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Adiós, espumillón

El interiorista y diseñador Guille García-Hoz lleva años reivindicando la necesidad de introducir un elemento insólito en la decoración contemporánea el humor

Sin la mesa puesta

No todas las cenas de Navidad son numerosas y clásicas. Algunas ganan en calidez cuando se organizan como “una reunión de amigos desenfadada y sin rigidez. Una fiesta sin etiquetas, más relajada”, explica el interiorista Guille García-Hoz. Para estos casos, propone sustituir la mesa formal por otras auxiliares y tibores. Las de la imagen —de Hola Guille— están situadas sobre una alfombra de Aunty B y rodeadas por sofás de Moanne Design, junto a los que dormita Malafú, el podenco del interiorista. Las bandejas forman parte de una edición limitada producida por el Centro Cerámico Talavera con motivo de la celebración de sus primeros 25 años de historia y están diseñadas por Luis Sánchez Parejo, Brianda Fitz-James Stuart, Miranda Makaroff y Sirographics. Hay dos cuberterías: una dorada (de Seletti para Isolée) y otra en tonos cobre (de Primark). El candelabro en forma de sierra es de Seletti, y la cristalería en rojo y ámbar, de Vista Alegre. El champán es Moët & Chandon Rosé Impérial. El arreglo floral de Orquídea Drácula está inspirado en Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1990) y aporta un toque inquietante a gladiolos, anthuriums, calas y fresias mediante una capa de pintura rosa como la de los salones de la película.

Asier Rua

Un árbol sin hojas

“El árbol de Navidad se puede reformular con una composición de platos, u otros elementos, como esta —colgada de la pared— que respete la forma tradicional del abeto. Es más ecológico que un árbol natural y más estético que uno de plástico”, explica el diseñador e interiorista, que ha colgado en esta propuesta una selección de piezas artesanales de creadores nacionales e internacionales. La loza ilustrada con la estrella, la cabeza de caballo y las ballenas es de Magpie; con las mariposas, del Centro Cerámico Talavera; con las cabezas de lobo, oso, tigre y zorro, del ilustrador Xavier Macpherson; con las de ciervos, cebra y guepardo en azul, de Favorito Studio; con los ciervos y cervatillos de colores, de Abe The Ape, y la máscara de gato, de Hola Guille.

Asier Rua

Diciembre tropical

“Solemos pensar que en estas fechas siempre hace frío y nieva, pero hay sitios donde eso no sucede. He querido recrear unas fiestas más tropicales, con luces y algunos elementos que recuerdan al frío, como las aechmeas heladas y los amarantos de Orquídea Drácula. Intentemos que la Navidad no consista en desenterrar adornos polvorientos”, reivindica el interiorista. Todas las figuras de cerámica proceden del Centro Cerámico Talavera, y algunas de las piezas, diseñadas por Guille García-Hoz, tienen nombre propio. Así sucede con el Lémur Eliso, la Ballena María Cristina, la Elefanta Maribel, el jarrón con orejas y el juego de cuencos Persecución.

Asier Rua

Corona o corazón

“La Navidad es una época muy sentimental y visceral, y esto es lo que representa esta corona. Son fechas en las que las emociones pululan a tu alrededor, como las golondrinas de cerámica que vuelan en la misma dirección”, explica García-Hoz. Por supuesto, no hay ni rastro de acebo, espumillón ni bolas de espejo. Aquí la hiedra pintada de negro (de Orquídea Drácula) circunda un corazón de cerámica, obra de la artista Nuria Blanco. Las golondrinas de cerámica en blanco y negro son un ejemplo de una de las tradiciones artesanales más antiguas de España. En este caso, producidas en talleres de Manises (Valencia).

Asier Rua