Un año político de vértigo | Ayuso, Cataluña y otros nueve desafíos de Feijóo
Con las encuestas a favor, el líder del PP se enfrenta a retos importantes en el camino para intentar llegar a La Moncloa
Casi todo el PP está convencido de que Alberto Núñez Feijóo va a convertirse en presidente del Gobierno en 2023. Basta hablar con cuadros de todos los niveles para darse cuenta de que en el partido se ha extendido esa percepción, aunque algunas voces también advierten del error de un exceso de confianza. Pedro Sánchez es un rival resistente, alertan, acostumbrado a reinventarse, y quedan 16 meses —una eternidad en política― para las generales. Pero Feijóo y su equipo más directo trabajan ya con esa expectativa: ...
Casi todo el PP está convencido de que Alberto Núñez Feijóo va a convertirse en presidente del Gobierno en 2023. Basta hablar con cuadros de todos los niveles para darse cuenta de que en el partido se ha extendido esa percepción, aunque algunas voces también advierten del error de un exceso de confianza. Pedro Sánchez es un rival resistente, alertan, acostumbrado a reinventarse, y quedan 16 meses —una eternidad en política― para las generales. Pero Feijóo y su equipo más directo trabajan ya con esa expectativa: alcanzar La Moncloa con la primera bala. Nadie piensa que será fácil. Estos son algunos de los principales desafíos que el líder popular tiene por delante en ese camino:
Los polvorines internos. Salvado el nudo gordiano del congreso del PP de Madrid ―que le costó a Pablo Casado la carrera política― y una vez cerrados sin conflicto los congresos de Galicia, Extremadura y Murcia, Feijóo debe aún solucionar el rompecabezas interno en varias plazas. Tiene problemas en tres: Asturias, Navarra y La Rioja, sin contar con Cataluña, donde dispone de algo más de tiempo. En Asturias, Teresa Mallada tiene los días contados como líder del partido por su enfrentamiento con el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, según fuentes de la dirección. La formación, además, ha estallado internamente por el aparente acercamiento al fundador de Foro Asturias y exministro popular, Francisco Álvarez-Cascos. En Navarra Feijóo debe decidir qué hace con la casadista Ana Beltrán, exvicesecretaria de Organización y líder regional del partido.
El PSOE afronta un otoño caliente sin margen para el error
La Rioja, territorio del que procede la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, es otra plaza revuelta. El sustituto del actual presidente, José Ignacio Cenizeros, tampoco está claro, y el puesto urge porque algunas encuestas apuntan a que el PP podría arrebatar el Gobierno al PSOE. El debate aquí es de mucha enjundia porque algunas fuentes de la dirección señalan que hay partidarios en la cúpula de que Gamarra regrese a su tierra de candidata, desplazándola del poder orgánico en Madrid. De fondo está nada menos que el número dos del partido. Queda pendiente también el liderazgo en Cantabria.
El centroderecha sigue disperso. Feijóo necesita culminar la reunificación del centroderecha que iniciaron Casado y Teodoro García Egea asestando unas cuantas puñaladas mortales a Ciudadanos. El líder del PP no prevé hacer nuevos movimientos con Cs, un partido que considera ya desahuciado. Solo espera que le caigan sus votos como fruta madura, pero sí intentará absorber a otras marcas territoriales, como UPN y Foro Asturias. En el caso de los navarros, la operación consiste en dinamitar Navarra Suma y que UPN se coaligue electoralmente con el PP dejando fuera a Cs.
Los desvíos de la brújula en el viaje al centro. El líder de la oposición pretende alcanzar La Moncloa enarbolando un discurso de gestión y moderado en las formas para no provocar rechazo a la izquierda. Es el enésimo viaje al centro del PP, pero la carretera ya ha tomado en ocasiones desvíos. El riesgo es derrapar con un discurso que tiene que contentar a todos: a los más centristas y a la derecha ultramontana. Es clave, creen algunos en el PP, que Feijóo demuestre su capacidad de llegar a acuerdos de Estado con el Gobierno, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), aún empantanada.
La relación con Vox. La extrema derecha afronta por primera vez una fase de retroceso, según las encuestas, pero sigue siendo el principal socio posible para el PP. El problema para Feijóo es que presentarse de la mano de Vox ahuyenta a los moderados. El Gobierno de coalición en Castilla y León es el laboratorio de pruebas, y no ha empezado bien. En las municipales y autonómicas, además, la suma de fuerzas se replicará por todas partes. Muchos territorios del PP dan por hecho que los pactos se repetirán porque es preferible acordar con Vox a perder poder territorial, y asumen el riesgo de vincular su imagen más a los ultras.
Ayuso como verso suelto. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es el principal ariete ideológico del PP más liberal y centralista, y se ha erigido también en contrapeso político de Feijóo. La baronesa madrileña ejerce una estrategia diferenciada y compromete la del líder popular. De la guerra interna que enfrentó a Ayuso con la anterior dirección nacional pueden también aparecer nuevos coletazos, teniendo en cuenta que algunos casadistas siguen en activo. Ya se han revuelto con el episodio del CGPJ.
Cataluña, reto singular. Hasta 48 escaños aporta Cataluña al Congreso de los Diputados, del total de 350. Después de Andalucía, es la comunidad que más diputados nacionales tiene, pero en este territorio el PP es “absolutamente residual”, reconoce un dirigente catalán. Feijóo tiene como prioridad levantar el vuelo del PP en Cataluña, pero para un líder de la derecha cualquier discurso territorial son arenas movedizas. Ahí queda el patinazo de la “plurinacionalidad” con el que se estrenó su nueva dirección. Feijóo ha molestado a unos y a otros sin encontrar todavía el punto: de su defensa de las nacionalidades pasó a decir que existe un “apartheid lingüístico” en Cataluña. A partir de ahora se centrará en el discurso sobre la gestión económica, indican fuentes del PP catalán. El siguiente reto es el orgánico. El líder en esa comunidad, Alejandro Fernández, no tiene el puesto asegurado y se escucha con fuerza el nombre de Dolors Montserrat para sustituirle. Pero el congreso, que se plantea para el año que viene, puede ser un polvorín. El PP tampoco tiene todavía candidato a la alcaldía de Barcelona.
El hito de las municipales y autonómicas. El PP y el PSOE saben que quien se imponga en las elecciones municipales y autonómicas de 2023 tendrá mucho terreno ganado para las generales, y las encuestas son favorables a los populares. Las anteriores las ganó el PSOE, pero la izquierda perdió la joya de la corona: el Ayuntamiento de Madrid.
Un equipo que sea presidenciable. Feijóo ha heredado los grupos parlamentarios en el Congreso y en el Senado de Casado. Algunas voces populares piensan que necesita proyectar un equipo más presidenciable. “Le falta grupo parlamentario, el peso lo está llevando el partido porque en el Congreso no hay mucho de donde tirar. En la etapa de Mariano Rajoy tenías a un Gobierno sentado en los escaños”, opina un dirigente.
El cortejo al PNV. El líder de la oposición sabe que una de sus principales desventajas con respecto a Pedro Sánchez es la incapacidad del PP de sumar aliados para una investidura entre los nacionalistas. Eso le empuja a los brazos de Vox. Para evitar que Sánchez le arrebate la presidencia por esos acuerdos, el PP ha comenzado un deshielo con el PNV a partir de la buena relación de Feijóo con el lehendakari Iñigo Urkullu. Los peneuvistas avisan de que, si Vox aparece en la ecuación, ellos se borrarán.
Goles en propia puerta y deslices dialécticos. En su primer duelo parlamentario con Sánchez en el Senado, Feijóo sorprendió equivocándose en el dato del valor de la prima de riesgo española. No ha sido su única metedura de pata con datos o aseveraciones. El líder popular lleva solo cuatro meses fuera de su zona de confort de la política autonómica y tiene que acostumbrarse a los ritmos y el nivel de escrutinio de la política nacional.
Desarrollar el papel internacional. En contraste con Pedro Sánchez, que ha hecho de la proyección exterior una de las principales bazas de su presidencia, Feijóo acaba de estrenarse en un congreso del PP europeo y apenas se ha reunido con mandatarios internacionales. Tampoco se ha dejado ver hablando inglés: siempre ha utilizado traductores.