Trampantojo

Creí que el libro era normal y Maduro el que tenía unas proporciones monstruosas y lo imaginé pisando la ciudad de Caracas cual Godzilla caribeño

Nicolás Maduro con una copia de la Constitución venezolana, el 9 de enero de 2019 en Caracas.REUTERS

Se publicó en portada de este diario una foto en la que aparecía Nicolás Maduro con un miniejemplar de la Constitución venezolana en la mano (no exagero, véanla, no era más grande que un paquete de cigarrillos).

Aquí han pasado dos cosas: o bien han reducido el número de los artículos que la componen, o bien el tamaño de la letra. Si es esto último está claro que Maduro no tiene presbicia y ve perfectamente lo que tiene delante de sus narices. Pero sucedió que a primera vista experim...

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Se publicó en portada de este diario una foto en la que aparecía Nicolás Maduro con un miniejemplar de la Constitución venezolana en la mano (no exagero, véanla, no era más grande que un paquete de cigarrillos).

Aquí han pasado dos cosas: o bien han reducido el número de los artículos que la componen, o bien el tamaño de la letra. Si es esto último está claro que Maduro no tiene presbicia y ve perfectamente lo que tiene delante de sus narices. Pero sucedió que a primera vista experimenté un trampantojo, creyendo que el libro era normal y Maduro el que tenía unas proporciones monstruosas. Acto seguido lo imaginé pisando la ciudad de Caracas, cual Godzilla caribeño. No pretendo frivolizar, no está el horno para bollos.

Nos lo recuerdan continuamente todos los analistas políticos, algunos con más profusión que otros. De los que he visto, el que se lleva la palma a la hora de relatar las desgracias que viven los venezolanos es Eduardo Inda. “Hay trescientos o cuatrocientos presos políticos”, dijo textualmente en la tertulia de El programa de Ana Rosa.

Obviando que entre una cifra y otra hay cien personas de diferencia, la noticia, de ser cierta, es estremecedora desde luego. Pero no quisiera detenerme en el fondo, más bien en la forma, porque cuando Inda enumera todas las catastróficas consecuencias del actual gobierno venezolano, alterna miradas a uno de los monitores (los hay distribuidos por todo el plató para comprobar la emisión): quiere revisar su imagen constantemente. Está claro que el tema le indigna, le duele y que su alma se aflige, pero nada impide esas pinceladas de vanidad. “Venezuela sufre una narcodictadura”, y entonces piensa: "¡Espera! ¿Estaré saliendo guapo?".

Señor Inda, no debe preocuparse, la verdadera belleza está en el interior, por cierto, no haga caso a lo que dice la gente, no parece usted mucho más mayor que Brad Pitt.

Y hablando de ilusiones que engañan haciendo ver lo que no es: ¡Ya ha salido la nueva encuesta del CIS!

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