España cerrará este verano la principal base de sus tropas en Irak

Defensa planea retirar a finales de este año o principios del próximo sus últimos soldados de Afganistán

Un soldado español en la base Gran Capitán, en Besmayah (Irak). @emad_md
Madrid -

España se retirará a finales de julio de la base Gran Capitán, en Besmayah, la más importante de las tropas españolas en Irak, donde antes de la pandemia estaban desplegados 350 de sus 530 efectivos. La razón de la retirada, según fuentes militares, es que ya se ha completado la tarea a la que se dedicaba el centro de la coalición internacional en Besmayah, bajo mando español: la instrucción de grandes unidades del Ejército y la Policía iraquí. Defensa prepara también la retirada de los últimos soldados españoles en Afganistán para finales de este año o principios de 2021, antes de que venza e...

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España se retirará a finales de julio de la base Gran Capitán, en Besmayah, la más importante de las tropas españolas en Irak, donde antes de la pandemia estaban desplegados 350 de sus 530 efectivos. La razón de la retirada, según fuentes militares, es que ya se ha completado la tarea a la que se dedicaba el centro de la coalición internacional en Besmayah, bajo mando español: la instrucción de grandes unidades del Ejército y la Policía iraquí. Defensa prepara también la retirada de los últimos soldados españoles en Afganistán para finales de este año o principios de 2021, antes de que venza el plazo pactado por Washington con los talibanes.

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Desde que se izó la bandera española en la base Gran Capitán, en febrero de 2015, se ha instruido a 17 brigadas del Ejército iraquí y 10 de la Policía Federal; en total, más de 50.000 efectivos de las fuerzas de seguridad del país asiático.

Durante la videoconferencia que mantuvo el sábado con el Rey, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, el jefe del contingente español en Irak, el coronel César García del Castillo, constató que la misión ha superado ya varias fases y que “las Fuerzas Armadas iraquíes van mejorando día a día su nivel de adiestramiento y acercándose a la derrota definitiva del Daesh”. Felipe VI, que visitó Besmayah, a 45 kilómetros al sureste de Bagdad, en enero del año pasado, le felicitó por el “éxito alcanzado” y subrayó que la operación está en plena “mutación hacia nuevos escenarios”.

La instrucción de las fuerzas iraquíes se interrumpió el pasado 3 de enero, tras el asesinato del general iraní Qasem Suleimani por un dron estadounidense. La base Gran Capitán, como otras de la coalición internacional en Irak, sufrió a mediados de marzo un ataque de represalia por parte de una milicia chií local aliada de Teherán, sin que ningún soldado español resultara alcanzado por los cohetes. La posterior extensión del coronavirus en Irak impidió reanudar la instrucción, por lo que España retiró temporalmente a unos 200 soldados.

Fuentes militares aseguran que la misión del centro BPC (Building Partner Capacity o Constructor de Capacidad del Asociado) de Besmayah se da por concluida y que el nuevo contingente español enviado a Irak se dedicará a recoger el material acumulado y preparar la devolución de las instalaciones a las autoridades iraquíes.

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Tras el abandono de Besmayah, quedará en Irak la Task Force Toro, con 80 militares de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) que operan tres helicópteros Chinook y otros tres Cougar de transporte en la base de Taji, a unos 30 kilómetros de Bagdad; así como los equipos de operaciones especiales que, con el apoyo de la unidad de drones Orbiter, adiestran a sus homólogos iraquíes en Bagdad (40 militares) y Al Taqaddum (70) y les acompañan en sus operaciones contra el Daesh.

Sin embargo, el destacamento de helicópteros se reducirá sustancialmente, ya que los tres Chinook deben regresar a España para someterse a un proceso de modernización; por lo que el contingente español en Irak se quedará por debajo de los 200 efectivos, poco más de un tercio de los que había a principios de año.

España estaba dispuesta a trasvasar su contingente en Irak desde la Operación Inherent Resolve, que desarrolla una coalición internacional liderada por Estados Unidos; a la NATO MISSION IRAK (NM-I) de “apoyo y estabilización” al Gobierno de Bagdad por parte de la Alianza Atlántica. Pero la NM-I, que ya cuenta con un puñado de efectivos españoles, está demorando su despliegue sobre el terreno, por lo que España ha optado finalmente por retirar la mayor parte de sus tropas y dejar para más adelante un eventual aumento de su contribución a la operación aliada.

Irak no es el único escenario donde el Ministerio de Defensa prepara la retirada de sus tropas. También se planea la salida de todos los militares españoles destacados en la misión de la OTAN en Afganistán para finales de este año o principios del próximo. No se trata de una retirada unilateral, ya que España asume el principio de “juntos llegamos, juntos nos marcharemos”, acordado por los 39 participantes en la operación Resolute Support (apoyo decidido) de la OTAN.

Sin embargo, el pacto al que llegó Estados Unidos con los talibán el pasado 29 de febrero implica, si se cumplen los plazos previstos, la salida de todas las tropas extranjeras de Afganistán en 14 meses: es decir, antes de mayo de 2021. “Lógicamente, no vamos a esperar al último momento”, alegan las fuentes consultadas.

Los primeros soldados españoles llegaron a Afganistán en enero de 2002, hace 18 años, y esta ha sido la misión con mayor número de bajas del Ejército español; incluidos los 62 fallecidos en el accidente del Yak-42. Debido al coronavirus, se interrumpieron hace ya varias semanas las labores de instrucción y asesoramiento del Ejército afgano, por lo que España retiró temporalmente a la mitad de sus 65 militares. Ahora se prepara la salida completa y definitiva.

Más presencia militar española en el Sahel

También la suspensión de las tareas de instrucción por la pandemia llevó al Ministerio de Defensa a retirar a más de 100 de los 278 militares españoles desplegados en la misión EUTM Mali, dedicada a instruir al Ejército maliense. Sin embargo, en este caso, España no solo no planea reducir sus efectivos, sino que incluso se plantea aumentarlos.

El repliegue del teatro asiático podría compensarse con un mayor protagonismo en el Sahel, donde la presencia de grupos yihadistas y de mafias dedicadas al tráfico de drogas, armas e inmigrantes supone una amenaza mucho más directa a la seguridad de España que lo que sucede en Afganistán o Irak.

La UE acaba de aprobar el quinto mandato de su misión en Malí que, además de prorrogarla hasta mayo de 2024 y aumentar su presupuesto, la amplía para dar apoyo a la Fuerza Conjunta del G-5 y a los ejércitos de los países que la componen (Níger, Burkina Faso, Mauritania y Chad, además del propio Malí).

Con una mayor implicación en escenario subsahariano, España mostraría además su apoyo al Alto Representante de la UE, el español Josep Borrell, tras rehusar incorporarse a Irini, la nueva misión naval de la UE en el Mediterráneo central que ha sustituido a la malograda Sophia y que navegará lejos de las zonas donde puede encontrar inmigrantes por imposición de Austria y Hungría.

El fin de la vida útil de los aviones C-130 Hércules ha llevado a Defensa a clausurar el destacamento que tenía en Gabón y concentrar el apoyo aéreo a toda la región en Senegal.

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