Un concepto adaptable
Cuando se habla de “ciudades inteligentes” suele ser en términos de dotación de infraestructuras, eficiencia en la gestión de los recursos y desarrollo sostenible, con escasa o nula referencia a cuestiones relacionadas con el Estado de bienestar. Y uno se pregunta: ¿es acertado utilizar el término inteligente para describir un entorno social avanzado en ciencia y tecnología pero deficitario o involucionista en la vertiente humanitaria? Qué es el progreso: urbes con vehículos sin conductor circulando por calles con personas pidiendo en las puertas de los supermercados; localidades con pantallas...
Cuando se habla de “ciudades inteligentes” suele ser en términos de dotación de infraestructuras, eficiencia en la gestión de los recursos y desarrollo sostenible, con escasa o nula referencia a cuestiones relacionadas con el Estado de bienestar. Y uno se pregunta: ¿es acertado utilizar el término inteligente para describir un entorno social avanzado en ciencia y tecnología pero deficitario o involucionista en la vertiente humanitaria? Qué es el progreso: urbes con vehículos sin conductor circulando por calles con personas pidiendo en las puertas de los supermercados; localidades con pantallas en lugares públicos ofreciendo información en tiempo real sobre la contaminación ambiental y las condiciones meteorológicas mientras hay ciudadanos buscando un cajero automático libre para pasar la noche; espacios controlados por las tecnologías de la información y comunicación (TIC) donde muchos niños carecen de acceso a Internet por pertenecer a familias en situación de precariedad. Por lo visto, inteligente es un concepto variable y adaptable al recipiente de las opiniones, proyectos e intereses.— Alejandro Prieto Orviz. Gijón (Asturias).