Columna

El limbo

Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias prometieron rejuvenecer la política, pero la están oxidando, incapaces de sentarse a negociar

Pedro Sánchez, este lunes en Níjar (Almería). EUROPA PRESS

Es difícil adivinar qué ocurrirá en la política española en las próximas semanas, pero es fácil pronosticar el resultado: España estará en el limbo. El repertorio de alternativas es amplio: ¿acuerdo PSOE-Podemos in extremis?,¿regalo envenenado de los votos morados a Sánchez?, ¿abstención patriótica de PP-Ciudadanos?, ¿elecciones con victoria socialista rotunda? ¿o triunfo pírrico? Pero en ninguno de estos escenarios se atisba rastro alguno de la voluntad reformista con la que los líderes de los cuatro grandes partidos se hicieron con los mandos de sus formaciones. Sánchez, Ca...

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Es difícil adivinar qué ocurrirá en la política española en las próximas semanas, pero es fácil pronosticar el resultado: España estará en el limbo. El repertorio de alternativas es amplio: ¿acuerdo PSOE-Podemos in extremis?,¿regalo envenenado de los votos morados a Sánchez?, ¿abstención patriótica de PP-Ciudadanos?, ¿elecciones con victoria socialista rotunda? ¿o triunfo pírrico? Pero en ninguno de estos escenarios se atisba rastro alguno de la voluntad reformista con la que los líderes de los cuatro grandes partidos se hicieron con los mandos de sus formaciones. Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias prometieron rejuvenecer la política, pero la están oxidando, incapaces de sentarse a negociar.

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La miopía de los políticos ha empeorado unas cuantas dioptrías. Su horizonte temporal ya no son cuatro años, sino cuatro meses, o semanas. Y deben hacer lo que sea para sobrevivir en la silla relevante para ellos, el trono de sus partidos. Gobierno o patria son conceptos demasiado borrosos para quien vive del aplausómetro en el plató del partido. Saben que si hacen cualquier chiste malo de los adversarios obtendrán las carcajadas del respetable militante. Y con eso basta. Ponerse serios tejiendo alianzas con los contrincantes políticos sería un disparate.

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Y, de momento, se lo pueden permitir. Es lo que nos diferencia de Italia, a la que hoy todos alaban porque dos partidos más bien de izquierdas, el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el Partido Democrático (PD), y que se llevaban tan mal como PSOE y Podemos, alcanzaron un acuerdo en el minuto de descuento. Pero eso no indica que las izquierdas italianas estén mejor que las españolas, sino todo lo contrario. M5S y PD andaban tan mal que buscaron esquivar a toda costa unas elecciones que hubieran encumbrado a Salvini.

En comparación, las izquierdas españolas están tan bien que pueden darse el lujo de volver a las urnas. No parece que las elecciones vayan a ser una gran tragedia para nadie, con lo que todos pueden permitirse una nueva comedia.

Aunque, obviamente, el desenlace no será muy distinto. Es casi imposible que haya más opciones de gobernabilidad que hoy: acuerdo de fuerzas progresistas (con o sin Gobierno de coalición), pacto PSOE-Ciudadanos, abstención del PP, o incluso una gran coalición. Todas estas iniciativas se dan en Europa. Pero, en nuestro limbo, no interesan a nadie.@VictorLapuente

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