Noche en la Maison Colbert: así es la antigua residencia de Simone de Beauvoir convertida en hotel de lujo en París
En la última planta de este edificio de porte neoclásico del siglo XVII, que hoy homenajea en su interior a Sorolla, la escritora y filósofa francesa escribió ‘El segundo sexo’, obra cumbre del feminismo contemporáneo
Un suave aroma a cerezo envuelve a toda la Maison Colbert. Entre ese dulzor floral y el jardín que anuncia su entrada rodeada de mesitas de té, esta residencia del siglo XVII parece vivir en una primavera perpetua, aunque fuera llueva a cántaros y empape hasta la placa dorada que conmemora a su huésped más ilustre: Simone de Beauvoir. Han pasado más de siete décadas desde que la autora y filósofa parisina residiera en esta casa de porte neoclásico en la capital francesa, ahora convertida en hospedaje de lujo en manos de la cadena hotelera The Meliá Collection.
La presencia de madame de Beauvoir, al igual que su legado y las ideas que vertió en el ensayo El segundo sexo (1949), sigue latente entre sus paredes, ahora cubiertas de tonos pastel y turquesas frente al mobiliario moderno y las notas mid century de las habitaciones. Fue precisamente en la última planta del edificio, sede de la gran suite del hotel, donde la afamada escritora concibió esta obra, culmine del feminismo contemporáneo, que generó tanto revuelo y controversia con récord de ventas a su paso con sentencias conceptuales como: “La mujer no nace, llega a serlo”. El existencialismo de la época, la madurez de una vida entrada en los cuarenta o el activismo feminista corriendo por sus venas, alimentaron este texto de casi un millar de páginas que llevó el sello de Gallimard en su primera edición.
También fue un reflejo esperanzador de esa Francia liberada tras la II Guerra Mundial, que Simone de Beauvoir observaba desde su buhardilla en el número 7 de la Rue de l’Hôtel Colbert del 5º distrito, en pleno Barrio Latino. Esta tranquila vía que desemboca en el Quai de Montebello, el conocido paseo marítimo de la capital que envuelve a la Rive Gauche del Sena, cuenta con unas vistas privilegiadas a su catedral más famosa, Notre Dame, que el pasado diciembre reabrió sus puertas tras el incendio sufrido en 2019. Un entramado urbano que le debe su nombre a los estudiantes y académicos de la Sorbona parlantes del latín durante la Edad Media, y que en el ecuador del siglo XX se mantuvo como un lugar de conocimiento y creatividad en la ciudad.
El ambiente de este milenario barrio que inspiró a Beauvoir en su lucha feminista encandiló también a una multitud de escritores y poetas, que encontraron en la librería Shakespeare and Company (Rue de la Bûcherie, 37) un refugio perenne en París. Desde su apertura en 1951, esta tienda histórica que ocupa un antiguo monasterio del siglo XVI ha sido lugar de peregrinación para grandes literatos como Ernest Hemingway y James Joyce, además de escenario intelectual para numerosas películas, entre otras, la segunda entrega de la saga de Richard Linklater, Antes del atardecer (2004), o esa visión fantasiosa de la bohemia francesa que Woody Allen recreó en Midnight in Paris (2011).
Un homenaje al maestro de la luz
Aunque lleve el apellido del ministro francés de Finanzas de Luis XIV, Jean-Baptiste Colbert, no existen evidencias que aseguren al economista como propietario de esta noble residencia alzada en 1637. Concebido en sus inicios como un hôtel particulier (una mansión privada que daría paso a un hotel), Maison Colbert mantiene las guirnaldas de flores originales que decoran las ventanas del primero de sus cuatro pisos. Su imponente fachada de estilo neoclásico fue sede de la Biblioteca Rusa Turguéniev en 1938, hasta que las colecciones del más europeísta de los grandes escritores rusos fueron confiscadas durante la II Guerra Mundial.
Casi dos décadas después, sus techos y la fachada fueron reconocidos como patrimonio histórico de la ciudad, un valor inquebrantable que los arquitectos Álvaro Sans y su hija Adriana Sans mantuvieron a la hora de modernizar sus instalaciones. El Barrio Latino, conocido también como residencia de los pintores impresionistas que contó con Renoir entre sus vecinos, inspiró la remodelación del inmueble a través de la obra de Joaquín Sorolla, representante del movimiento en España. “Queríamos dotar al hotel de una presencia española, pero vinculada a la historia de París (...)”, explica Álvaro Sans. “La idea surgió de una magnífica exposición de Sorolla en el Reina Sofía de Madrid. Sentimos inmediatamente que la luz de las pinturas nos ayudaría a aportar color y alegría a los interiores a través de la mirada de un gran pintor español, y a vincularlos con la historia de la moda en la capital francesa”.
Siete colores presentes en la obra del pintor valenciano inspiraron la paleta que rige las habitaciones, los pasillos y el lobby, como el coral o el azul cian que templó las famosas escenas de Sorolla a orillas del Mediterráneo. Reproducciones de obras de principios del siglo XX, como Bajo el toldo Zarauz, dominada por los tonos arenas; o Paseo a orillas del mar, que revela la factura bohemia en los vestidos de la época, junto a otras escenas familiares en Biarritz y Valencia, se dejan ver en casi medio centenar de estancias y espacios comunes del hotel que conectan con ese art de vivre tan característico de París.
La gran suite María Sorolla, en homenaje a la primogénita del pintor, alberga en sus 54 metros cuadrados la antigua habitación donde Simone de Beauvoir escribió también la extensa novela Los mandarines (1954), acerca del nuevo papel de este grupo francés de intelectuales al término de la II Guerra Mundial. Clotilde García del Castillo, la musa y esposa de Sorolla que el artista retrató hasta la extenuación en vida (muchos de sus dibujos ataviada con vestidos de alta costura cuelgan por el edificio), es la segunda mujer protagonista de la Maison. La propia recepción acoge a los futuros huéspedes frente a una fotografía de la elegante burguesa junto a su marido, pieza clave en la proyección internacional de Sorolla incluso tras su muerte en 1923.
No es casualidad que su nombre de pila también sea el del restaurante que regenta Nina Métayer, chef reconocida como la Mejor Pastelera del mundo 2024 en los premios The World’s 50 Best Restaurants. Con una carta que homenajea a la mejor pastelería francesa para degustar a la hora del té o durante el brunch los domingos, Café Clotilde supone el gran broche a un día repleto de experiencias externas que propone el hotel, como un paseo privado por el Sena, una cata de vinos en la antigua cava del siglo XVII que ahora ocupa el restaurante Sola (12 Rue de l’Hôtel Colbert), descubrir los grandes símbolos de la ciudad como Grand Palais, la Torre Eiffel o Place Vendôme a lomos de un coche vintage, o una guía por los talleres artesanales que esconde el histórico distrito de Montmartre. Ese París que, siglo tras siglo, sigue inspirando a infinidad de artistas.