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En busca de una tercera vida en el aire

Nació en 1944, y se resiste a dejar de hacer lo que sabe. La Auster Mark V del Aeroclub de Vitoria Heraclio Alfaro, sabe volar muy despacio, a 42 kilómetros hora. Participó en el desembarco de Normandía como avioneta de observación y traslado ocasional de algún herido; después de la contienda mundial, en 1955 llegó a Vitoria para enseñar a volar a muchos pilotos y hacer fotografía aérea, y ahora, a punto de cumplir 75 años desde que la Royal Air Force la pusiera en servicio, quiere irse otra vez al aire.

La Auster tiene una hélice de madera y su estructura es de tubo y tela, a la alta y su principal característica: el vuelo lento. Con un poco de viento de frente se convertían en auténticos puntos de observación.L. RICO
Tiene una configuración de piloto y copiloto delante y un asiento para dos detrás. Al ser de tela su peso es reducido, y podía compensarlo con más combustible para estar más tiempo en el aire.L. RICO
El panel de instrumentos era básico, pero avanzado para su época, al incorporar los instrumentos para poder volar, aunque con mucho riesgo, en condiciones de escasa visibilidad.L. RICO
Es un avión que no tiene el clásico volante, los llamados cuernos. Es una palanca y de doble mando, es decir piloto y copiloto lo pueden llevar, como la niña y el niño de la imagen.L. RICO
El niño comprueba como al mover el timón de profundidad se mueve la palanca de la carlinga del avión. Justo debajo está la rueda, el patín de cola, como se le llama. L. RICO
La exhibición de la aeronave genera mucha expectación. Bajo el ala lleva inscrita la matrícula, EC- AJR. Alfa Juliette Romeo, en lenguaje aeronaútico. Con ese nombre el final de su historia tiene que ser romántico.L. RICO
Imagen general de la Auster. Junto a las manos de la niña que parece empujar la avioneta está la toma de gasolina. Estaba ahí, sobresaliendo del chasis, para que el piloto pudiera respostar desde dentro con un embudo especial.L. RICO