder uno de sus dos cargos, la secretaría general y la portavocía del Congreso. Pero fuentes próximas al líder apuntan que, frente a la revolución orgánica que barajó hace unas semanas, cuando pidió informes sobre cómo nombrar a un nuevo secretario general del partido que no apareciera en la lista de vocales elegidos en el último congreso, ahora “todo indica” que Gamarra conservará el puesto de número dos, mientras perderá la portavocía en el Parlamento.

Feijóo ha descartado la remodelación orgánica de alcance que implicaría nombrar a un nuevo secretario general porque para hacerlo tenía que utilizar un “atajo de los estatutos”, y lo “ortodoxo” es esperar al próximo congreso para cambiar al número dos orgánico, apuntan en su entorno. Esto implica, entonces, que Gamarra, al conservar la secretaría general, seguirá sentada junto a Feijóo en el escaño del Parlamento, aunque el líder nombre a un nuevo portavoz parlamentario, y también que preguntará a los vicepresidentes del Gobierno en las sesiones de control. Así que el nuevo portavoz, sostienen en el equipo de Feijóo, no necesita tener tanto un “perfil mediático”, sino que hace falta alguien “con capacidad organizativa para manejar el grupo parlamentario”.

Varios miembros del comité de dirección apuntan para ese puesto a la vicesecretaria de Políticas Sociales, Carmen Fúnez, diputada por Ciudad Real, que lleva toda la vida en el PP. “Fúnez conoce al partido porque viene de Nuevas Generaciones, es mujer y sabe ser firme. Los debates políticos importantes los hará Feijóo, ella le compensa en lo social”, opina un dirigente del núcleo duro, que considera que “no hay ambiente interno de cambio de secretaria general porque el equipo lo ha hecho bien, aunque no se haya conseguido gobernar, y el mensaje, de lo contrario, sería que no se hizo bien”. “Ganamos las elecciones”, reivindica este dirigente. “No vimos el fallo de las encuestas, pero no fue solo Cuca, es que nadie lo vio”. Distintos miembros del comité de dirección insisten en la idea de que Feijóo no va a revolucionar a su cúpula porque eso sería como desautorizarles. “Van a ser ajustes mínimos porque este equipo ha ganado las elecciones”, defiende otro dirigente de peso.

Nadie conoce, sin embargo, los planes de Feijóo, que da señales contradictorias sobre qué estilo de oposición busca. Esta semana ha sacado a la palestra a su vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, un perfil duro, para decir que Sánchez “debería irse de España en el maletero de un coche”, en referencia a cómo huyó Carles Puigdemont hacia Waterloo. Y también a Esteban González Pons ―su asesor áulico, que ha estado meses alejado de los focos― que ha defendido en Twitter que Sánchez es “el Viktor Orbán del sur”, en referencia al ultraconservador primer ministro de Hungría enfrentado a la Unión Europea por su deriva iliberal. Y que remachó ese tuit escribiendo “Help Spain (Ayuda a España)”.

El propio Feijóo se mueve siempre en un equilibrio imposible de “firmeza en la moderación”, dicen en el PP, que en realidad es más bien un juego permanente en el precipicio al que le empuja el ambiente de furia en la derecha. La ira se propaga fuera y dentro de su partido. Fuera, la extrema derecha agita las protestas frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz que han derivado en violencia, con escenas de quema de contenedores y enfrentamientos con la policía y simbología nazi y de la dictadura. Mientras, presiona al PP para entregarse a una oposición antisistema en un ambiente en el que medio centenar de militares franquistas retirados han pedido al Ejército un golpe de Estado.

Dentro, Feijóo también tiene que lidiar con voces como la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que se convirtió en protagonista de la investidura de Sánchez al ser captada por las cámaras del Congreso llamando al líder socialista “hijo de puta” desde la tribuna de invitados cuando este mencionó su guerra interna con Pablo Casado. Lejos de retractarse, Ayuso reivindicó esas palabras con el juego de que quería decir “me gusta la fruta”. Y el “me gusta la fruta” se ha convertido en un lema viral en la derecha para expresar la animadversión que profesan a Pedro Sánchez.

En ese campo tiene que jugar Feijóo, después de haber intentado hasta el final llegar al poder, como ha puesto en evidencia esta semana el PNV revelando que los populares les ofrecieron ocupar el Ministerio de Industria a cambio de su apoyo, una información que el PP niega. En el equipo del líder creen que cuenta con buenas cartas para la nueva partida. “Al final esta situación no está tan mal. Habría sido una pesadilla gobernar con el apoyo del PNV y de Vox, se habría convertido en el primer presidente que no logra sacar una sola ley, y ahora el rechazo que genera la ley de amnistía se lo pone fácil”. La prueba, enfatizan, es que decenas de miles de personas han vuelto a salir este sábado a las calles contra la medida de gracia.

De momento, nadie discute el liderazgo de Feijóo, aunque en la oposición todos saben que el examen es permanente. Él también tendrá que ser capaz de aguantar en la resistencia. Por si las moscas, su amigo Mariano Rajoy salió a darle su apoyo un día después de la elección del nuevo presidente socialista: “Alberto Núñez Feijóo, como se ha visto el pasado miércoles, es la persona más preparada, intelectual, política y moralmente para tirar abajo ese muro de sectarismo que algunos se empeñan en construir”.

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