Sánchez defiende el giro sobre el Sáhara como “un paso más” ante “un conflicto enquistado”

El presidente pide que se valore la “complejidad” de la relación con Marruecos. PP, Vox y partidos de izquierda descalifican la ruptura unilateral de una política de Estado

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe el aplauso de la bancada del Gobierno, este miércoles, en el Congreso de los Diputados.Foto: Claudio Álvarez | Vídeo: Belén H. Gómez-Mansilla
Madrid -

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se niega a considerar “un giro” la nueva posición de España sobre la crisis estratégica que Marruecos mantiene desde hace 46 años con el territorio del Sáhara Occidental. El jefe del Ejecutivo ha preferido calificarla este miércoles, en su primera gran explicación en el Congreso, como “un paso más en el camino que se inició hace 14 años” para encontrar una salida de “polí...

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se niega a considerar “un giro” la nueva posición de España sobre la crisis estratégica que Marruecos mantiene desde hace 46 años con el territorio del Sáhara Occidental. El jefe del Ejecutivo ha preferido calificarla este miércoles, en su primera gran explicación en el Congreso, como “un paso más en el camino que se inició hace 14 años” para encontrar una salida de “política real” a un “conflicto enquistado”. Sánchez ha enmarcado el viraje ―que ha hecho que España encuentre ahora en el plan autonomista de Marruecos la solución “más seria, realista y creíble”―, en una alineación con los socios internacionales y la Unión Europea. Y ha pedido a la oposición que valore “la complejidad” de la relación bilateral con Marruecos. No la han tenido en cuenta, al menos en el PP y en Vox. Los portavoces de esas formaciones han sido más duros con la nueva política del Ejecutivo sobre el Sáhara —que han tildado de “chapuza”, “despropósito”, “afrenta”, “puñetero insulto” o “desatino”— que con el plan de choque para paliar los efectos de la guerra en Ucrania. Unidas Podemos, socio minoritario del Gobierno, ha expresado su discrepancia “con toda la lealtad”

El presidente ha esperado al final de su discurso, de hora y media de duración, para explicar, tras exponer el plan de choque anticrisis por la guerra, el sentido de la nueva y polémica posición de España sobre la excolonia. Y ha comenzado apuntando que las relaciones de vecindad con Marruecos tienen lugar con “un socio estratégico e indispensable”. “Un asunto de Estado que exige políticas de Estado”, ha dicho. El debate, sin embargo, ha concluido con la evidencia de que en este asunto tan sensible el Gobierno solo tiene el apoyo del PSOE en el Congreso.

Sánchez ha desglosado luego por párrafos e intenciones la carta que envió el 14 de marzo al rey de Marruecos, Mohamed VI, para abrir una “nueva etapa y hoja de ruta” en sus relaciones y que resumió en dos objetivos: defender los intereses de España y enmarcar esa estrategia en las coordenadas de la Unión Europea y de Naciones Unidas.

El jefe del Ejecutivo ha rechazado que detrás del apoyo de España a la salida autonomista que defiende Marruecos desde 2007 haya en ningún caso “desinterés o desatención” hacia el pueblo saharaui, sino realismo. Sánchez ha hablado de la importancia para España de la lucha contra la inmigración y el terrorismo en aquel territorio, y ha relacionado el nuevo posicionamiento con “el respeto mutuo y la abstención de acciones unilaterales para evitar futuras crisis” y con los planes que ha puesto en marcha el Ejecutivo para fortalecer las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Sánchez ha reivindicado en ese momento “la política real, con sentido de Estado” que proporciona “estabilidad y seguridad al país”.

El presidente ha dedicado bastante tiempo a explicar uno de los aspectos clave constatados en esa nueva relación y que se refleja expresamente en la carta revelada por la Casa Real de Marruecos cuando se acepta que esa vía autonomista para el Sáhara como la base “más seria, realista y creíble” frente al referéndum de autodeterminación que hasta ahora se había aceptado como la postura de España, casi de manera generalizada y por diferentes gobiernos. En este momento, Sánchez ha enmarcado ese apoyo en las últimas resoluciones de la ONU que buscan soluciones aceptadas por todas las partes implicadas y, sobre todo, a las cartas y manifestaciones públicas recientes por parte de los Gobiernos de Francia, Alemania y el alto representante de la UE. El presidente no ha llegado a mencionar que esa es la línea defendida también por el Gobierno estadounidense de Joe Biden, ni ha aludido a que su secretario de Estado, Antony Blinken, estuvo este martes de gira por Rabat, respaldando esas tesis.

Lo que sí ha querido subrayar Sánchez es la razón por la cual su Gobierno se ha decantado ahora por aprovechar lo que ha llamado “una ventana de oportunidad” para pasar a ser “un actor activo y no pasivo” y empezar a encauzar de otra manera este eterno conflicto. El presidente ha recordado que hace dos años que la ONU no lograba nombrar un enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara y que las partes habían rechazado en ese tiempo 13 candidatos (11 por culpa de Marruecos) hasta que justo ahora han asumido el papel de neutralidad que podría jugar el italo-sueco Staffan de Mistura, el nuevo encargado.

Carta firmada por Pedro Sánchez dirigida al rey Mohamed VI. 23//03/2022

El PP se ha desmarcado de las apelaciones de Sánchez a entender “la complejidad” del momento y de los vínculos especiales con Marruecos. La coordinadora nacional y portavoz popular en el Congreso, Cuca Gamarra, ha dedicado más esfuerzos y epítetos negativos al “giro unilateral” que achacó a Sánchez que a las consecuencias de la “brutal inflación” que se empieza a observar como consecuencia de la guerra en Ucrania. Gamarra ha lamentado que el presidente haya tardado tanto en acudir al Congreso a dar explicaciones y, sobre todo, que con su decisión haya roto “un consenso” sobre el Sáhara que habían defendido hasta ahora, según su criterio, los anteriores seis expresidentes que le precedieron en democracia. Otros portavoces de partidos ―como Unidas Podemos o aliados habituales como ERC, PNV, EH Bildu o BNG― también han reprochado a Sánchez esa ruptura de la neutralidad histórica de España.

Gamarra ha lamentado haber conocido lo que catalogó como “el cambio de 360 grados” de España sobre el Sáhara por la prensa. La portavoz popular ha considerado una “chapuza”, “una falta de respeto a la Cámara” y “humillante” que fuese el Reino de Marruecos el que filtrase la carta que el presidente envió a Mohamed VI y ha insinuado que a Sánchez le habían dictado el contenido de su misiva , aunque no ha precisado quién. Gamarra ha concluido que, para apañar una crisis con Marruecos, Sánchez había provocado más, como la división en el Parlamento español o el distanciamiento ahora con Argelia, en un momento crítico del contexto internacional por la guerra en Ucrania.

El líder de Vox, Santiago Abascal, sujeta una copia de la carta enviada por Sánchez al Rey de Marruecos sacada de la web de EL PAÍS.Claudio Álvarez

Gamarra ha criticado que Sánchez haya “tomado partido por una de las partes” del conflicto, en alusión a Marruecos y frente al pueblo saharaui, y ha lamentado que haya usado la expresión “la base, en vez de una base” para valorar la opción autonomista como la más viable. El PP de Feijóo ha dejado en el aire qué voto y actitud adoptará cuando lleguen al Congreso, probablemente la semana que viene, algunas iniciativas de Unidas Podemos y otros partidos, como EH Bildu y ERC, para reafirmar su criterio en favor del referéndum de autodeterminación o incluso para reprobar al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.

El portavoz de Vox, Santiago Abascal, apenas ha hablado de la guerra, ni de Rusia ni de Ucrania. Ha ido directo al Sáhara. Ha criticado la postura unilateral de Sánchez “a su cuenta y riesgo” y calificado la carta del presidente “como un puñetero insulto”, “un desatino” y “una afrenta para España”, al asumir en solitario la posición de Marruecos.

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, tampoco ha aceptado la nueva estrategia “lamentable” del Gobierno en este conflicto, que ha considerado “difícil de justificar”, que hace seguidismo de la fijada por el expresidente estadounidense Donald Trump y que ve “poco compartida y entendida por la sociedad española”, más partidaria de la autodeterminación. Eso sí, ha anticipado que su rechazo era desde una crítica leal como socio de un Ejecutivo de coalición, que ha apostado por cuidar más. También ha pedido a Sánchez que escuche a los demás y reflexione. Gabriel Rufián, de ERC, ha planteado al presidente el dilema de por qué defiende “el derecho a existir del pueblo ucraniano en la guerra frente a la Rusia de Putin y no el soberanismo del pueblo saharaui frente al tirano Mohamed VI”, y le ha reprochado que “canjee principios por más control de la valla de Ceuta y Melilla”.

Esas ideas y muy similares sobre el cambio de la política de Estado tradicional sobre el Sáhara sin contar con los representantes de la soberanía nacional en el Congreso han sido expresadas más tarde por los portavoces del BNG, Néstor Rego; de la CUP, Albert Botran; Mertxe Aizpurua, de Bildu; Míriam Nogueras, de JuntsxCAT; Ferrán Bel, del PDeCAT; Íñigo Errejón, de Más País; Joan Baldoví, de Compromís, así como por el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal; del PNV, Aitor Esteban; de Coalición Canaria, Ana Oramas; de Nueva Canarias, Pedro Quevedo; y de los representantes del Partido Regionalista de Cantabria, José María Mazón; de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca, y de Teruel Existe, Tomás Guitarte.

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