Las protestas ante Ferraz se intensifican el día de la investidura de Pedro Sánchez y terminan con cargas policiales y detenciones
Este jueves han asistido unas 4.000 personas a los alrededores de la sede federal del PSOE, el doble que en la anterior jornada
El mismo día que ha vivido la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno se han intensificado las concentraciones contra la ley de amnistía en los alrededores de la sede federal del PSOE. La 14 jornada de protestas en la madrileña calle de Ferraz ha recuperado la energía que se veía en las primeras fechas de convocatoria y que había venido decayendo en las últimas. Según la estimación de la Delega...
El mismo día que ha vivido la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno se han intensificado las concentraciones contra la ley de amnistía en los alrededores de la sede federal del PSOE. La 14 jornada de protestas en la madrileña calle de Ferraz ha recuperado la energía que se veía en las primeras fechas de convocatoria y que había venido decayendo en las últimas. Según la estimación de la Delegación del Gobierno en Madrid, este jueves han asistido unas 4.000 personas, el doble que en la jornada de este miércoles. Las protestas terminaron con cargas policiales y al menos una decena de detenciones.
Una serie de petardos y bengalas lanzadas contra la unidad policial que custodiaba la sede del PSOE motivaron la intervención policial después de que varios individuos desmontaran el vallado de protección de la calle Ferraz. Primero fueron los agentes a pie quienes comenzaron a dispersar a la multitud y luego los furgones recorrieron la cuesta de la calle de Marqués de Urquijo. La masa se ha dispersado, la porción más grande en dirección a la calle de la Princesa. En menos de 10 minutos, Ferraz ha quedado despejado por la Policía. El rastro de los disturbios dejaba un panorama de destrozos en el mobiliario urbano y un contenedor quemado en la esquina de la Calle de Gatzambide. Unos pocos grupos de personas se mantenían en la zona pasados quince minutos de la medianoche, además de una decena de jóvenes que, con banderas en mano, bloqueaba un carril de la calle de Marqués de Urquijo. Antes de las cargas policiales, un cámara y una periodista de Televisión Española que retransmitían en directo la manifestación han sido agredidos por los manifestantes, que les han tapado la cámara con una bandera impidiendo que emitieran. El equipo ha abandonado la zona entre abucheos y amenazas.
Desde el comienzo de la manifestación no han cesado los cantos que han entonado desde el 3 de noviembre: “Pedro Sánchez, hijo de puta”, “Arderá Ferraz, antes o después”, “No es un presidente, es un delincuente”. Con alguna novedad en el repertorio: “El que no bote, secreta es”, que gritan jóvenes y mayores saltando, entre detonaciones y bengalas.
“Ni un puto mena [expresión despectiva para referirse a los menores extranjeros no acompañados] en Madrid” o “Son las 10, gaseadnos otra vez”, han cantado a los policías un grupo de manifestantes que arrojan objetos a los agentes. Sobre las diez de la noche han comenzado a registrarse choques con las Unidades de Intervención Policial. “A por ellos”, corea la masa, que retumba varias manzanas a la redonda, mientras los agentes se abrochan los cascos y se forman en fila india.
“Le vamos a meter en la cárcel (Pedro Sánchez), vamos a ver los crímenes que van a cometer sus socios”, ha señalado el ex número dos de Vox, Javier Ortega Smith, en unas breves declaraciones a la prensa, que luego se ha marchado.
Entre los asistentes abundan los comentarios sobre las 15 detenciones que hubo en la noche del miércoles y sobre la arremetida de la Unidad de Intervención Policial (UIP) para despejar la zona. También se comenta entre grupos de amigos el saludo de Alberto Núñez Feijóo al recién elegido presidente del Gobierno tras la votación en el Congreso de los Diputados: “¿Pero cómo le va a dar la mano?”, afirma, airado, un hombre junto a la valla que separa a los manifestantes de la Policía.
En el cruce de la calle de Marqués de Urquijo con calle de la Princesa, un dispositivo de la Policía hace cacheos a algunos hombres. Pocos metros después, cinco vendedores se apresuran a ofrecer banderas de todos los tamaños: “A defender España”, le dicen a los que recién llegan a la convocatoria.
“Pedro Sánchez... hijo de fruta”, cantan un par de mujeres bajo el balcón del número 78 y sueltan una carcajada. Sobre ellas, pende una lona con una de las frases más han sonado tras las dos jornadas de la investidura: “Me gusta la fruta”, la frase que, según la primera versión oficial, dijo la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso a Pedro Sánchez cuando este le recordó la polémica que salpicó a su hermano Tomás. Desde ese piso, una docena de jóvenes han colgado varios carteles contra el presidente de Gobierno y el acuerdo de amnistía. Incluso, lo han aprovechado para poner el himno de Falange, el Cara al sol, a través de un altavoz.
Algunos asistentes beben cerveza y otros hacen directos a través de sus redes sociales o vídeo llamadas con amigos. Entre las banderas de España y las carlistas, ondean también una bandera de la Comunidad de Madrid y una bandera de Cataluña, con una enorme equis negra trazada con pintura.
Un ataúd que salta por los aire de mano en mano con el mensaje “DEP Democracia” y un hombre envuelto en una bandera con el mensaje “Santiago, ruega por nosotros” son otras de escenas que deja la noche en Ferraz.
El comercio informal está haciendo su agosto con las manifestaciones. Así lo atestigua Miguel Ángel —omite su apellido—, vendedor de banderas, artículos con los colores nacionales y pulseras de Vox, que se ha convertido en una institución durante estos 13 días de protestas. “Ayer estuve todo el día en el Congreso y solo vendí 40 euros, después me vine para acá y me hice 700 pavos”, ha asegurado desde la calle del Marqués de Urquijo, que conecta con Ferraz.
El vendedor se define como “español y legionario”, mientras se abre la chaqueta, dejando ver una camiseta azul celeste con la rojigualda cruzada. Este miércoles ha traído obsequios para sus clientes. “Te regaló un silbato para que silbes al perro Sánchez”, le dice a una mujer que le muestra el móvil para que compruebe el bizum por 15 euros que le ha hecho por una bandera mediana y otra grande. A todos sus compradores los despide con un: “¡Que viva España!”.
Miguel Ángel ha unido dos contenedores de basura y les ha puesto una bandera como mantel para exhibir su mercancía. “Todos mis productos son hechos en España”, asegura, mientras atiende a una señora interesada en una bandera que le pregunta: “¿No tiene sin el escudo?”. “Ese se quita”, le ha respondido Miguel.
Con el paso de los días, las manifestaciones en Ferraz se han llenado de negociantes ansiosos de monetizar la indignación de la derecha. Vendedores de cerveza y comerciantes de todo tipo se escurren entre la multitud anunciando sus productos, mientras otros comercios legales que han quedado dentro del perímetro vallado lamenta las pérdidas por las manifestaciones. “Si esto sigue así dos semanas más, tendré que bajar la persiana”, aseguraba esta semana Nabila Barakas, propietaria de un restaurante en el número 37 de Ferraz.
Al filo de la medianoche, tras lanzamientos de petardos y otros objetos a la fila de policías antidisturbios que custodiaban las vallas de Ferraz, los manifestantes que permanecían en las inmediaciones de la sede del PSOE en Madrid mantenían los lemas contra Pedro Sánchez y su Gobierno escuchados estos días. Pero tras varios intentos de volcar las vallas que no han sido repelidos por los agentes, el lanzamiento de objetos y bengalas tras acabar finalmente desmontando el vallado provocó las cargas, el caos y las detenciones por las inmediaciones.
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