Carrera contrarreloj en A Coruña para recuperar otro palacete de los Franco

La Xunta evita comprometer plazos para proteger la Casa Cornide mientras los herederos del dictador apuran la retirada de enseres

Protesta vecinal el pasado 27 de diciembre frente a la Casa Cornide que reclamaba su devolución al patrimonio público.M. Dylan (Europa Press)

La lucha contra el expolio de los Franco que ha estallado en Galicia tras cuatro décadas de democracia ha aficionado a las mudanzas a la familia del dictador. Después del frustrado vaciado de las Torres de Meirás, furgones cargados de quién sabe qué entran y salen estos días de la Casa Cornide, el palacete del siglo XVIII de propiedad pública que en 1962 acabó en manos de la esposa del general, Carmen Polo. Mientras las Administraciones tramitan ...

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La lucha contra el expolio de los Franco que ha estallado en Galicia tras cuatro décadas de democracia ha aficionado a las mudanzas a la familia del dictador. Después del frustrado vaciado de las Torres de Meirás, furgones cargados de quién sabe qué entran y salen estos días de la Casa Cornide, el palacete del siglo XVIII de propiedad pública que en 1962 acabó en manos de la esposa del general, Carmen Polo. Mientras las Administraciones tramitan su protección y una demanda para reclamar la mansión en los tribunales, a los herederos les ha entrado prisa por llevarse enseres de su interior, pese a estar deshabitada. “En Meirás les salió mal, pero ahora me temo que están aprovechando el vacío antes de la demanda para llevarse todo lo que pueden”, alerta Manuel Monge, presidente de la asociación En Defensa do Común, que estudia presentar una petición de medidas cautelares en los juzgados.

Evitar el trasiego de muebles y objetos en la Casa Cornide está complicado, pero no es imposible. La Xunta tiene entre manos la declaración del inmueble de estilo barroco como bien de interés cultural (BIC), después de que el Ayuntamiento presentara el pasado 4 de noviembre informes que avalan su valor y originalidad artística, con unas “formas francesas” sin parangón en Galicia. Dos semanas después de la solicitud formal presentada ante la Xunta por el gobierno local, el Parlamento gallego pidió por unanimidad de los tres grupos políticos —PP, BNG y PSdeG-PSOE— que se acelere el proceso al máximo para poder inventariar los bienes de la mansión. Sin embargo, la Consellería de Cultura del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo (PP) responde a este periódico que “está cumpliendo los ritmos y cauces establecidos por la ley de patrimonio cultural” y elude fijar una fecha aproximada para culminar el análisis de la documentación recibida e incoar por fin el expediente, un paso administrativo clave para detener la salida de los objetos que contiene la Casa Cornide.

“Si la Xunta incoase el expediente para declarar BIC la Casa Cornide e iniciase formalmente el procedimiento, podría activar medidas cautelares. Hay un informe artístico y base suficiente para ello, ¿por qué no lo hacen?”, se pregunta Carlos Aymerich, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de A Coruña y uno de los autores del informe jurídico sobre el que el Ayuntamiento de la ciudad fundamentará su demanda judicial.

Después del intento fallido de vaciar Meirás, la asociación que encabeza Monge, expresidente de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica de A Coruña y autor de Os restos do franquismo en Galiza (2020), reclama vigilancia policial en la Casa Cornide porque entiende que “cuando sea BIC, ya no va a quedar nada”. Cuentan con el apoyo de la asociación de vecinos de la ciudad vieja de A Coruña, el casco antiguo en el que se ubica el edificio. Fuentes de la Delegación del Gobierno, sin embargo, sostienen que ninguna Administración tiene competencias para tomar tal medida porque ahora mismo la titularidad es de los Franco.

Al palacete que fue casa consistorial durante el siglo XIX le echó el ojo Carmen Polo ya antes de la Guerra Civil. Así lo cuenta la periodista Carmen Enríquez en su libro Carmen Polo, señora de El Pardo, citando como fuente a Ramón Rodríguez Ares, amigo íntimo de los Franco y exalcalde del PP en Sada, el municipio que acoge el Pazo de Meirás. “Paco, esta casa me gusta mucho, ¿la podemos comprar?”, le dijo a su marido al principio de los años treinta, cuando este era gobernador militar de A Coruña. Tras el alzamiento franquista, Polo logró su objetivo por un precio bajo, 25.000 pesetas, y tras una operación en la que juristas de la Universidad de A Coruña han detectado importantes irregularidades seis décadas después.

En los inicios de la dictadura, la Casa Cornide que despertó las apetencias inmobiliarias de Carmen Polo era una propiedad privada que se usaba como centro cultural de colectivos católicos. El Ministerio de Educación la adquirió en 1949 supuestamente para ubicar allí el conservatorio de música de la ciudad, pero el proyecto se paralizó durante años sin más explicación. Finalmente, el Gobierno de Franco le traspasó el edificio al Ayuntamiento coruñés y las autoridades municipales lo sacaron a subasta en 1962. ¿Quién fue el único vecino que se presentó a la puja? El empresario coruñés Pedro Barrié de la Maza, conde de Fenosa, el mismo que impulsó la falsa donación de Meirás a Franco desmontada por los tribunales recientemente.

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Barrié le vendió la Casa Cornide a Polo por 25.000 pesetas solo tres días después de pujar por ella y pagar 305.000. “Fue una operación de Estado que tardó años porque no sabían cómo hacerlo. Era una propiedad pública y la donación directa les pareció demasiado escandalosa, así que montaron la farsa de la puja”, interpreta Monge.

Gasto público en la mansión de los Franco

El montaje, sin embargo, acumuló varias irregularidades que ahora esgrimirá el gobierno municipal que encabeza la socialista Inés Rey para que los tribunales declaren nula la venta. Según el informe jurídico del equipo universitario encabezado por Aymerich, cuando el Ministerio de Educación traspasó la Casa Cornide al Ayuntamiento antes de la puja, no se tramitó el preceptivo expediente de desafectación. En el proceso tampoco se cumplimentaron otras autorizaciones e informes requeridos por la legislación vigente en aquel momento y la venta a Polo, sostienen los juristas, fue simulada. Entre 1962 y 1976, periodo en el que los Franco eran dueños supuestamente de la mansión, se destinó a su arreglo y mantenimiento casi un millón y medio de pesetas de fondos públicos. La familia del dictador ha declinado ofrecer su versión a este periódico.

Mientras, los Franco tienen en venta la Casa Cornide desde el pasado verano en un portal inmobiliario de lujo. El anuncio de Philippot&Lloyd ha desvelado el interior de algunas estancias del palacete de 1.430 metros cuadrados, 11 habitaciones y 13 baños. Según informó el periódico La Opinión de A Coruña, los herederos del dictador piden por la propiedad 3,5 millones de euros. Tras analizar las imágenes, el historiador Felipe Senén, vecino del casco antiguo coruñés, cree que la Casa Cornide no esconde muebles “tan emblemáticos” como los hallados en Meirás y, entre los objetos, cita libros encuadernados artesanalmente en cuero por el Estado y algunos regalos protocolarios.

Senén cuenta además que la mansión fue agrandada con fincas anexas expropiadas por el Estado y que esa amplicación fue revestida con piedras de un hospital de caridad de la ciudad. El historiador tiene claro que “los poderes públicos” deben actuar sin demora (sobre todo después de lo que pasó en Meirás) para evitar que los Franco sigan retirando bienes de la Casa Cornide porque la zona en la que está la casa ya es BIC: “La familia está bajo vigilancia y la juez de Meirás debería actuar porque el pazo y la Casa Cornide son parte de un mismo conjunto”.

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