Divas huracanadas

Existe positividad en el desastre y belleza en la catástrofe

Lady Gaga, durante la presentación de su documental en Toronto.GEOFF ROBINS (AFP)

Me quedé en Miami, muy cerca del paso del huracán Irma, porque una aerolínea me dejó varado, sin otra opción. Hoy quiero confesar, como Pantoja, que ha sido una gran experiencia, solo comparable a la primera vez que Ana Obregón me contó cómo aliviaba su vejiga en las interminables grabaciones de ¿Qué apostamos? Para mí son dos momentos de supervivencia importantes. Cuando Irma estuvo enfrente mío, inflándose del agua caliente y salada de la bahía de Brickell, me di cuenta de que...

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Me quedé en Miami, muy cerca del paso del huracán Irma, porque una aerolínea me dejó varado, sin otra opción. Hoy quiero confesar, como Pantoja, que ha sido una gran experiencia, solo comparable a la primera vez que Ana Obregón me contó cómo aliviaba su vejiga en las interminables grabaciones de ¿Qué apostamos? Para mí son dos momentos de supervivencia importantes. Cuando Irma estuvo enfrente mío, inflándose del agua caliente y salada de la bahía de Brickell, me di cuenta de que existe positividad en el desastre y belleza en la catástrofe. Esa visión me permitió drenar, convertir el huracán en una terapia. Pensé en muchas personas, buenas y malas, recordé y olvidé rencores. Y llegué a creer que el famoso ojo del huracán era más bien una puerta hacia una nueva dimensión.

Irma ha dejado varias lecciones arremolinadas. Una de ellas es la crítica hacia el alarmismo en los medios de comunicación, que abusaron de las emociones y usaron el pánico como ingrediente para aumentar sus audiencias. La alarma que generaban fue volviéndose otro huracán que al final quedó maltrecho cuando la energía eléctrica colapsó y ningún televisor quedó encendido. Fue allí cuando las redes sociales volvieron a ganarle el pulso a lo analógico. Y crearon otro vendaval y un nuevo debate: ¿qué se debe subir y compartir en una red social cuando un huracán devasta poblaciones? En algunos de los vídeos que mis compañeros y yo mismo compartíamos había suficiente narcisismo para convertir a la madrastra de Blancanieves, esa mujer tempestuosa e incomprendida, en una atareada ama de casa.

Irma también ha arrinconado importantes eventos. A mí me ha dolido la muerte de Pierre Bergé, el gran mecenas y filántropo francés, compañero y socio de Yves Saint Laurent (un divo envuelto en tormentos), así como el cerebro detrás del huracanado viaje de esa firma de moda a uno de los grandes imperios económicos franceses. Bergé jamás ocultó su identidad, ni personal ni política ni de tiburón empresarial, y ese era su principal atractivo. Cuando lo conocí, en Madrid junto a Paloma Picasso, tuve la sensación, perfumada de narcisismo, que me miraba como si yo fuera un joven Saint Laurent. Estoy seguro de que mucha gente percibía su mirada de esta manera pero yo me sentí tocado y lamento no habérselo comentado. Solo pude agradecerle su participación en el documental L' Amour Fou, donde narra su vida junto al gran diseñador y los objetos, cuadros y casas que coleccionaron durante su vida en pareja. Es uno de los reportajes más aspiracionales que he visto.

Pierre Berge, en París.STEPHANE DE SAKUTIN (AFP)

Una ventolera no se lleva todas las preocupaciones, estoy ligeramente consternado por el anuncio de Lady Gaga, quizá la penúltima diva huracanada, de que planea dejar temporalmente la música. ¿Qué? Juan Manuel, uno de mis refugiadores durante Irma, me dijo que es porque ya no vende como antes. Casi me vuelvo un tornado allí mismo. ¿Por qué se le exige a las divas que solo tengan números uno? Lady Gaga, como Juan Gabriel, como Rocío Jurado, como Madonna, tienen éxitos que nos acompañan incluso en momentos tan íntimos como atravesar un huracán. Encuentro que cuando aparecen este tipo de titulares anunciando abandonos es porque la artista está siendo presionada y desviada del camino que se trazó para ser quien es. Lady Gaga, escúchame bien, no caigas en esa trampa. Lucía Bosé siempre defendió que una actriz jamás se retira porque sus películas siempre quedan.

Profundizando en las declaraciones de Lady Gaga, descubro que padece de fibromialgia. ¡La enfermedad de la Campanario! Tuve que controlarme y no volverme un vendaval de gestos. ¡Dos mujeres tan aparentemente distintas afectadas por el mismo dolor! Llegué a pensar que la enfermedad las escoge como embajadoras. En el caso de Gaga, nos la aparta, la retira por un tiempo. En el de Campanario, nos la coloca en casa, todos los días incluso en bañador. Se me ocurre que para Campanario sería un orgullo, como odontóloga, que gracias a ella todo un país sepa lo que es la fibromialgia. Pero también me interesa esa llamada secreta entre Belén Esteban, princesa del pueblo y huracán mediático, con su archienemiga, ingresada en un centro sanitario. Belén lo contó en su programa pero, al parecer, no pueden realizarse ese tipo de llamadas en centros de rehabilitación. ¿Cómo lo consiguió Belén? ¿Ha hecho bien en hacer pública esa llamada tan privada? Son cuestiones pendientes que conservaré para preguntarle al ojo del siguiente huracán que se me acerque.

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