¿Fiesta democrática o paellada electoral?

En plena campaña electoral se juntan 25.000 jóvenes alrededor de… ¡una paella universitaria! Ningún partido va a ser capaz de reunir ¿a la mitad? de personas en cualquiera de sus mítines

Miles de jóvenes asistentes al macrobotellón universitario organizado en el distrito marítimo de Valencia en 2014. MÒNICA TORRES

Escribía Scott Fitzgerald que las fiestas con mucha gente son muy íntimas y que en las fiestas con poca gente la intimidad es nula. Pues debe ser que eso —intimidad— es lo que andaban buscando el pasado jueves varios jóvenes en Valencia. Eso sí, intimidad a raudales, porque se juntaron nada menos que 25.000 para celebrar en el barrio de La Punta no una fiesta, sino “un fiestón”, según describían en la sección de Sociedad. Estaban convocados para el Festival Paellas Universitarias 2019. Esto último plantea varios interrogantes. ¿Ha habido más ediciones? ¿Hay otras especialidades culinarias dign...

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Escribía Scott Fitzgerald que las fiestas con mucha gente son muy íntimas y que en las fiestas con poca gente la intimidad es nula. Pues debe ser que eso —intimidad— es lo que andaban buscando el pasado jueves varios jóvenes en Valencia. Eso sí, intimidad a raudales, porque se juntaron nada menos que 25.000 para celebrar en el barrio de La Punta no una fiesta, sino “un fiestón”, según describían en la sección de Sociedad. Estaban convocados para el Festival Paellas Universitarias 2019. Esto último plantea varios interrogantes. ¿Ha habido más ediciones? ¿Hay otras especialidades culinarias dignas de festejar como Fideuás Universitarias, Horchatas Universitarias o Naranjas Universitarias? (Y no salimos de Valencia). Y, sobre todo, ¿qué tiene que ver la paella con la universidad?

“La Universidad. Esos días. Libertad pura. Dejar la casa. Las fiestas…” ponía E. A. Bucchianeri en labios de sus personajes. Sin duda, el genio de los promotores del “fiestón” —que no tenían permiso del Ayuntamiento, pero eso es otro detalle— ha sido ligar las palabras “fiesta” y “universidad” con “paella”. Pruebe el lector a organizar una paellada para un grupo grande de personas. Es de todo menos una fiesta. Que si paella valenciana o de marisco. O ambas. Que si yo le pongo esto o aquello. Que entonces no es paella. Que si el arroz más o menos tieso… Pero resulta que en pleno pistoletazo de la campaña electoral se juntan 25.000 jóvenes alrededor de… ¡una paella universitaria! (Sea lo que sea eso). Ningún partido va a ser capaz de reunir ¿a la mitad? de personas en cualquiera de sus mítines.

Y eso que todos los partidos se disponen a celebrar en poco más de una semana eso de la “fiesta de la democracia”. Francamente, quien escribe no puede estar más en desacuerdo con una expresión —una cursilada— que emplean los candidatos para no decir absolutamente nada durante las horas en que las urnas permanecen abiertas, pero garantiza salir en las noticias. De hecho, a nadie se le ocurre salir esa misma noche y decir: “Hemos perdido, pero ha sido un fiestón”. Igual de fiesta democrática puede ser la constitución del Parlamento, la formación del Gobierno o un brillante debate parlamentario. Al final, las elecciones no son como las fiestas, sino como las paelladas. La de servidor, de marisco.

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