Simplemente te quiero, nada más

¿No estás enfadado conmigo? ¿No quieres un vídeo para una prima? ¿No te han contado que me río de tu olor a “chotuno”? ¿No quieres entradas para el teatro?

Getty Images

Me envío un amigo un “TE QUIERO” —en mayúsculas y vía whatsapp—, así sin más: sintético, inesperado. ¿Qué ocultaba? “Seguro, reflexioné, que quiere pedirme algo. A continuación a buen seguro, vendrá la solicitud: Joaquín, ¿me invitas a Viejovenes? Iré con dos compañeros de curro, serían tres entradas, si es mucho problema las compro.

O Joaquín ¿me grabas un vídeo para una prima que se casa este sábado? Se llama Rocío y el novio Juanfran, son súper fans. ¿Puedes hacerlo imitando a Manuela Carmena? Si es mucho lío déjalo, pero les va a hacer mucha ilusión. Se van a morir!!!!
...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me envío un amigo un “TE QUIERO” —en mayúsculas y vía whatsapp—, así sin más: sintético, inesperado. ¿Qué ocultaba? “Seguro, reflexioné, que quiere pedirme algo. A continuación a buen seguro, vendrá la solicitud: Joaquín, ¿me invitas a Viejovenes? Iré con dos compañeros de curro, serían tres entradas, si es mucho problema las compro.

O Joaquín ¿me grabas un vídeo para una prima que se casa este sábado? Se llama Rocío y el novio Juanfran, son súper fans. ¿Puedes hacerlo imitando a Manuela Carmena? Si es mucho lío déjalo, pero les va a hacer mucha ilusión. Se van a morir!!!!

O Joaquín, tengo un amigo que hace unas camisas arlequinadas espectaculares y te quiere regalar una. ¿Te podrías hacer luego una foto con ella puesta y colgarla en Instagram? Cero compromiso. ¡Todos quieren algo de mí! Los tengo calados. Pero no, aunque mi amigo estaba “en línea” escribir, no escribía nada. Ese “TE QUIERO”, continuaba suspendido.

Quizás sea irónico, puede que esté enfadado conmigo y me lo hace saber de esta manera tan críptica. Es verdad que últimamente no le llamo mucho; y que me inventé una patraña para no ir a su fiesta de cumpleaños; y que el otro día hablando con otro amigo hice bromas sobre su olor corporal… ¿Se habrá enterado de esto último? Seguro que el otro le ha ido con el cuento. ¡Maldición! Y el “TE QUIERO” seguía ahí, frío e inmisericorde. Finalmente no pude más y le llamé:

—Perdóname —fue lo primero que salió de mi boca— soy un cretino…

—¿A que te refieres Joaquín? —contestó riendo.

—¿No estás enfadado conmigo? ¿No quieres un vídeo para una prima? ¿No te han contado que me río de tu olor a “chotuno”? ¿No quieres entradas para el teatro? Entonces ¿Qué pretendías con tu mensaje?

—Pues decirte, simplemente que te quiero.

 

Archivado En