Los retos de la agricultura del futuro
El incremento de la demanda de alimentos, el cambio climático y las necesidades de sanidad vegetal de los cultivos son varios de los aspectos a los que el sector agrícola, clave para el desarrollo social y económico, se enfrenta en las próximas décadas.
La proyección realizada por Naciones Unidas apunta a que en el año 2050 la población mundial alcanzará los 9.700 millones de personas. El futuro en un planeta cada vez más poblado, hecho que a su vez incide en el cambio climático, afecta a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los más vitales. Como apunta la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la demanda alimentaria aumentará en un 50% de la actualidad a 2050. El sector agroalimentario es estratégico: generó en 2019 el 9,1% del PIB de España, el 11,8% del empleo total y el 17,6% de las exportaciones. La agricultura se enfrenta a los mayores retos. Será necesario, producir más, utilizando menos recursos naturales y hacerlo mejor.
A todos estos aspectos es preciso añadir distintos factores con un carácter netamente coyuntural, que influyen, e influirán, en la subida de los precios de los alimentos, como es el caso de la sequía que ha afectado a los cultivos españoles en los últimos años, el aumento de costes de los medios de producción, especialmente de la energía y el riesgo de desabastecimiento de determinados productos a causa de la guerra en Ucrania.
Es necesario incrementar la productividad, y no al contrario, para mantener la disponibilidad de alimentos saludables, seguros y asequibles para todos, si no queremos retroceder en bienestar y calidad de vida.
Por todo ello, la resiliencia de nuestros sistemas alimentarios unido a su sostenibilidad, deben ser una prioridad del sector agrícola. Para ello, la Comisión Europea está poniendo en marcha diferentes estrategias, dentro de lo que se ha llamado el Pacto Verde Europeo y en concreto, la Estrategia de la Granja a la mesa, que propone optimizar la producción agrícola de manera sostenible, un aumento de la agricultura ecológica y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos entre otras.
Sin embargo, tras la publicación de una propuesta de Reglamento de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios, en el sector agrícola existe una gran preocupación porque, en lugar de apoyar la agricultura en una situación de crisis, pretende establecer restricciones arbitrarias en el uso de los medios de producción (fertilizantes, fitosanitarios y otros) que, de ser aplicadas, podrían poner en serio riesgo el futuro de un gran número de cultivos y explotaciones agrícolas en nuestro país.
Además de las severas restricciones planteadas, se considera francamente equivocado ignorar la diversidad agrícola que, precisamente, es una de las señas de identidad y puntos fuertes de la agricultura europea, o la ausencia de un estudio del impacto sobre las consecuencias que podría tener aplicar las medidas propuestas al sector agrícola y alimentario, y, finalmente, el escaso realismo a la hora establecer el periodo en el que deberían alcanzarse sus objetivos en el año 2030, obviando que nos encontramos ante un mundo cada vez más globalizado no solo para las personas, sino también para la transmisión de aquellas amenazas en forma de plagas y enfermedades que aún hoy no se encuentran en nuestro territorio pero que previsiblemente afectarán a nuestros cultivos en los próximos años.
Si tenemos en cuenta que, en la actualidad y según los datos oficiales publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cerca de un 40% de la producción mundial de alimentos se pierde anualmente a causa de plagas y enfermedades en los cultivos, el campo de la sanidad vegetal es, y debe seguir siendo, clave para desarrollar soluciones que aseguren un mejor desarrollo de los cultivos. La Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) representa a las empresas fabricantes de productos fitosanitarios en España y aboga por la investigación y el desarrollo de este sector para ayudar al sector agrícola a avanzar, tomando como referencia criterios estrictamente basados en evidencias científicas y alejados de aquellos posicionamientos políticos sesgados, leyendas urbanas, bulos y medias verdades que se olvidan en más ocasiones de las deseables de que, como nos han educado desde nuestra infancia, con la comida no se juega.
Detectar las amenazas que pueden afectar a las cosechas, conseguir soluciones específicas para distintas plagas o enfermedades y evitar la proliferación de las malas hierbas que pueden afectar a las cosechas son algunos de los objetivos de las empresas asociadas en AEPLA. Los productos fitosanitarios son las medicinas de las plantas, y el resultado de años de trabajo e inversión en I+D+i. Pero la Sanidad Vegetal, como la humana es algo más. Además de las medicinas sintéticas, hay que sumar las soluciones de origen natural o biológico, las nuevas técnicas de edición genómica. y las herramientas digitales y de precisión para su uso inteligente.
Los retos de la seguridad alimentaria no se resuelven frenando con restricciones a un sector que ha demostrado de sobra su capacidad para adaptarse y progresar, sino acelerando la innovación, que consiste en traer nuevas ideas al campo e invertir en que sean posibles. Como parte de ese esfuerzo, el sector de la sanidad vegetal en Europa se comprometió, en 2021, a invertir (hasta el 2030) 4.000 millones de euros en bioprotección de cultivos y 10.000 millones de euros en tecnologías digitales y de agricultura de precisión. Sólo un año después lleva alcanzado el 44% y el 22%, respectivamente. El movimiento se demuestra andando. Si las Autoridades europeas y nacionales acompañan este camino, con una regulación inteligente, nuestra sociedad tendrá garantizada la seguridad alimentaria.