Los bulos en España: De la censura al respirador de Carmena
La reacción de denuncia a la difusión de noticias falsas logra en ocasiones más repercusión que las propias ‘fake news’
De entre todos los bulos que circulan por distintas plataformas en estos días —432 mentiras sobre la covid-19 desde que estalló la crisis, según la web de comprobación de datos maldita.es—, a menudo los más exitosos no son los más atrevidos, sino los más sibilinos, los que contienen información con apariencia de veracidad. Las campañas de desinformación emplean noticias falsas, su labor está organizada y su objetivo suel...
De entre todos los bulos que circulan por distintas plataformas en estos días —432 mentiras sobre la covid-19 desde que estalló la crisis, según la web de comprobación de datos maldita.es—, a menudo los más exitosos no son los más atrevidos, sino los más sibilinos, los que contienen información con apariencia de veracidad. Las campañas de desinformación emplean noticias falsas, su labor está organizada y su objetivo suele ser minar la confianza en las instituciones de otros países o difundir información que interesa al emisor. La mayoría de bulos, no obstante, no tienen un objetivo directo al que atacar, aunque resulten igual de dañinos. Estos son algunos de los más extendidos en España en las últimas semanas de emergencia sanitaria:
Las curas posibles. Las dos frases que recomienda el buscador de YouTube cuando un usuario empieza a escribir “curar coronavirus” son “curar coronavirus subliminal” y “con bicarbonato”. Es extraño que no aparezcan más variables y es probable que tenga que ver con la labor de Google, propietaria de YouTube. Cuando en Google un usuario empieza a escribir “curar cor...”, el buscador no devuelve “coronavirus” como opción. Una vez dentro de YouTube, sin embargo, hay vídeos muy variados sobre curas raras o no comprobadas, como el uso de cloroquina. Facebook también devuelve posts razonables y con decenas de miles de interacciones cuando se escribe “curar coronavirus” en Crowdtangle, una herramienta de la compañía. ¿Significa esto que no circulan bulos sobre curas? Evidentemente no, hay montones de ejemplos de homeópatas o pseudodoctores que cuentan sus remedios con lejía o gárgaras con un perfil más bajo o limitados por los esfuerzos de las compañías contra la covid-19.
¡WhatsApp censura! Tanto se han esforzado algunas compañías en limitar contenido falso que han logrado que les acusen de censura. WhatsApp cifra los mensajes de sus usuarios, con lo cual no puede verlos nadie. Para evitar que en esa oscuridad se reenvíen masivamente mensajes que confundan a los usuarios de WhatsApp, la aplicación limita progresivamente desde 2018 la opción de reenviar mensajes virales. En las últimas semanas, WhatsApp no deja reenviar a varias cuentas los mensajes que ya han sido reenviados más de cinco veces. Cuentas de Vox en Twitter acusaron a las dos empresas españolas que verifican bulos en WhatsApp, Newtral y Maldita, de ser quienes decidían los contenidos censurados. No es cierto: solo se limitan por su propia viralidad. Ese bulo, sin embargo, ha servido a Vox para ganar un montón de seguidores en Telegram.
El respirador de Manuela Carmena. La cuenta de un exasesor de Toni Cantó, de Ciudadanos, acusó a la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena de recibir un respirador en casa. El post tuvo su repercusión. Hay casi medio millón de interacciones en Facebook vinculadas a “Carmena” en esos días de abril. Pero tanto en Facebook como en Twitter los mensajes de más éxito fueron los que celebraban la verificación y el anuncio de una denuncia de Carmena, que negó en redondo que estuviera enferma y hubiera recibido el respirador. A veces también ocurre este fenómeno: la reacción al bulo es más potente que el propio bulo.
El empresario de Ana Rosa Quintana. El día en que Ana Rosa Quintana entrevistó en su programa a un empresario catalán que tenía test de coronavirus y al que supuestamente el Gobierno no le hacía caso, se armó un gran revuelo. “Qué escándalo”, repetían miles de cuentas, que lograron cientos de miles de interacciones en Facebook, siempre según Crowdtangle. Hubo también, sin embargo, una amplia reacción contraria de quienes comprobaron que no era cierto.