Villarejo fracasa en el inicio de su declaración en un nuevo intento de embarrar el primer gran juicio contra él

El comisario acusa sin pruebas al expresidente Felipe González de encargarle uno de los espionajes por los que es juzgado

El comisario jubilado José Manuel Villarejo, a la izquierda, a su llegada este lunes a la Audiencia Nacional para declarar en el primer gran juicio contra él.Foto: Marta Fernández Jara (Europa Press)

El arranque este lunes de la declaración del comisario jubilado José Manuel Villarejo en el primer gran juicio contra él, en el que se enfrenta a una petición de 110 años de cárcel, no defraudó. El policía utilizó las preguntas que le planteó la Fiscalía Anticorrupción para intentar embarrar la causa y llevarla al terreno que considera más beneficioso para sus intereses: el de una supuesta confabulación contra él sobre cu...

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El arranque este lunes de la declaración del comisario jubilado José Manuel Villarejo en el primer gran juicio contra él, en el que se enfrenta a una petición de 110 años de cárcel, no defraudó. El policía utilizó las preguntas que le planteó la Fiscalía Anticorrupción para intentar embarrar la causa y llevarla al terreno que considera más beneficioso para sus intereses: el de una supuesta confabulación contra él sobre cuya existencia lleva tiempo hablando con el fin de anular las pruebas y, con ello, la causa. Todo ello, sazonado de veladas amenazas.

Para ello, hizo sutiles alusiones al expresidente Mariano Rajoy y al rey emérito, Juan Carlos I, además de implicar sin pruebas al también expresidente Felipe González en uno de sus trabajos y acusar al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y su exdirector, el general Félix Sanz Roldán, a los agentes de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía que llevan las pesquisas y a la Fiscalía de falsificar “un arsenal de pruebas” contra él. Entre medias, referencias a los atentados del 11-M, a la guerra sucia de los GAL y, en varias ocasiones, a la llamada Operación Cataluña, puesta en marcha por el Ministerio del Interior en la etapa de Jorge Fernández Díaz para desacreditar a los líderes del independentismo catalán.

Sin embargo, la estrategia de Villarejo chocó con la firmeza de la presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Murillo —que lo reprendió en dos ocasiones— y del representante de la Fiscalía Anticorrupción, Miguel Serrano, que evitó entrar en cuestiones diferentes de las que se enjuician. Villarejo, ante el fracaso de su maniobra, intentó mostrarse como “un servidor” del Estado que si montó las empresas con las que facturó millones de euros a sus clientes privados a cambio de información obtenida de manera supuestamente fraudulenta, fue para dar cobertura a su papel de “agente de inteligencia” para “diferentes” gobiernos. “Me encargaban cuestiones muy delicadas referidas a intereses del Estado”, esgrimió.

La declaración de Villarejo se produjo durante la vista oral que, desde el pasado octubre, se celebra en la Audiencia Nacional para enjuiciar tres líneas de investigación del macrosumario del caso Tándem: las piezas Iron, Land y Pintor. La primera versa sobre la contratación del comisario por parte del bufete Herrero & Asociados para espiar supuestamente a otro despacho de abogados. Land se centra en la guerra familiar de los herederos de Luis García-Cereceda, el promotor que levantó la urbanización de lujo La Finca en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Y Pintor investiga si Juan Muñoz, marido de la presentadora Ana Rosa Quintana, y su hermano Fernando ficharon a Villarejo para obtener ilegalmente datos de un exsocio, al que este último reclamaba una deuda. Junto al comisario, se sientan en el banquillo otras 26 personas. Consideradas estas menores respecto a otras piezas en las que se investiga la Operación Kitchen de espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas, o las que implica a grandes compañías como BBVA o Iberdrola, el resultado de este juicio marcará el futuro del resto de la macrocausa.

Por ello, desde el inicio de la vista, el comisario ha intentado torpedearla con varias maniobras, entre ellas la recusación del tribunal. La última vez, la pasada semana, cuando pidió que fuera apartado el magistrado Fermín Javier Echarri, al que acusaba de una intervención irregular en una causa en la que Villarejo dijo haber participado. El tribunal rechazó este lunes “de plano” esa recusación.

Tras este revés, el comisario echó mano en numerosas ocasiones de la ironía y su falta de memoria para no responder a muchas de las preguntas que el fiscal le planteaba sobre los aspectos más incriminatorios de los trabajos que hizo para sus clientes en las tres piezas que se juzgan. Villarejo sí admitió que recopiló información a cambio de importantes cantidades de dinero, pero aseguró que la recopiló de “fuentes abiertas”, en referencia a bases de acceso público o, simplemente, internet, pese a que en muchos de sus informes figuraban datos solo presentes en archivos confidenciales de la policía, Hacienda o entidades privadas.

El comisario intentó justificar esto en una supuesta manipulación de esos informes. Algo similar esgrimió sobre los audios en los que recogía sus encuentros con sus clientes: “Son grabaciones manipuladas como prácticamente toda la instrucción de la causa”, dijo. Y llegó a afirmar que estos audios fueron hechos por el CNI durante la “monitorización” a la que le sometía. Para explicar que luego aparecieran en sus equipos informáticos, afirmó que el servicio secreto se las facilitaba sin saber explicar por qué.

Villarejo también se presentó como una víctima de un supuesto complot en el que implicó a la Fiscalía, a la que acusó de impedirle acceder a una copia de las agendas que se intervinieron al policía cuando fue detenido y en las que este recogía de manera meticulosa con quién hablaba y sobre qué: “Estoy en desventaja. No tengo eso que tiene el fiscal que son mis diarios personales. Déjemelos y le contestaré”, le espetó. El policía, que intentó exculpar a su esposa, Gema Alcalá, y a su hijo mayor, ambos también en el banquillo, volvió a denunciar un supuesto intento de matarle mientras estuvo en prisión, y volvió a lanzar una amenaza velada: “Voy a contar todo lo que sé, todo lo que he hecho para evitar problemas al Estado”. Su declaración, que se prevé larga, continuará este martes y, previsiblemente, se alargará toda la semana.

Dos acusados admiten tratos con el policía para obtener datos

El tribunal del primer gran juicio contra el comisario jubilado José Manuel Villarejo escuchó este lunes nuevos testimonios de acusados que admiten haber contratado al policía para conseguir de manera presuntamente ilegal información sensible sobre terceras personas. En esta ocasión fueron el empresario Juan Muñoz Tamara, esposo de la periodista Ana Rosa Quintana, y su hermano Fernando. Ambos habían firmado antes de la vista un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción en el que reconocían los hechos de que se los acusa a cambio de reducir a 11 meses de prisión la petición inicial de ocho años de cárcel. 
En la declaración de este lunes, además de ratificarse en este reconocimiento de culpa, los dos empresarios confirmaron la veracidad de los audios intervenidos al comisario —uno de las principales pruebas incriminatorias contra el policía— en los que se recogen las reuniones que mantuvieron con él. Tras asegurar ambos que nunca sospecharon de que estaban siendo grabados, recalcaron que los archivos sonoros reflejan las conversaciones que mantuvieron con Villarejo, desmontando el argumento de la defensa de Villarejo de que están manipulados.
Ante el tribunal, Juan Muñoz admitió haberse reunido en dos ocasiones con Villarejo y haberle entregado en metálico 20.000 euros por obtener información sobre un socio de su hermano con el que tenían una disputa por una deuda fiscal. Según detalló, el encargo al comisario era conseguir información patrimonial de este empresario que desmontará la supuesta falsa insolvencia que había alegado o “de cualquier otro tipo”. El encargo incluyó también el espionaje del abogado de la víctima, al que acusaban de haber influido en la decisión de este de desentenderse de la deuda. 
Esta recopilación de información incluyó dos vídeos, uno antiguo y otro reciente, en los que se veía a este abogado consumir drogas y que presuntamente Villarejo propuso difundir para extorsionarlo. Muñoz insistió en que finalmente no se utilizaron contra las víctimas. La declaración de su hermano Fernando, en cuyo despacho la policía intervino el informe de Villarejo junto a un pendrive con los dos vídeos, fue coincidente. En su declaración de este lunes, Villarejo acusó a ambos de mentir en su pacto con la Fiscalía.


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