Editorial

En pantalla grande

El Festival de Venecia ha aceptado películas de la plataforma audiovisual Netflix

El equipo de 'Roma', durante la presentación de la cinta en el Festival de Venecia.Andreas Rentz (Getty Images)

Fundada en 1997 como una empresa que enviaba DVD a domicilio en EE UU para comprar o alquilar, Netflix va a producir este año 80 películas, mucho más que cualquier estudio de Hollywood, y acumula 130 millones de clientes en 190 países (China es el único mercado importante en el que no está presente). Se trata de un actor imposible de ignorar en el sector audiovisual, que ha cambiado la forma de consumir televisión y que ha crecido a una velocidad gigantesca (ha duplicado el número de abonados en cuatro años). Tiene, por lo tanto, sentido que el Festival de Venecia haya aceptado seis películas ...

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Fundada en 1997 como una empresa que enviaba DVD a domicilio en EE UU para comprar o alquilar, Netflix va a producir este año 80 películas, mucho más que cualquier estudio de Hollywood, y acumula 130 millones de clientes en 190 países (China es el único mercado importante en el que no está presente). Se trata de un actor imposible de ignorar en el sector audiovisual, que ha cambiado la forma de consumir televisión y que ha crecido a una velocidad gigantesca (ha duplicado el número de abonados en cuatro años). Tiene, por lo tanto, sentido que el Festival de Venecia haya aceptado seis películas del gigante del cine y las series online sin tener la seguridad de que vayan a exhibirse en salas antes de estar disponibles para todos los socios de la plataforma. Se trata además de títulos importantes, realizados por directores de primera fila, como Roma, de Alfonso Cuarón, o 22 July, de Paul Greengrass.

El Festival de Cannes, el más importante del mundo, había cambiado sus normas para no exhibir películas que no hubiesen pasado anteriormente por los cines y que no respetasen la cadencia tradicional de un estreno: primero, las salas; luego, el resto de las pantallas.

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Venecia, pese a las críticas de los exhibidores italianos, ha cedido a una obviedad. Como dijo el director del festival, “no se puede parar la marea”. Netflix, a cambio, ha anunciado que alguna de sus películas serán exhibidas en cines durante unos días antes de entrar en el catálogo de la plataforma. Eso también tiene sentido: una cosa es aceptar la realidad del cambio tecnológico que vive el sector audiovisual y otra renunciar al espectáculo de una pantalla grande en una sala a oscuras (y, a ser posible, en silencio). Hay una cosa que ninguna tecnología podrá cambiar: no es lo mismo ver una película en una sala de cine que en un teléfono en el metro o en una tableta en casa. Una sala de cine siempre gana.

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