Bloqueo en Madrid

La Comunidad de Madrid celebra hoy su fiesta regional del 2 de Mayo sumida en la postración política, embarrada por escándalos de corrupción que han arrojado sospechas o acusaciones sobre los cuatro últimos presidentes autonómicos, todos del Partido Popular, y sin capacidad de reacción para jugar el papel de motor económico y de regeneración política que prometía hace escasos años y que le corresponde por tamaño y posición.

La reciente dimisión de Cristina Cifuentes por el escándalo del máster fraudulento y el hurto de unas cremas en un supermercado puede ser la puntilla de una era que ...

La Comunidad de Madrid celebra hoy su fiesta regional del 2 de Mayo sumida en la postración política, embarrada por escándalos de corrupción que han arrojado sospechas o acusaciones sobre los cuatro últimos presidentes autonómicos, todos del Partido Popular, y sin capacidad de reacción para jugar el papel de motor económico y de regeneración política que prometía hace escasos años y que le corresponde por tamaño y posición.

La reciente dimisión de Cristina Cifuentes por el escándalo del máster fraudulento y el hurto de unas cremas en un supermercado puede ser la puntilla de una era que se inició en 1995 con Alberto Ruiz-Gallardón, ahora investigado en el caso Lezo, que siguió con el escándalo del tamayazo —la traición nunca explicada de dos diputados socialistas que facilitaron en 2003 el Gobierno a Esperanza Aguirre, dimitida años después en la estela de los casos Gürtel, Púnica y Lezo—, y continuada con un Ignacio González acusado hoy de graves delitos. La corrupción ha ensuciado así las cuatro últimas presidencias, marcadas también por el enfrentamiento entre familias, los ajustes de cuentas y las vendettas que parecen estar en el origen de la caída de Cifuentes.

Durante este tiempo, la gestión de la Comunidad de Madrid ha conocido una constante inclinación por facilitar contratas a afines y negocios privados en la sanidad, la educación y hasta en las autopistas de pago que el Estado se ha visto obligado a rescatar, para escarnio de las finanzas públicas azotadas por la crisis y de una población sumida en los recortes. La herencia del PP es más que dudosa. Hoy, en concordancia con el declive de un Partido Popular alejado de las preferencias ciudadanas en las encuestas debido a la crisis en Cataluña y la parálisis en numerosos asuntos, el PP también se debilita a marchas forzadas en la Comunidad de Madrid. La encuesta realizada por Metroscopia con motivo del 2 de Mayo refleja un derrumbe de la intención de voto del PP, que pasaría de 48 a 25 escaños, mientras Ciudadanos ascendería de 17 a 48. El trasvase entre ambos es fulminante, y hasta los votantes del PP encuentran en el partido de Rivera un proyecto de futuro más convincente que en el suyo propio.

La credibilidad del Partido Popular está, así, lesionada. La de la oposición sigue pendiente de la salida que se logre dar a la situación provisional actual: Ciudadanos espera un nuevo candidato del PP para renovar su acuerdo de investidura, mientras el Partido Popular tiene dificultades para encontrar uno indiscutible con el que llegue en mejor lugar a las elecciones de 2019, y PSOE y Podemos no suman escaños para llevar a la presidencia a Ángel Gabilondo, el único que aprueba en la encuesta mencionada. El 65% de los preguntados por Metroscopia apuestan por “relevar al PP y que sean otros quienes gobiernen”.

La situación, sin embargo, está abierta, al igual que otros muchos problemas para los que el presidente Rajoy no parece tener prisa. Pero la credibilidad de las instituciones, las promesas de regeneración y la necesidad de una gestión eficiente deben abrir el paso a un Gobierno que sirva a los ciudadanos de la Comunidad de Madrid y no a los intereses partidistas.