La cosmética sostenible bebe de la biotecnología
Los científicos están replicando productos botánicos en peligro de extinción o ingredientes de origen animal para producir versiones de sus activos naturales, que reducen el impacto negativo en el medio ambiente.
Borneo, la isla más grande de Asia y la tercera del mundo, es también la más salvaje de Indonesia. Sus bosques albergan una de las biodiversidades más ricas de la Tierra, formada por más de 15.000 especies de plantas y 1.400 de animales. Sin embargo, desde el año 2000 ha sufrido una pérdida de al menos un 39% de sus bosques debido al cultivo de aceite de palma, hecho que ha puesto a su ecosistema en peligro.
Y aquí, en su protección, entra en juego la biotecnología aplicada a la cosmética, que es “un conju...
Borneo, la isla más grande de Asia y la tercera del mundo, es también la más salvaje de Indonesia. Sus bosques albergan una de las biodiversidades más ricas de la Tierra, formada por más de 15.000 especies de plantas y 1.400 de animales. Sin embargo, desde el año 2000 ha sufrido una pérdida de al menos un 39% de sus bosques debido al cultivo de aceite de palma, hecho que ha puesto a su ecosistema en peligro.
Y aquí, en su protección, entra en juego la biotecnología aplicada a la cosmética, que es “un conjunto de técnicas, procesos y métodos que utilizan organismos vivos, o alguna de sus partes, para producir una amplia variedad de artículos”, explica el doctor Jean-Marc LeMaitre, director de investigación del Instituto Inserm. En definitiva, esta práctica aprovecha los organismos vivos y sus derivados, modificando su información genética, para recrear los ingredientes más amenazados del mundo, consiguiendo que a veces sean incluso más efectivos desde el punto de vista cosmético. A pesar de que la biotecnología parece algo innovador, “es una de las industrias más antiguas”, desvela Johanna Caron, del departamento de comunicación científica de Biotherm.
En Helena Rubinstein, por ejemplo, utilizan este método para extraer células madre de una planta de manera no invasiva. “Una vez obtenido el pequeño fragmento, se puede multiplicar mediante complejos procesos patentados que permiten disfrutar de un ingrediente muy preciado, raro y costoso, como es el caso de la flor de Edelweiss, una especie protegida que está presente en las fórmulas cosméticas de la firma, sin impactar en el medio ambiente”, explica el doctor LeMaitre. De hecho, tan solo se necesita un gramo de planta para producir mil millones de células vegetales. Además, “estas se pueden cultivar y cosechar con muy poca agua y un impacto ambiental mínimo”, añade.
Otra marca que ha confiado en esta técnica desde 1994 es Biotherm. La fracción probiótica Life Plankton, que es su ingrediente estrella, se ha producido mediante biotecnología desde entonces, por lo que no tienen necesidad de volver a obtenerlo de la naturaleza. Aseguran que el resultado de laboratorio es 400.000 veces más concentrado que el estado natural del activo y se produce 1.000 veces más rápido: en su fábrica de biotecnología tarda de seis a nueve horas en conseguirse, mientras que fuera se precisan de seis a nueve meses.
Los activos de mejor calidad de la industria cosmética se obtienen de cultivos ecológicos, y esto requiere que las tierras se dejen en barbecho durante al menos cinco años para evitar agotarlas y garantizar la calidad de cada cosecha. Y si esto no fuera posible debido a la grandísima demanda, se estaría mermando la calidad del principio activo”, concluye LeMaitre.