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Aventuras en la nieve

Dormir en un castillo de hielo o bajo una aurora boreal en Finlandia. Cabalgar sobre un lago congelado de Suiza y hacer esquí nocturno en Girona. Diez experiencias únicas para disfrutar de la estación más fría del año

La fortaleza de hielo

El castillo de hielo y nieve de Kemi, en el golfo de Botnia (Finlandia), abre sus puertas cada invierno desde 1996. Esta temporada lo hará desde el 19 de enero hasta el 13 de abril (acceso: 29 euros; los niños, 17,40). En su exterior se encuentra rodeado por un kilómetro de murallas y torres de 20 metros de altura. Dentro reciben al visitante un restaurante con una barra y mesas de hielo, así como un hotel donde los huéspedes duermen sobre la nieve. Para ello se cubren con sacos adaptados a las condiciones árticas y una gruesa piel de cordero (la temperatura es de -5 grados, pero fuera alcanza los -30). El precio es de 350 euros la noche (dos personas, con desayunos). Otra atracción de la Laponia finlandesa es la estación de esquí de Ruka, en Kuusamo, donde las pistas suelen abrir en octubre y permanecen con nieve hasta finales de mayo. La mayoría están iluminadas para ser usadas durante la larga noche polar. Los aficionados al esquí de travesía pueden visitar los bosques boreales del parque nacional de Oulanka, con rutas señalizadas como la del Sendero del Oso. En Rovaniemi, el exclusivo Arctic TreeHouse Hotel ofrece 37 habitaciones modulares con paredes de vidrio térmico para dormir bajo la aurora boreal (desde 704 euros la noche).
Gilles Clarke (Getty Images)

Esquí nocturno en Masella

La estación de esquí de Masella, en Girona, cuenta con la mayor superficie de la Península para esquiar de noche, gracias a un sistema de luces en las 13 pistas de las cotas bajas y medias. Todas ellas están enlazadas por una red de siete remontes que salvan los 420 metros de desnivel que tiene el dominio de noche. Se puede practicar esquí nocturno los jueves, de 18.00 a 20.00, y los sábados, de 18.30 a 21.30. De día, Masella ofrece un trepidante descenso de más de 900 metros de bajada continua desde la cima de La Tosa (2.535 metros) hasta el Pla de Masella (1.600 metros), que atraviesa el bosque que cubre amplias zonas de la estación. (Fortfait de día: 44 euros; niños, 34).
Escena nocturna de esquiadores (Kai-Otto Melau)

Caminatas con raquetas

Corzos, lobos, jabalíes y osos merodean por los valles del norte de León, como el de Babia, reserva de la biosfera. Seguir su rastro con raquetas sobre la nieve es una de las actividades que los alojamientos rurales organizan los meses de frío. El Mirador de Babia cuenta con dos casas con capacidad para cuatro y seis personas por 98 y 144 euros al día. El Rincón de Babia, una posada de arquitectura tradicional leonesa, ofrece alcobas a partir de 57 euros la noche. Se trata de una de las comarcas más emblemáticas de la cordillera Cantábrica, a la que solían retirarse los reyes de León a descansar. De ahí la expresión “Estar en Babia”.
BSIP

Descender, flotar y volar

Cerler, en el Pirineo aragonés, es la única estación española donde está permitido el speed riding, una divertida variedad de esquí que sustituye los bastones por una minivela de parapente que permite flotar sobre la nieve y realizar vuelos cortos. Para practicar esta modalidad se requiere un nivel medio-alto de esquí (el equivalente a una pista roja) y realizar un curso de iniciación o de progresión de cuatro horas diarias durante cuatro o cinco días (350 y 450 euros, respectivamente). Además de Cerler, en los Pirineos se puede practicar este deporte en Vallnord (Andorra) y la estación francesa de Peyragudes.
Icon Sport (Getty Images)

Entre glaciares azules

El parque nacional de las Torres del Paine, uno de los campos de hielo de la Patagonia chilena, es un paraíso de actividades invernales. Aquí es posible deslizarse en kayak entre témpanos azules, practicar senderismo o escalada y realizar rutas a caballo por un paisaje de lagos, cascadas y afilados picachos de granito negro. Es la oferta que los escasos hoteles y albergues que hay dentro del parque —con precios desde 141 euros la noche hasta más de 1.000— incluyen con la estancia. Declarado reserva de la biosfera en 1978, en sus 242.000 hectáreas habitan guanacos, ñandúes, cóndores y pumas. Desde Punta Arenas, junto al estrecho de Magallanes, zarpan los dos barcos de la naviera Australis (el Stella y el Ventus), los únicos que navegan durante la primavera y el verano australes por los laberínticos canales de Tierra del Fuego. Siguen la estela del bergantín Beagle y Charles Darwin hasta el mítico cabo de Hornos y la ciudad argentina de Ushuaia. A partir de 1.440 euros por persona.
Felipe Arruda

Un balneario entre macacos

El parque de Jigokudani, en Japón, alberga a una tropa de macacos rojos, también llamados monos de las nieves. Hasta 200 primates de cara sonrosada habitan en este pueblo de onsen (baños de aguas termales) situado en la región central de la isla de Honshu, la principal del país. Por la mañana, estos simios —de los más inteligentes del mundo— descienden desde las montañas hasta las humeantes aguas del valle, atraídos por los silbatos de los cuidadores del parque, quienes les avisan de que el desayuno está listo. Jigokudani (que significa valle del infierno en japonés) debe su nombre a las fuentes termales que caldean esta garganta del río Yokoyu. Los visitantes pueden aproximarse con libertad a los monos y fotografiarlos desde muy cerca. Pero con precaución y respeto: no se permite tocarlos, ni asustarlos, ni darles comida.
Pablo Bonfiglio (Getty Images)

Heliesquí en Andorra

Del 11 al 17 de marzo, las pistas de Avet y Àliga, en Grandvalira, acogerán la final de la Copa del Mundo FIS de esquí alpino. Esta temporada se inauguran una plataforma artificial de 14.000 metros cuadrados sobre el río Valira y el Màgic Gliss, un tobogán de nieve de 555 metros de bajada donde se alcanzan los 40 kilómetros por hora (los menores de ocho años deben ir con un adulto). El Grandvalira Outdoor Centre ofrece la posibilidad de practicar heliesquí en sesiones de dos, cuatro o seis subidas en helicóptero hasta las cumbres de las montañas, con descensos freeride por nieve virgen (desde 210 euros por persona).
Esquí de alta competición (Alexis Boichard. Agence Zoom, Getty Images)

Auroras boreales en Islandia

El año pasado, dos millones de turistas viajaron a Islandia atraídos por sus cascadas, glaciares, géiseres y volcanes. La mayoría escogen ir en verano, cuando los días son largos y las temperaturas moderadas. En invierno, las condiciones son más duras y muchas carreteras están cerradas, pero a cambio es posible bañarse en las aguas geotermales de la Laguna Azul mientras cae la nieve o presenciar una aurora boreal. En Reikiavik, el faro de Grótta o la colina del bosque de Oskjuhlid son dos buenos enclaves para observar este fenómeno. Algunos hoteles ofrecen un servicio de despertador si aparecen las luces del norte en plena noche. Norwegian vuela en invierno a Reikiavik desde Madrid y Barcelona a partir de 130 euros, ida y vuelta.
Tommy Eliassen

Un refugio en Arán

Montgarri es una aldea abandonada en el noroeste del valle de Aran (Lleida) donde solo quedan algunas casas, la iglesia del siglo XVI y la antigua rectoría, que ha sido habilitada como refugio y ofrece alojamiento en habitaciones compartidas con ducha y media pensión desde 49 euros. En invierno solo se puede llegar con esquís, raquetas, moto de nieve o trineo de perros desde el Pla de Beret, a siete kilómetros de distancia. Se organizan excursiones nocturnas en moto de nieve con cena en el refugio por 145 euros. El menú incluye olla aranesa, chuletón de buey, magret de pato, postres y bebidas. Se sale a las ocho de la tarde y se regresa un poco antes de la medianoche.
Gonzalo Azumendi (AGE Fotostock)

Al galope sobre el lago

Monturas y jinetes de toda Europa acuden cada invierno desde 1907 a St. Moritz, en la región suiza de la Alta Engadina, para participar en las White Turf, carreras de caballos que se celebran sobre la superficie helada del lago (en 2019, el 3, 10 y 17 de febrero). Darse un baño caliente al raso en las piscinas termales de Leukerbad, en el cantón del Valais, donde el agua está a una temperatura de entre 28 y 43 grados, es otra de las experiencias invernales que se subrayan en la web de Turismo de Suiza. Para el alojamiento, destacan hoteles como The Cambrian, un resort de montaña en Adelboden, con interiorismo de Peter Silling. La impresionante piscina exterior de su spa, de 750 metros cuadrados, tiene asombrosas vistas a los Alpes berneses. Cuesta desde 209 euros la noche (dos personas, con desayunos y acceso al spa).
AGE Fotostock