Cartas al director

Venezuela SOS

Por motivos familiares tuve que realizar un viaje a Venezuela las pasadas navidades. Aunque ya iba mentalizado y sabía que podía encontrarme con un país sumido en la crisis, la brutal realidad superó todas mis expectativas. Me encontré con un país cuyas infraestructuras se caen a pedazos, personas escarbando en la basura en busca de alimento y los supermercados y tiendas desabastecidos y a precios inalcanzables para la mayoría de la población. Tuve la oportunidad de visitar dos importantes ciudades, Valencia y Maracay, en las que la escasez de víveres y funcionamiento de servicios públicos com...

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Por motivos familiares tuve que realizar un viaje a Venezuela las pasadas navidades. Aunque ya iba mentalizado y sabía que podía encontrarme con un país sumido en la crisis, la brutal realidad superó todas mis expectativas. Me encontré con un país cuyas infraestructuras se caen a pedazos, personas escarbando en la basura en busca de alimento y los supermercados y tiendas desabastecidos y a precios inalcanzables para la mayoría de la población. Tuve la oportunidad de visitar dos importantes ciudades, Valencia y Maracay, en las que la escasez de víveres y funcionamiento de servicios públicos como transporte, electricidad y agua potable son mucho peores que en la capital. Las ciudades del interior estaban desabastecidas de combustibles. La red sanitaria del país está destruida, reina un enorme desasosiego en la población por la violencia callejera y por primera vez en su historia moderna cientos de miles de venezolanos han abandonado el país y otros tantos se plantean hacerlo a corto plazo. Los responsables de esta situación están dispuestos a perpetuarse en el poder y legitimarse a través de unas elecciones que se visualizan fraudulentas. No lo permitamos, ayudemos a Venezuela.— Alejandro Rodríguez Andara. Vitoria-Gasteiz.

 

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