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Haití, una mezcla de infierno y paraíso

El país tiene tanto potencial para atraer visitantes como dificultades para conseguir las infraestructuras que necesita la industria

En Haití la industria turística es muy limitada. Pero tiene un enorme potencial, y muchos ven a este sector como uno de los que pueden ayudar al país a salir adelante. En la imagen, un pescador en Saint Louis du Sud, al sudeste del país.
Saint Louis du Sud. Algunos de los atractivos de Haití son música, cultura a raudales, una gastronomía interesante, sol, las turquesas y cálidas aguas del Caribe, playas paradisíacas, parajes naturales, asombrosas cuevas y un gran patrimonio histórico.
El Fuerte de los Olivos, en Saint Louis du Sud, es uno de los muchos vestigios históricos que hay en la isla.
Un pescador arregla una red en Saint Louis du Sud, una zona con un gran potencial turístico, pero que todavía no está explotado.
Gaby Mesidor, de 27 años, es el guía del Fuerte de los Olivos. Aunque chapurrea algunas palabras de español, porque estuvo trabajando en Cuba, tiene que explicar la visita en francés con marcados toques de criollo, el idioma que habla normalmente la mayoría de la población haitiana, una mezcla de la lengua colonial con otras africanas.
Apenas existen lugares donde quedarse cerca de estos parajes, que se antojan una mezcla entre el paraíso y el infierno, según se mire al mar o a las condiciones de vida de quienes moran a su alrededor.
La basura por los suelos es una constante en Haití. Las playas idílicas no se libran de ella.
Jacmel es una de las ciudades más turísticas del país. Tiene un colorido paseo marítimo y bonitos edificios coloniales.
El carnaval es uno de los grandes atractivos turísticos de Jacmel. En enero, las comparsas preparaban las ‘máscaras’ para las fiestas.
Este manglar en Aquin, al sudeste del país, oculta la dura realidad de los habitantes que viven en tierra firme.