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Las lecciones no aprendidas de la historia

El proyecto fotográfico Nunca jamás sobrepone imágenes del éxodo de los Rohingya de Myanmar con otras de distintas tragedias, como el genocidio armenio o la guerra de los Balcanes

Los rohingyas son una de las etnias más perseguidas del mundo. El Gobierno les niega la ciudadanía y los derechos básicos y son víctimas de la violencia, el odio y las violaciones. Se calcula que 1,3 millones de rohingyas viven en Birmania sin saber cuál será su futuro.

Los musulmanes de Birmania que no han huido del país han sido trasladados a la fuerza a los campamentos. En la fotografía, una mujer camina en el centro para desplazados internos. La policía les dice que no pueden salir del campo "por su propia seguridad".

Ereván, Armenia. Una mujer mayor limpia el monumento levantado para honrar y preservar la memoria de los armenios que murieron en el genocidio perpetrado en la actual Turquía. Un millón y medio de personas perdieron la vida en la matanza.

Birmania/Armenia

Unos niños juegan en un campo de refugiados de Bangladesh. Los menores cuidan de sus numerosos hermanos. Nadie sabe cuánto tiempo se quedará aquí y a qué clase de futuro tendrá que enfrentarse. Las rudimentarias cabañas están hechas de madera, planchas de acero y láminas de plástico. Durante la estación de lluvias muchas veces se inundan y se arruinan, lo que obliga a sus habitantes a reconstruirlas. Pero no es tarea fácil dada la escasez de materiales y sus precios elevados.

A los refugiados no se les permite trabajar fuera del campamento, y los empleos que hay en él son difíciles de conseguir y están muy mal pagados. Muchos refugiados aceptan trabajos por la mitad del salario que se paga fuera del campo, lo cual a menudo suscita la animadversión entre los habitantes de Cox's Bazar. Hay casos de agresiones, robo y asesinato. Fuera del campamento, los rohingyas no pueden esperar la ayuda de la policía porque les está prohibido salir de él y de los lugares de trabajo.

Góra Kalwaria, Polonia. En la Segunda Guerra Mundial, 100 judíos fueron fusilados delante de estas puertas. Todavía se ven las huellas de las balas. Actualmente, las puertas han sido trasladadas al cementerio judío de la ciudad y se han convertido en un símbolo de lo que le sucedió a la comunidad judía de Góra Kalwaria.

A los judíos que vivían en el gueto de Góra Kalwaria les estaba prohibido salir de sus límites por su cuenta. Se les obligaba a llevar un brazalete con la estrella de David y a realizar trabajos extenuantes como la construcción de barracones para el ejército o la reparación de carreteras. Trabajaban 10 horas al día sin salario ni comida.

Hasta mediados de la década de 1940, los judíos compraban la comida utilizando cartillas especiales. Más adelante, los alimentos eran distribuidos por la comunidad judía. En los alojamientos, las condiciones eran muy difíciles. A veces, en una habitación vivían entre 10 y 12 personas. El hambre y las fiebres tifoideas eran una auténtica plaga.

Bangladesh/Polonia

Unos niños se distraen en los edificios abandonados del campo para refugiados internos rohingyas. Al ser especialmente vulnerables, los niños son también blanco de los traficantes de personas. A menudo son víctimas de abusos y se les obliga a trabajar, a veces mendigando y vendiendo droga. También abandonan el país y llegan a otros lugares, como Bangladesh y Malasia, por su cuenta. A algunos les prometen buenos trabajos que les permitirán enviar dinero a su casa y ayudar a su familia. Otros son secuestrados. Las consecuencias del conflicto serán perceptibles durante generaciones.

Moldavia. Monumento de un soldado soviético en la antigua república de la URSS. Moldavia es uno de los países más pobres de Europa. Mucha gente abandona sus hogares y a sus familias (niños incluidos) para buscar un trabajo digno en el extranjero. En el país, todavía hoy se pueden apreciar las consecuencias de los conflictos y los regímenes pasados.

Birmania/Moldavia

Dala Banu huyó de Birmania con su marido. Pasaron varios días en la selva, escondiéndose e intentado llegar a un sitio en el que su familia estuviese a salvo.

Actualmente, Dala vive en el campamento de Kutupalong, en Bangladesh. Por desgracia, no resultó ser un buen refugio. Los delincuentes del campamento violaron a su hija.

Spac, Albania. Campo de trabajo y cárcel en la que el régimen comunista de Enver Hoxha encerraba a los "enemigos del Estado" y los condenaba a realizar peligrosos trabajos en las minas.

Los guardas imponían los castigos. "A los que sorprendían holgazaneando o haciendo comentarios políticos indebidos les daban una paliza. Había incluso un sitio separado, llamado 'cuarto de aislamiento', en el que torturaban a los prisioneros", recuerda Adem, un excautivo que pasó 20 años en Spac. "Las mujeres tampoco se libraban. Les daban palizas, las violaban, y cuando se quedaban embarazadas, las obligaban a abortar".

Bangladesh/Albania

Un niño rohingya en el campo de refugiados de Leda, en Bangladesh, donde ha encontrado refugio esta minoría musulmana procedente de Birmania. La mayoría de los habitantes de estos campamentos son niños.

Los refugiados cuentan que su situación en estos lugares es extremadamente difícil. Las raciones de comida son más pequeñas de lo que dicen las autoridades. En vez de seis kilos de arroz, aseguran que les dan cinco. Las raciones de comida y las cartillas (llamadas libro de familia) se han convertido en una forma de protección contra las deudas. Muchos niños sufren malnutrición. La atención médica es muy deficiente o inexistente.

Un solicitante de asilo afgano en la frontera entre Serbia y Hungría (2015) muestra sus manos infectadas mientras espera que llegue una ambulancia a la vieja fábrica de ladrillos abandonada de Subotica. El edificio se ha convertido en un refugio temporal para las personas de paso en su viaje hacia la Unión Europea.

Los refugiados y los emigrantes han recorrido un camino lleno de dificultades y peligros para llegar a las fronteras europeas. Están cansados, a menudo heridos, y han contraído infecciones debido a la falta de asistencia médica. Con frecuencia han sido víctimas de malos tratos.

Bangladesh/Serbia

Nurul Islam vive en el campo de refugiados de Kutupalong, en Bangladesh. Huyó de Birmania en 2013 después del ataque de un grupo de budistas que asaltaron la mezquita.

Nurul nació en el pueblo de Kyaukto. Llegó a Bangladesh en barco junto con otras 50 personas procedentes de esa localidad birmana. El viaje de dos días le costó 10.000 kyats.

Quiere continuar sus estudios en Bangladesh y ser profesor de ciencias. Intentó acceder a una madrasa, pero en el nuevo país le pedían el certificado de nacimiento. Entonces se fue a otra donde 80 personas aprenden birmano, inglés, árabe y urdu. Habla de los rohingyas y de su alfabeto. Su familia no quiere abandonar Birmania. "Iré a donde Alá me lleve", asegura.

Camboya. La Oficina S-21 (también llamada "la máquina de la muerte") era un centro de interrogatorios, torturas y exterminio creado en la sangrienta época del régimen de los Jemeres Rojos (1975-1979). En la pared de una de las celdas se ven los números de los prisioneros. De 17.000 personas, solo 14 salieron con vida. Actualmente es un museo del genocidio.

El régimen de los Jemeres Rojos cerró colegios, universidades, hospitales y otras instituciones. Muchos profesionales, entre ellos abogados, médicos, maestros, ingenieros y científicos fueron asesinados. Se prohibió la religión y se ejecutó a los monjes. Saber un idioma extranjero o llevar gafas era un peligro mortal.

Bangladesh/Camboya

Sajida Begum vive en el campo de refugiados de Kutupalong, en Bangladesh. La detuvieron cuando intentaba llegar a la ciudad de Tekanf. "Nuestro futuro depende del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, que puede trasladarnos a otro país", cuenta. Ella quiere ir a Irlanda, donde vive su amigo.

Su padre, que había sido jefe del pueblo, fue asesinado por los nasaka, y su madre se volvió a casar. Sajida tiene dos hermanos y dos hermanas. Algunos de ellos viven fuera del campamento.

Edificio destruido en Sarajevo, en Bosnia Herzegovina. El sitio de la capital bosnia fue el más largo de la historia contemporánea. Duró casi cuatro años, a lo largo de los cuales murieron más de 11.000 personas. En la ciudad quedan todavía muchas huellas de la guerra.

Bangladesh/Bosnia Hercegovina

Esta lápida de la ciudad de Sittwe es uno de los raros recuerdos que quedan de los (ya antiguos) habitantes rohingyas. A raíz de los ataques y las matanzas, la minoría musulmana fue trasladada a la fuerza e instalada en los campos de refugiados situados dentro y fuera de la ciudad.

Tranches, Nagorno Karabaj. Un soldado se dirige a la frontera. La disputa por Nagorno Karabaj, que desembocó en un prolongado y sangriento conflicto con Azerbayán, comenzó a finales de la década de 1980 y continúa hasta hoy.

"Para nosotros es normal crecer sin padres ni abuelos. En mi clase, en el colegio, muchos niños no tenían una familia entera. Yo era una de ellos", cuenta Anahit, una joven de Stepanakert. "Pero, tristemente, nos acostumbramos. A nadie le sorprendía".

Birmania/Nagorno Karabaj

Abdul Rahim, un refugiado rohingya de Birmania. Actualmente vive en Bangladesh, en el pueblo de Naziratek, cerca de Cox's Bazar. Los solicitantes de asilo no registrados que viven fuera de los campamentos no tienen la condición de refugiado ni reciben raciones de alimento. Muchos de ellos corren grandes riesgos trabajando en barcos pesqueros aun en las peores condiciones meteorológicas, mientras que los habitantes de Bangladesh prefieren no hacerlo.

Rahim también es pescador. Su hijo, Mohamed Yasin, decidió embarcarse e intentar llegar a Malasia, donde es posible encontrar trabajo y obtener la condición de refugiado. Por desgracia, la mafia lo capturó, y seguramente lo llevó a un campo de trabajos forzados. Su familia no tenía dinero para liberarlo (lo cual suele costar entre 100.000 y 200.000 takas). Desde entonces no han vuelto a saber de él.

El barco 'Elefteríos Venizelos' se utiliza para trasladar refugiados y emigrantes desde las islas griegas a Atenas. A Grecia llegan cada día miles de afganos, iraquíes, sirios y personas de otras nacionalidades. Muchos de ellos mueren por el camino a "tierra segura".

El 'Elefteríos Venizelos' se construyó en el astillero de Gdynia, en Polonia, en 1992. Sin embargo, la mayoría de los polacos no quieren solicitantes de asilo de Oriente Próximo y el Norte de África, África y Asia en su país.

Bangladesh/Grecia

Ruinas de la casa en la que vivía un grupo de rohingyas que tuvo que abandonar su hogar para ser trasladado a la fuerza a un campo de refugiados internos. La casa de Aung Tuin Tay, un nuevo habitante del distrito, linda con las ruinas. En el barrio se están instalando cada vez más recién llegados.

Mariupol, Ucrania. Pintada en la pared de la casa de un soldado actualmente de servicio en el frente del este. La pintada dice: "Te estamos esperando".

Birmania/Ucrania