Operación Titella: la actuación más larga de José Luis Moreno

La investigación policial desvela al ventrílocuo y promotor televisivo como un presunto profesional de la estafa

José Luis Moreno sale de la Audiencia Nacional tras quedar en libertad, el 1 de julio.José Ramón Hernando (Europa Press)

Un inspector jefe de Policía y un capitán de la Guardia Civil saltaron la valla de la mansión del productor de televisión Jose Luis Moreno el pasado martes, a las ocho en punto de la mañana. Previamente habían llamado —insistentemente y a sabiendas de que había gente dentro— al telefonillo de la casa, ubicada en una lujosa urbanización de Boadilla del Monte (Madrid), sin que nadie contestase ni abriese la puerta. Medio centenar de detencione...

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Un inspector jefe de Policía y un capitán de la Guardia Civil saltaron la valla de la mansión del productor de televisión Jose Luis Moreno el pasado martes, a las ocho en punto de la mañana. Previamente habían llamado —insistentemente y a sabiendas de que había gente dentro— al telefonillo de la casa, ubicada en una lujosa urbanización de Boadilla del Monte (Madrid), sin que nadie contestase ni abriese la puerta. Medio centenar de detenciones estaban en marcha a esa misma hora en otros lugares de Madrid (25), Barcelona (17), Murcia (5), Alicante (1) y Valencia (1). El conocido ventrílocuo, de 74 años, era uno de los detenidos más relevantes de una organización dedicada presuntamente a estafar importantes cantidades a bancos pidiendo créditos que nunca eran devueltos y a lavar dinero procedente del crimen organizado.

Aquella mañana no sonó ni una alarma. Los agentes, pertrechados con sus correspondientes chalecos identificativos, entraron en la propiedad de Moreno como Pedro por su casa, hasta que se toparon con una de las ocho personas que el showman tiene a su servicio, según relatan fuentes de la investigación. Esta les condujo hasta la habitación donde el empresario dormía plácidamente.

Le despertaron, le explicaron sucintamente el porqué de su presencia y le leyeron sus derechos. Moreno ni se inmutó. Se levantó. Les atendió “amable y educadamente”. No preguntó nada. Se limitó a observar. A guardar silencio y a darle visos de normalidad a la extraña circunstancia.

Comenzó así la actuación más larga de José Luis Moreno, a quien toda España recuerda con sus marionetas (Macario, Rockefeller y Monchito), que han dado a esta macrooperación el nombre de Titella (”marioneta”, en catalán), desarrollada por el Grupo 9 de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Jefatura de Policía de Madrid en colaboración con la Guardia Civil de Barcelona a lo largo de dos años. La investigación lo desvela como un presunto profesional de la estafa.

Un vehículo policial accede a la casa de Jose Luis Moreno para su registro.ATT (GTRES)

Tras 11 horas de registro y dos noches en los calabozos de la comisaría de Moratalaz, el empresario televisivo prefirió no declarar ante el juez Ismael Moreno, titular del Juzgado Central de Instrucción Número 2 de la Audiencia Nacional, que le dejó en libertad bajo fianza de 3 millones de euros a pagar antes del próximo jueves para evitar ingresar en prisión. Las cuentas y los bienes del empresario se encuentran embargados.

“No recuerdo la clave, lleva 30 años cerrada”, contestó Moreno cuando los agentes le preguntaron la combinación para abrir la cámara acorazada de su vivienda, en una habitación que cuenta con una puerta blindada y una cámara con sensor, que se activa al detectar cualquier presencia. No le creyeron. Tres horas más tarde lograban abrir la puerta de 30 centímetros de grosor. “No había nada, salvo humedades y unas estanterías putrefactas en el suelo”, señalan fuentes de la investigación, que continúa bajo secreto de sumario y en la que se han intervenido 200.000 euros en efectivo y 400.000 en pagarés de distintas entidades bancarias.

El productor de series de éxito como Aquí no hay quien viva o La que se avecina aseguró a los agentes que el sentido de esa habitación acorazada era guardar obras de arte, pero que las humedades lo habían hecho imposible, por lo que dejó de usarla. No obstante, los agentes comprobaron lo registrado por la cámara de vídeo. “No tenía grabaciones de ningún tipo, como se ha dicho, sencillamente quisimos ver que lo que decía era cierto”, explican fuentes del caso.

Ocho personas de servicio, diez coches de alta gama de renting, chófer…, “un altísimo tren de vida trepidante de viajes, comidas, noches de fiesta…”, señalan los investigadores, que estiman que podría necesitar unos 50.000 euros al mes solo para cubrir “sus gastos corrientes”, aparte de la vida que hiciera.

El eje de la trama

La última vez que Jose Luis Moreno trabajó en Televisión Española fue en la Gala de Reyes de 2017, Reyes y Estrellas, recuerda un portavoz del ente público. Y los investigadores ubican su entrada en la red criminal en 2018, un año después, cuando las series empezaron a flaquear y los proyectos se hicieron difíciles de levantar. “En ese momento conoce, a través de un amigo común, al empresario Antonio Aguilera, un tipo con mucho dinero y muy bien contactado que ya había empezado a pedir pequeños créditos a bancos, de entre 20.000 y 30.000, para proyectos y nuevas empresas que quebraban y desaparecían entre otras compañías pantalla, hasta que los bancos no sabían cómo ni a quién reclamar el dinero prestado”, explican fuentes del caso, que han contabilizado más de 700 empresas creadas por esta red.

Aguilera es el eje sobre el que pivota toda la trama, a juicio de los investigadores. “Ambos necesitaban dinero: Moreno ponía su cara, su nombre y sus presuntos proyectos televisivos de éxito para seducir a los bancos y obtener créditos mucho más cuantiosos, y Aguilera su red empresarial y de contactos para ocultar el dinero, luego repartían las ganancias”, relatan los investigadores.

Para entonces, Jose Luis Moreno ya había dejado de pagar a mucha gente del mundo del espectáculo y de fuera, desde actores hasta empleados de los restaurantes que montaba. Sus empresas acumulaban deudas, como Kulteperalia S.L., que alquila platós de grabación y se encuentra en la lista de morosos de Hacienda de 2021 con una deuda superior al millón de euros. Y el robo y la brutal paliza que sufrió en su vivienda en 2007 comenzaba a ser motivo de suspicacias.

“No podemos establecer ninguna relación de aquello con la trama actual”, advierten los investigadores, que sin embargo señalan que el productor sí tenía bien engrasado un sistema de fraude a través de sus empresas basado en inflar facturas usando sus propias productoras, tanto para obtener dinero como para blanquearlo.

“Fue así como estafó al productor argentino Alejandro Roemmers, que financió su último proyecto, una serie sobre San Francisco de Asís (Resplandor y tinieblas) anunciada en rueda de prensa en plena pandemia”, cuentan los investigadores, que estiman que pudo estafarle, a base de engordar facturas “hasta el doble”, entre 15 y 20 millones de euros.

Roemmers, convertido en amigo de Moreno, se ha enterado de la estafa por la prensa, según fuentes del caso, que esperan que lo denuncie. Otras personas de su entorno, como su compañero, el actor checo Martin Czehmester, al que los agentes no pudieron detener porque “se ha esfumado”, y dos de sus sobrinos eran utilizados como testaferros por parte de Moreno, que ponía a su nombre algunas de sus empresas, según fuentes policiales.

El origen

La investigación nace por la denuncia de varias entidades bancarias. Tirando de diferentes hilos, los agentes llegaron a la conclusión de que los implicados compartían una característica: “Todos conocían a Aguilera, que les facilitaba el acceso a bancos en los que pedir créditos a los que no podían hacer frente”. Para ello resultó fundamental la ayuda de varios directores de sucursales bancarias, amigos de Aguilera y de un notario, que ha sorprendido a los agentes de la UDEF, por su implicación pese a su buena posición económica y a su papel de asesor. El juez ha dejado también libre a Aguilera bajo fianza de 200.000 euros.

El dinero que movía la organización criminal tenía dos orígenes principales: los créditos bancarios fraudulentos y las enormes remesas llegadas de Holanda procedentes del tráfico de drogas. “Intervenimos un vehículo en el que había 1,3 millones de euros, pero la semana anterior había venido con dos millones, cada semana era más o menos lo mismo”, señalan los investigadores, para dar una idea de las grandes cantidades de dinero que manejaban. Fue precisamente la imposibilidad de mantener ocultos esos fuertes ingresos de efectivo lo que llevó a los cabecillas de la organización a pensar en crear su propio banco en un paraíso fiscal: Malta, adonde nunca llegaron.

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